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viernes, agosto 10, 2012

Tertulia 13º La charlotada



Escrito por ELCHOFRE   
lunes, 11 de abril de 2011
Los aficionados de solera, -que vieron toros grandes- por su volumen y   sus   dificultades –para toreros agrandes- por su poderío y arte viril- es a quienes se dirigen estas líneas.
Después de leerlas, no piensen —desfavo­rablemente para mí—  que todo su contenido es viejísimo y muy sabido. Lo sé. Precisamen­te por esto es por lo que las escribo acordán­dome de ellos.
Estas son charlas a sostener con el grato y desconocido conversador que las leyere, y el presente tema trata de una cuestión, vieja y sa­bida porque desde hace bastante tiempo está en el ánimo de todos.
Es decir, que los toreros actuales todos practican una forma de hacer el toreo exacta­mente igual. Todos ejecutan los mismos lan­ces, pases y suertes. Adoptan todos la misma figura y gesto. Es un toreo en serie, hecho con el mismísimo molde. Se copian unos a otros y es imposible distinguirlos entre sí.
Únicamente se destacan toreando de mo­do inconfundible: Antonio Ordóñez, Antonio Bienvenida, y quizá algún otro más. Su toreo es original, exclusivo e inimitable. Esto es el Arte: originalidad y personalidad. Lo demás es copia, repetición, plagio y, por tanto, de ca­lidad y valor mediocre o nulo.
La materialidad de hacer pasar al toro, to­rear, y hasta el matarlo... está al alcance de to­dos los toreros que aprendieron el oficio —tam­bién hay muchísimos pintores, escultores, mú­sicos...— pero el crear Arte, es un «quid divi­no» que derrama Dios en la cuna de los elegi­dos. No se puede comprar ni aprender.
Todos los que se han fijado un poco en el toreo y en los pases de hoy, enseguida han dicho que está inspirado y que son una copia de lo que los toreros  bufos les hacían a los becerros.
Y es que, todo lo trágico, aún en la esfera de lo más íntimamente privado de la vida, es­tá siempre a trueque de resultar cómico.
De los trances apurados y terribles que su­frían los medianos toreros, ante los toros de respeto, surgía, frecuentemente, lo trágico-có­mico, que sin querer, hacía reír.
Se da el paso de separación entre lo serio y cómico. Se recurre, por los que no pudieron llegar a impresionar trágicamente, a provocar premeditadamente la risa de las gentes, me­diante la grotesca actuación. Así es como sur­ge el toreo cómico y ciertamente, la cosa no de­ja de tener su origen en el amarguísimo y do­loroso desengaño del fracaso; pues todos los  toreros bufos, empezaron pretendiendo triun­far en el toreo serio; igual que la mayor parte de los clownes se decidieron por ser tirititeros; que hacen de graciosos, porque su trabajo for­mal interesaba menos.
En las charlotadas se vienen practicando, desde hace lo menos cuarenta años, las más inverosímiles suertes y lances. Todo les sale bien y resulta gracioso, pues los becerros y be­cerras, con su juventud y vivacidad, todo lo hacen posible con el mínimo o nulo riesgo.
De estos conjuntos cómico-taurinos, han salido los pases más estrambóticos que puedan imaginarse. A esos animalillos se les cita cerquísima, sin dejarles ni el más pequeño espa­cio para la salida, y sin embargo, pasan y sa­len, resultando, a veces, una cosa casi lucida Se les ponen banderillas sentándose el payaso en el suelo y, desde luego, se las ponen, aun­que el clow-torero salga revolcado ¡qué más da! Como es un becerro no les puede dar la cornada (aunque luego haya que gastar un caldero de árnica o entablillar varios huesos).
Se montan encima del animal. Acostados en él le pegan la estocada. En fin... mil diablu­ras más... y todo para ganar cuatro perras gor­das y otras tantas carcajadas de chicos y ni­ñeras.
Los aficionados que van a estas mojigan­gas, son aquellos que no pueden faltar ni una sola vez de las que se abran los chiqueros, sea para lo que sea, pero no suelen reírse con tan descarada ridiculización del toreo. Sin embar­go al observar estas charlotadas, el aficionado al toreo, saca consecuencias muy interesantes:
Una de ellas es que el torear, en general, se puede hacer de dos maneras, bien distin­tas, según que el enemigo sea joven —menor que utrero— o sea mayor de esa edad.
Al bicho joven se le pueden hacer cosas inverosímiles, totalmente opuestas a toda nor­ma, porque de una parte su acometida tiene menos sentido. Es decir, se fija menos, lo hace con menos intención; pues esta cualidad peligrosa la adquieren con la edad.
Por otra parte con esa res de poca edad, precisamente porque posee menos sentido, se atreven los toreros e intentan practicar las suertes y los lances en terrenos y de forma que de ninguna manera, salvo contadísimos tore­ros, se atreverían a practicar con el toro de edad por el sentido ese y peligrosidad que adquie­ren como consecuencia de las frecuentes riñas «entre ellos a partir de haber cumplido la edad en que sienten el celo y no les permiten pa­drear. Desde entonces es cuando aprenden a saber para lo que tienen los pitones.
Los payasos toreros, en su día, y después algunas «grandes figuras» —cobrando mucho dinero— se dieron cuenta de las debilidades humanas del espectador y, practicaron el toreo estrambótico (acepción gramatical que signifi­ca: extravagante, irregular y sin orden: así son las modernas faenas de muleta) pero era preciso para ello que el bicho fuera un becerro. Cuando sale el toro con sus 5 o 6 años, se ter­minan las payasadas; o se torea con formali­dad y exposición de la vida —billetes y gloria bien ganados— o se fracasa y... al cabaret a ca­melar a las señoritas cúrsiles.
Señores: no es exagerado decir que el toreo bufo y el que nacen, los otros toreros, cuando los toros salen chicos, es una misma cosa.
Hagan memoria y comprobarán que todas esas cosas extravagantes, que hacen los toreros «innovadores», sin orden ni concierto, sin ne­cesidad ni oportunidad, a las cuales se les lla­man lances o pases personales y se les pone un apelativo, formado por el nombre del autor añadiéndole la terminación «INA», no son, ni más ni menos, que una copia del repertorio del gran «L,lapisera»...
Fuente autorizada por  http//:www.elchofre.com

