Páginas

jueves, marzo 17, 2011

EL JULI: "MANDON RAMPLON"

Sí hay algo que nadie puede negar en la temporada 2010, es la trayectoria repleta de triunfos de Julián López “El Juli”, en unos sitios certificados con orejas aclamadas por la masa poseída por la locura y en otros hurtados, como si de un roba gallinas se tratara, por los ocupantes del palco.
Triunfos aclamados por esa masa furibunda, por la prensa especializada en cantar triunfos sin decir nada sustancial y reconocidos por empresarios y ganaderos. No hay ciudad en fiestas donde no acuda el madrileño, donde no provoque la locura, como si de una Marta Sánchez rejuvenecida se tratara, en medio de la tropa en el Golfo.

Pero siempre existe un pero, EL JULI no acaba de convencer a un grupito de“amargaos”, que no saben o no quieren dejarse enamorar con sus excelsas cualidades de profesional del torero. Hay incluso quien opina que este reconocimiento se le niega simple y llanamenteporque no cae bien, porque estos caballeros padecen de manía persecutoria y hacen de El Juli el centro de sus iras, sus frustraciones familiares, laborales o por-que su equipo sigue sin ganar un año más. Todo puede ser, habría que estudiareste fenómeno con más detenimiento.

Lo que ocurre es que quizás pueda haber una alteración en la escala de valores de la tauromaquia pasada, esa cosa vetusta que algunos se empeñan en mantener viva y la moderna, en la que se aprecia mucho más el que un torero puntúe en todas la plazas, aunque sea sacando un empate ramplón, pero que al  la temporada le haga enseñorearse en la clasificación de orejas, patas, asaduras y criadillas en salsa de soja. Por esta reglade tres, el torero madrileño, de un pueblo de Madrid, pasará a los anales de la historia del arte junto a aquellos que también encabezaron las listas de número de películas, de recaudación o de discos vendidos.Yo no le voy a negar los triunfos estadísticos a El Juli, pero si me gustarían dos cosas: que sus súbditos taurinos entendieran la posición de esos “amargaos” y que me pudieran dar una explicación lo suficientemente convincente que me empujara a abrazar su fe. Estoy seguro que habrá alguien que me descubra el porqué de esta trayectoria que arrolla en la temporada española. Yo, de todas formas,me voy a adelantar y a expresar mis porqués, que no sé si coincidirán con los de esos “amargaos”. Imagino que no porque hasta el momento vivo feliz con mi familia, mis amistades y hasta puedo celebrarlas alegrías que últimamente me da mi equipo. A mí me encantaría que “El Juli me enamorara”. Menudo chollo, cada semana un alegrón de grandes magnitudes. Pero es ponerme a verle torear y seme cae el alma a los pies. Con el capote nunca le he considerado un maestro, por ser un torero que dejó de lado las suertes fundamentales,  verónica y media verónica, a favor de los quites en los que el capote parecía mas un “ala delta” que un instrumento apto para la lidia con el poder a un animal para prepararlo para la muerte. Tampoco ha sido El Juli un excelso lidiador, es más, en ocasiones parece un mero espectador que pasa como puede esos infumables trámites que preceden a la faena de muleta, de las que algunas, además de eternas, resultan pesadas y sin cualquier atisbo de arte.
Empezamos el año 2010 en Sevilla. Allí se nos dijo que había dado una auténtica clase de torería, profesionalidad y no sé cuántas cosas más. Y todo lo que pudimos comprobar es cómo se pasaba de lejos a un “torillo”, que seguía la muleta como un cordero. Mucho pase, casi siempre embarcando al toro con el pico de la muleta, que viaja cómodamente entre losdos pitones, como si fuera sentado en el butacón del testuz del animal, para acabar abandonándolo allá en las lejanías,mientras el matador se retorcía y alargaba el brazo de forma poco decorosa. En el mejor de los casos se recolocaba con un horrible y exagerado paso atrás, sin ninguna naturalidad, como si estuviera realizando un esfuerzo titánico, más propio del forzudo de un circo que de un torero. Habrá quien me diga que el esfuerzo que exige el enfrentarse a untoro es máximo, estoy de acuerdo, pero al torero no se le debe notar, el torero es un artista, no un minero de León.
Esta misma faena la repitió en Madrid, pero como la gente le tiene manía y el presidente es un sieso, pues no se reconoció el mérito que su toreo tenía. En Madrid nos regaló una faena como si fuera un buen taco de fotocopias,igual que si nos hubiera enjaretado eltemario de una oposición a juez, largo,espeso, soporífero y pareciéndonos todolo mismo. Y esto mismo se ha ido repitiendo en numerosos lugares, venga orejas yorejas y quien no se las da es un malaje. Pero es que Julián no se da cuenta de que ya cansa, aburre y hasta cabrea. Y no es que haya una panda que ya vaya“amargá” a la plaza, es que sale “amar-gá” de ella.
También ha habido toreros que tapaban cualquier defecto con la espada, peroes precisamente la suerte suprema la máxima expresión de lo que es su torero, un compendio de trucos y triquiñuelas efectistas, que distan mucho decorrecta ejecución de las suertes.Se haespecializado y ha perfeccionado el famoso “julipié” (término acuñado porJoaquín Monfil hace años).  Esa es la mayor aportación de El Juli a la fiesta,
lo cual no es gran cosa y mejor que pronto cayera en el olvido...
De todas formas estoy convencidoque mañana o pasado volveremos a tener noticias de los triunfos, que no éxitos, de Julián López “El Juli”, volveremos a oír que se le han robado orejas en no sé qué plaza, pero volveremos a ver cómo el aficionado “amargao” sigue sin entender el por qué de todo esto. Quizás, aunque
fuera por un minuto, alguien podría plantearse la causa de este desencuentro,aunque también podría decir que ¿paqué? Para unos una forma demasiado ramplona de mandar en el toreo, paraotros una injusticia  continua que no llegan a entender. Pues allá ellos.
Enrique Martín
Aficionado de Madrid
Publicado en
torosgradaseis.blogspot.com

2 comentarios:

  1. Interesante artículo,así está la fiesta,manda el cabo.La afición a los toros es apasionada,pero sobre todo se nutre de amor a la fiesta.
    Las figuras y la prensa a su servicio,dicen que el público de Madrid "no los deja torear".
    Sencillamente desprecian lo despreciable y aplauden lo que tiene mérito,porque los ventajistas no se pueden ir de rositas;a pararle los pies de salida.Reprochan lo del pico y demás alivios,lo hacen cuándo debe ser y no hay nada personal,se basan en el orden y la pureza de la lidia.La prensa con esa postura aduladora tapa estos desmanes y contribuye a la decadencia de la fiesta.Hacer una crítica veraz es el reclamo de todo verdadero aficionado.
    En lugar de defender y orientar al público se dedican a tapar el fraude del toreo moderno y ventajista.Quisieran echar de la plaza al verdadero aficionado y quedarse con el público de aluvión que pide orejas a granel y abronca al juez por no otorgarlas.La prensa taurina,poco habla de los toros,no van al grano,precisamente lo que más falta hace en este momento.

    Le Romo.

    ResponderEliminar
  2. Hace algunos años,no había orejas para quienes no hicieran la suerte de matar como debe ser.
    Ahora en cambio,viene el Juli con el cuento de salirse de la suerte y obtiene las orejas.
    La prensa servil tapa esta indebida forma de matar y no reprocha el abuso, y los malos jueces lo premian.Parece ser que a estos estamentos no les importa el futuro de la fiesta.

    E.A.V.

    ResponderEliminar