UN POCO DE HISTORIA
Alfonso Navalón
Cada vez que entro en la dehesa de "Cilleruelo" me acuerdo de aquel día sofocante que llegué arreando una tropa de marranos porque me habían suspendido, ¡dichosas matemáticas!, y mi padre decidió que pasara un mes de "espigadero" ayudándole a Salvador el de la Espeja, que era porquero.
Me acuerdo porque aquel invierno pasé también las vacaciones de Navidad en la montanera de "Los Labraos", otra dehesa desconocida entonces, que andando el tiempo tendría tanta nombradía como "Cilleruelo"
Estamos, ¡miedo me da pensarlo!, en el verano de 1945. Mi abuelo quedó tan contento de lo que habían "puesto" los cebones de "Los Labraos" que quiso comprárselo al coronel Ordovax. Pero el coronel se arrancó pidiendo la "bruta" de 195.000 duros, ¡una verdadera exageración! Porque en aquel entonces para juntar un millón de pesetas había que empeñar las pestañas. Y mi abuelo se quedó sin "Los Labraos"…
Pero paso una docena de años y llegó de Albacete un torero famoso que pagó por la finca más de site millones. Y desde entonces "Los Labraos", rincón olvidado de ovejas y cebones, sale en los "papeles" y recibe visitas importanes, porque aquí vive el señor Pedrés, que ahora se ha metido a ganadero con unas vacas que trajo precisamente de la dehesa de Cilleruelo" para os deis cuenta a santo de que miento "Los Labraos" para contaros la historia de otra dehesa que está a más de treinta kilómetros a tiro de bala.
Cuando llegué a "Cilleruelo", como "rebadán" del porquero Salvador, no se veía un toro, no existía el menor proyecto de la ganadería de don José Matías Bernardos, que tiene por yerro una interrogación.
Entonces vivía y mandaba el señor José "El Raboso", un charro ancho como un roble, con la típica chambra de los antiguos y temperamento vivo. El señor "Raboso" era el amo y el "padre de Cilleruelo", porque buena parte de la finca le había nacido de los riñones, descepando y roturando lo que antes casi era un baldío.
Al hijo lo llamaban, para distinguirlo, "El Rabosín", pero poca diferencia había entre aquellos hombretones. Juntos revolvieron la tierra y atendieron el ganado sin respetar el sol, ni los hielos. Y cuando a José le llegó la hora del casorio, el señor "Raboso" se acordó de aquel saludable refrán "cada oveja con su pareja". Y nació después otro "Rabosín". El buenazo de Domingo, otro hijo único que sigue la línea familiar.
Esta es la historia de la dehesa de "Cilleruelo" y de la "casta" de los "Rabosos", gente trabajadora y seria, sin el menor asomo de señoritismo.
¿DE DÓNDE HA SALIDO ESTO?
Durante estos días he tenido el orgullo de enseñarle la "provincia" de Ciudad Rodrigo a un hombre que llevaba más de tres años metido en la redacción de un periódico, sin permitirse el lujo de unas vacaciones.
Don Alberto Polo, el amigo, más que el director, ha descubierto dos cosas importantes en esta apacible gira por el campo charro.
Se ha convencido que tengo razón cuando hablo de la "provincia" de Ciudad Rodrigo, tierra personalísima que está a caballo entre Extremadura, Portugal y Salamanca, como un feudo ganadero, señorial y campechano, totalmente independiente al resto de las demarcaciones histórica y geográficas.
La provincia de Ciudad Rodrigo empieza en la Rivera del Yeltes, y sigue hasta Portugal, con dos frontera definidas: una al sur, con la sierra de Francia, que la separa de las Hurdes, y otra al norte, que abarca todo el campo de Argañan.
Allí hemos pasado de la prócer sencillez de la fiesta del Conde de Montarlo al trabajo casi secreto del tentadero.
Una tarde llegamos a una tienta de sementales. Y cuando le digo al director que voy a presentarle al ganadero, me mira un poco sorprendido pensando que el "señor" todavía no ha llegado. Y se lo señalo: ¡Aquél es!.
-¿Aquel de los pantalones de pana que está poniendo el peto al caballo?
-Él mismo.