*Nuestro agradecimiento a Juan Antonio Hernández Sánchez "Toni",de  http//:www.elchofre.com, la revista taurina de aficionados independiente más importante de España, por permitirnos reproducir esta relación de 13 tertulias que nos han servido para corroborar que el TORO (íntegro, encastado, fiero y noble) es el que dota de EMOCIÓN a la fiesta y es el que da la talla de todo aquel que como torero se viste de luces. 

Somos de la opinión que el estado actual de la fiesta es más que preocupante, por la degeneración a la cual la han llevado, que da la impresión que cualquier mortal podría bajarse a los ruedos a plantarles cara a las fieras que por lo general "acompañan" a las llamadas también por lo general "figuras del toreo actual".


A los colectivos taurinos independientes y a los aprendices de aficionados como servidor, nos queda la árdua labor de luchar por defender la integridad de la fiesta: denunciando el fraude que sólo favorece a quienes viven de la fiesta a costas de los aficionados que somos quienes la sostenemos; reivindicando al TORO, que en nuestro concepto es la piedra angular de la fiesta  y que en concepto del taurineo es la última rueda del coche.

(Pocho Paccini Bustos).

2 comentarios:

  1. Es de agradecer al señor Juan Antonio Hernández Sánchez por el contenido de las tertulias y al señor Jorge Paccini Bustos por la publicación.
    La fiesta;la auténtica fiesta,se salvará mediante el regreso del toro íntegro,de irreprochable presencia,por su comportamiento encastado y serio,por su sorprendente derroche de fortaleza,vibración,movilidad y que emociona contemplar su lidia.
    Los toreros son la otra cara de la fiesta,son el complemento de todo esto.
    Porque el toro es el principal protagonista de la fiesta.
    Los buenos aficionados por ser minoría,no debe significar que los del taurineo los pretendan pisotear en sus derechos impunemente como es su objetivo.
    Por eso dejan oír su descontento;al comprobar de que va la cosa y no aceptan el timo.
     
    Desde Surco.

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  2. Agradeceros a vosotros el que estéis ahí luchado por nuestra fiesta.
    Un Abrazo desde el otro lado del charco.

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