Manolete en Vista Alegre
ANTONIO FERNÁNDEZ CASADO 30/08/2007
Fue hace 60 años y dos días. El 28 de agosto de 1947, un miura de nombre Islero empitonaba en la plaza de Linares, en Jaén, a Manuel Rodríguez Sánchez. Al día siguiente moría el para todos conocido como Manolete, quizá el mayor mito de toda la historia del toreo. El diestro llenó la década de los cuarenta y entre las plazas que vieron el brillo de su muleta también estuvo Vista Alegre. En la plaza bilbaína lidió entre 1940 y 1945 un total de 18 corridas de toros y cuatro festivales del Taurino que quedaron marcados por su arte.
Los años cuarenta se caracterizaron por la normalización de la lidia. Fue la década en que Manuel Rodríguez, Manolete, fue el matador de toros más representativo. Desde que irrumpió en el escalafón la figura del torero cordobés fue determinante. No obstante, las corridas de toros estaban en decadencia. Muy pocas reses salían al ruedo integras y con la edad reglamentaria. Sin embargo, y durante tres décadas las plazas de Madrid, Pamplona y Bilbao fueron la excepción. Los primeros años de la posguerra se mantuvo en activo la vieja guardia del toreo: Lalanda, Ortega, Barrera, El Estudiante, Chicuelo..., junto a una generación de jóvenes espadas, a cuyo estilo favorecía la lidia del medio-toro: Pepe Luís Vázquez, Paquito Casado, Arruza, Dominguín, Bienvenida...Y, sobre todo, al más representativo de todos ellos: Manuel Rodríguez, Manolete.
Si, Joselito, Sánchez Mejías, Granero, Falcón, Paquirri, Yiyo,... todos ellos perdieron la vida en la arena, ninguno pasó a la historia del toreo con la importancia de Manolete. Manolete convirtió en realidad el comentario que un grupo de intelectuales sugirió a Juan Belmonte, en el sentido que para ser perfecto solo le faltaba morir en la plaza, y a quienes el trianero respondió, con un "se hará lo que se pueda".
Manolete toreó en Vista Alegre dieciocho corridas de toros y cuatro festivales del Taurino, en las seis temporadas que visitó Bilbao (1940-1945). En total cosechó dieciocho orejas y dos rabos, enfrentándose a reses del Conde de la Corte (5), Marqués de Villamarta (3), Félix Moreno Ardanuy (2). Sin embargo y a pesar de ser el hierro clásico de las Corridas Generales, desde mediados del siglo XIX, Manolete no se enfrentó a ninguna corrida de Miura en esta plaza. Manuel Rodríguez toreó en nueve ocasiones la Corrida de la Liberación (19 de junio). Festejos organizados por el Gobierno Civil y que se llenaban imperativamente hasta la bandera de funcionarios adictos al régimen.
Manuel Rodríguez contaba en Vista Alegre con igual número de partidarios que detractores. Al cordobés se le acusaba de torear ganado pequeño y afeitado. Así, la animadversión de una parte de la afición bilbaína, llevó a Manolete a no anunciarse en las Corridas Generales de 1947. Muchos años más tarde, el ex matador, Pedro Ramírez, Torerito de Triana, amigo de Manolete rememoraba -como antes ya les había sucedido a Guerrita, Belmonte, Lalanda y Domingo Ortega- la dureza de la afición bilbaína: "Manolete no toreó ese año la feria de Bilbao, y se dijo -esos que 'disfrutan' injuriando a los mejores de cada época- que no había ido a esa plaza por temor al toro grande que en ella echan". Esta misma tarde, en un pasaje de la lidia, los bilbaínos desplazados al Chofre, increparon a Manolete con dureza. Torerito de Triana se enfrentó a los que protestaban. Manolete agradeció el gesto del paisano, al que dijo: "Gracias, Torerito. Déjalos, que serán de Bilbao y solo han venido a meterse conmigo". En las fiestas de La Blanca ya varios aficionados del Bocho habían increpado al diestro cordobés.
Manolete no toreó en Vista Alegre de novillero. La guerra civil se lo impidió, y se presentó en Bilbao, en la Corrida de la Liberación de 1940, aunque su actuación no satisfizo las expectativas que había levantado: "Después de cortar dos orejas en Castellón de la Plana se presenta por primera vez en Bilbao, la Plaza del Cantábrico donde se conserva con mayor pureza la afición por la Fiesta Nacional. Manolete desea triunfar a toda costa en aquel coso... pero las orillas del Nervión no pueden contemplar su triunfo".
Tras su decepcionante debut, Manolete -coincidiendo con el tercer aniversario de la entrada de las tropas del General Mola en la Villa- retornó para participar en las corridas de la Semana Grande. Esa tarde, Manolete exhibió un amplio repertorio pero los seis toros presentados en Vista Alegre no fueron dignos de la feria bilbaína. Lo que no impidió al cronista de El Correo Español reconocer los meritos que acabarían por convertir a Manolete en una leyenda: "Anteayer empezó a convencer a los habituales de Vista Alegre de que en el cordobés se encierra un torero de excepción". Y aunque cortó dos orejas, no terminó de convencer a los aficionados bilbaínos.