Tiene pinta de lo que es. De hombre que vive en el campo. Luego se pondrá una corbata y un traje de tergal y se irá con la familia a la misa mayor de la catedral, o a la tertulia de la "Confitería", donde se "conspira" y se cuentan los últimos chismes de la política municipal.
Así es también "El Raboso". Y algo tendrán estos hombre llanotes de Ciudad Rodrigo cuando el director me dijo una noche: "Hoy he conocido a un tío de pelo en pecho. Mañana tiene usted que hacerle un reportaje, porque lo de este hombre ha de ser bravo por fuerza. Además, dice que el ganado sale siempre al amo… Y siendo así no falla… ¡Mira por dónde vamos a encontrar todo un ganadero, sin sombrero ancho ni chaquetilla corta!"
Y así fue:
Siete prona habí en la plaza. ¡Vega vaca!
"He tenido una de cada ralea pa saber lo que tengo. Esta es la hija del 65 que me está ligando superior."
-¡Ponla larga Luis!
Y la vaca (aquí no cabe hablar de becerras) se arranca de largo. ¡Pégale fuerte, Tomás! Pero a Tomás, el mayoral, no hace falta enseñarle el oficio y se agarra con ella cinco veces como si fuera a esbaratarla. La vaca acude prontísima. El ganadero no toma ni una nota. Lo hace todo "a ojo", como los charros viejos. Al quinto puyazo exclama: "¡Ya cantó la gallina!" La vaca se ha dolido. ¡Al matadero con ella! Coge la muleta Luis Segura, y la vaca es una máquina de embestir. Le sale una bravura "lista" que no da reposo al torero. Luis la domina y la somete, pero en cuanto se descuida ya le anda buscando los flecos de los zahones. Tenía razón el ganadero… "Los ganaos salen a los amos". Esta vaca sentenciada para el desecho ha sacado todo el temperamento del "Raboso". Y es que hay muchos hombres a los que todavía no se les puede andar "tocando los costados". Hay que ir a ellos por derecho.
Hemos pateado una amplia geografía campera: Pasto seco, valles pelados. Da pena ver el campo. En Cilleruelo, en cambio, hay una yerba de a cuarta verdísima. El director no sale de su asombro. "¿Pero de dónde ha salido esto?" Y el "Raboso" contesta con sorna: "¡Toma! Eso se preguntaron todos cuando empecé a lidiar corridas. ¿De dónde sale esto?... ¡Pues ya lo ve "usté, d`aquel" nacedero que hay en la "metá" la sierra!..."
EL VIEJO FORD Y EL TORO "33"
Sigue La tienta. Sigue Luis Segura sudando y recreándose en ese toreo técnico que tan poco me gusta. Entre pase y pase, la censura y la réplica: "¿Pero te crees que se puede echar la parta p`adelante todas las veces? ¡Anda, sal tú a ver si eres capaz!
" Y sale otra hija del "65".
Tomás le ha pegado de firme. Luis está con la muleta preparada. ¡Cierrémela allí! La vaca viene clarísima, le doy una larga y me marcho sin mirarla. No he acabado de "taparme" cuando la vaca se parte un pitón contra la pared. ¡Te ha podido matar! Y una vez más me doy cuenta lo poco que sabe uno de estas cosas.
Ya está ahí Luis Segura, el torero que se hizo famoso con un novillo de Matías Bernardos. El que triunfó haciendo triunfar la ganadería. Ahí está el torero de la casa y de nuestra casa, porque en El Ruedo, donde tenemos a gala decirle las verdades al Lucero del Alba, sentimos debilidad por los toreros artistas como este Luis Segura, que no está donde debería estar. Ahí está en esta mañana radiante de otoño, el toreo radiante de este madrileño marchoso que borda lo clásico con esta hija del "65" como lo bordó aquella tarde memorable del 31 de marzo de 1957 con el famoso "Petaquilla", prodigio de bravura que se encontró con el arte cascabelero de Luis Segura para que desde entonces marcharan junto el nombre de el "Raboso" y el del "torero de Madrid".