La temporada de 1941, Manolete toreó tres tardes en Bilbao. En la primera, Jesús de la Maza Currito , volvió a reseñar la mala presentación de las reses de Antonio Pérez, los cuales también le impidieron conquistar a la afición. En el segundo festejo, el encierro muy boyante, -aunque justo de presentación- de Juan Pedro Domecq ofreció un magnifico juego. El espada cordobés cortó una oreja. Aunque hubo que esperar a la última corrida del ciclo después de seis toreadas en Bilbao -tres en la feria de 1941- para presenciar la mejor versión de Manolete, la cual le convirtió en el triunfador absoluto de la feria. Esa tarde el diestro de Córdoba cortó dos orejas y un rabo a un ejemplar de Moreno Ardanuy. Y así lo reflejó Jesús de la Maza : "Su faena al tercer toro de la tarde quedara para siempre grabada junto a las mejores que se han desarrollado en el ruedo de Vista Alegre (...) Luego vino el faenón que acreditó a Manolete como as indiscutible de la torería andante".
La buena racha de Manolete se confirmó en 1942. En la Corrida de la Liberación , Manolete agrandó su figura tras ser premiado -por segunda vez- con las dos orejas y el rabo de un toro del Conde de la Corte.
Con motivo de la Corrida de la Liberación de 1943, Vista Alegre se engalanó con toda la parafernalia correspondiente al Movimiento Nacional, para recibir al ministro secretario del partido único, el "camarada" Arrese, a quien acompañaban otros destacados dirigentes del régimen y el alcalde, Zugazagoitia. En el inició de la función, la Banda Infantil de la Misericordia interpretó el himno nacional, que fue escuchado de pie y con el brazo en alto por la mayoría de los espectadores. Esta tarde, Manolete que cortó una oreja, brindó la muerte de su primer toro -bravo y con mucha "leña" del Conde de la Corte- al dirigente falangista. "Manolete tuvo una tarde francamente esplendida (...) pero cuando se corono de gloria, cuando demostró a todos los espectadores la grandeza de su arte, fue en la faena de muleta al cuarto de la tarde (...) Se le puso por delante la pañosa mágica del cordobés, el cornúpeto quedó sumiso y como hipnotizado ante la figura, fría, hierática, del diestro mandón y torero. Y luego vino la faena soberbia, el faenón colosal, tirando del toro en unos naturales espléndidos", en nueva descripción de Jesús de la Maza.
La temporada de 1944 registró el mayor número de actuaciones de Manolete y ese año, por fin, Manolete se enfrentó a los toros de Pablo Romero -lo que contribuyó a despejar las dudas de los aficionados más intransigentes- con los que se mostró torerísimo, especialmente toreando al natural.
El 18 de junio cortó una oreja. La Corrida de la Liberación , con el cartel de "no hay billetes", fue presidida por el general Franco. Los tres espadas, Domingo Ortega, Manolete y El Andaluz brindaron la muerte de un toro al dictador, quien en contrapartida les regaló una pitillera de plata. Las mejores actuaciones de Manolete en Vista Alegre coinciden con estas corridas de junio, según su biógrafos, Manuel Quiroga Abarca : "En Bilbao torea el 18 y 19 [de junio de 1944], alcanzando resonantes éxitos, especialmente en el primero de los días señalados, en el que corta orejas en ambos enemigos, matando al primero de una estocada entregándose de la que sale lesionado, pasando por breves instantes a la enfermería y siendo asimismo empitonado al entrar a matar su segundo".
Una Corrida General de este año fue suspendida por culpa de la lluvia, lo que obligó a posponer su celebración al día siguiente, 23 de agosto, en horario matutino. De manera que Manolete toreó dos festejos en una misma jornada: a las 12 y 19 horas.
Las últimas actuaciones de Manolete en Bilbao, en 1945, fueron tres. La segunda tarde el diestro de Córdoba, mano a mano, con Pepe Luis Vázquez, ganó la partida al sevillano y cortó una oreja. La temporada de 1946 Manolete no toreó en España, limitando su actividad a las plazas americanas y especialmente a México. Tampoco lo hizo en 1947, porque su apoderado, Pepe Cámara, no llegó a un acuerdo con la comisión. Este desacuerdo sirvió para que muchos aficionados bilbaínos se desplazasen a Vitoria y San Sebastián, donde actuó el 16 de agosto, para recriminarle su actitud, y por imponer a su amigo Gitanillo de Triana en las combinaciones.
Los reclamos de la aficiôn de esa epôca se sostenîan en que el cuento de la falta de toros por la guerra habîa llegado a su fin.
ResponderEliminarCamarâ impuso el toro terciado y la aficiôn no se tragaba ese ardid.Manolete tuvo personalidad y tanto asî,que los revisteros alababan su toreo,sin destacar sus buenas estocadas.
Mucho de lo que pasa hoy en la fiesta,es por los aplicados seguidores de Camarâ.
Manolete sôlo hubo uno.
Belmonte,Manolete y El Cordobês -con reparos-fueron revolucionarios del toreo.
L.R.S.