Pero a finales de 1960, cuando Luis se marchaba a Méjico vino a tentar un semental. Tenía el número "33" tomó 19 varas, "comiéndose" el peto. Cogió a Luis dos veces para asesinarlo. El torero dijo su parecer: "Pepe, ¡quita este toro!" Pero el ganadero no le hizo caso y se lo echó a las vacas.
Al año siguiente metieron una añoja "por gusto". El torero las pasa moradas y se vuelve hacia el ganadero: "Pepe, no me hiciste caso. ¡Está es hija del "33""!
Y desde entonces Luis Segura (que presume con razón de ser hijo de una vaca) no volvió a torear ni una sola corrida de Matías Bernardos: " Pepe, favores, los que me pidas, pero delante de los hijos del "33" ¡se va a poner su padre!"
Y no se confundió: el "33" fue el "garbanzo negro". Las primeras crías se lidiaron en Barcelona. Era una novillada para El Cordobés. ¡No corrió nada!...
El "Raboso" recuerda al "33" como una pesadilla: "Mire usted, me ha quemado más sangre este toro que el "Ford".
Las historias del Ford del "Raboso" son conocidas en toda la comarca. Podría escribirse un libro: Voy a contaros tres.
Un día le dejó "atrancao" y se fue a ver las vacas. Apenas se había separado el coche pilló cuesta abajo por su cuenta. Y José, harto de que le tomara el pelo, se cargó de piedras y se lió a sacudirle cantazos. "Mira, lo agarré con una pedrá por la parte de atrás y le salió por la parte adelante. ¡Pero no veas tú el susto que se llevaron unos que estaban cogiendo patatas cuando se les vino encima aquel bicho"!
Otro día, "diendo" "pa" Santi-Spiritus, me pararon los motoristas en San Giraldo, y luego, como no arrancaba tuvieron ¡que "dirlo" empujando hasta la Ciñeuela! Así que cuando me veían tenían ellos más miedo que yo. ¡Ahí va el "Raboso"! ¡Dejarle paso!...
Historias del "Ford" cuentan las gentes y no acaban. Para que os hagáis una idea de la clase de hombre que tenemos delante voy a contaros lo que hizo una mañana:
"Había llegado la noche antes del mercado de Ciudad Rodrigo, y el coche vino tan campante. A la mañana siguiente voy a darle manivela y dice que ande yo. ¡Pero verás tú, otro desgraciao! Y se lió a porrazos con las aletas hasta que le hundió la manivela en unos de los viajes".
En Santi-Spiritus ya conoce la gente los "prontos" del amo cuando el coche se ponía tonto. ¡Ya está el Raboso a martillazos con el "Ford"!
Y se ríe recordándolo. ¿Pero me queréis creer que aquel cachorro sólo andaba cuando me veía enfadao?... ¡Lo de los martillazos era mano santa!
Ha terminado la tienta. Vamos camino de la casa a "coger alientos": chorizo, jamón y lomo. Por todo refinamiento, unas cervezas y unas "farias". ¡Eso de los habano se deja pa… Yo me arreglo con estas farias que escoge un estanquero amigo mio!
El director le pregunta cuándo va a visitarnos:
"¡Uy, señor: Yo no tengo tiempo de "dir" a Madrid! En San Isidro, sí. Entonces cojo el "cortadero" y no vuelvo hasta que se acaban los toros".
Estamos en el portalón, donde tantos ratos pasé charlando con aquel viejo que se sacó de los riñones la dehesa de "Cilleruelo". Luis Segura se queda mirando el techo, lleno de matanza. Por aquí vino una vez siendo maletilla. ¡A dónde diablos no habrá estado Luis!
"Mira, un día llegamos unos cuantos pidiendo agua, pero pensando sólo en descolgar unos chorizos cuando se volviera la mujer…, pero no se despegó de nosotros."
Y el ganadero, cachazudo: "¡A buena parte vinisteis a robar chorizos!..."
10 noviembre 1964. El Ruedo
Buen artículo del gran Alfonso Navalón.
ResponderEliminarEn la plaza de Acho,Luis Segura toreo en el año 59 tres tardes en el abono y una extraordinaria,logrando el escapulario del Señor de los Milagros.Fue del agrado de la afición su toreo.
Años después se lidió una corrida de Matías Bernardos.
D.S.T.