Fernando
Marcet
DECÁLOGO DE LA SUERTE DE VARAS
En la reunión central del II Encuentro de
Aficionados realizado el pasado 27 de abril en el Aula Cultural de la Plaza de
Toros de Zaragoza, España, convocada con el propósito de tratar el tema “Regeneración
de la Suerte de Varas”, la Ponencia de cinco puntos que presenté ante tan
importante asamblea, fue aprobada en su totalidad e incorporada al “Decálogo
del Tercio de Varas”, documento final que reúne las conclusiones del evento
en el cual participaron aficionados de diferentes latitudes, en su mayoría
españoles.
"Picador" oleo del pintor peruano Luis
Cossio Marino
No deja de sorprender que la controversial tesis contenida en mi
Ponencia, que con terca insistencia he venido sosteniendo por más de veinte
años, pese a la indiferencia o burla de que fui objeto de parte muchos de mis
lectores y contertulios, por aquello que: "se pique sólo con la
pirámide de acero que es puya, sin introducir en el toro el encordelado que es,
y ha sido siempre, tope", haya sido escuchada, comprendida y
aprobada por este grupo de aficionados reunidos en Zaragoza, quienes haciéndola
suya la han incluido en el Decálogo que fue publicado el 10 de mayo del 2008 en
el Blog del Manifiesto, precedido de una nota aclaratoria de la comisión
organizadora, que a la letra dice (las negritas son mías):
“EL DECÁLOGO",
CORREGIDO Y AUMENTADO
Como informábamos en el “Acta del II Encuentro
de Aficionados”, celebrado el pasado 27 de abril, en Zaragoza, y en la que se aprobó
el “Decálogo de lasuerte de varas”, también se aprobó la “Ponencia”
presentada por el aficionado peruano Fernando Marcet, que aportaba una novedad
interesante con respecto a nuestra propuesta. Si ambos planteamientos
coincidían con respecto a la obligatoriedad de los tres puyazos, la exigencia
de que se pique en el morrillo o la necesidad de puyazos breves y quites
rápidos, el de don Fernando aportaba una novedad importante, pues planteaba
la necesidad de que se pique con la pirámide de acero, sin que el encordelado,
que es tope, penetre en la anatomía del toro causando los destrozos que
provoca. Su propuesta venía ricamente argumentada en un profundo estudio
sobre la evolución de la suerte de varas a lo largo de la historia de la
Tauromaquia y de los distintos modelos de puyas utilizados en cada época, así
como en una serie de artículos sobre esta suerte, doce en total, publicados en
su habitual espacio de opinión en la Web “Opinión y Toros”.
El objetivo de este
“II Encuentro de Aficionados” era la publicación del “Decálogo”, breve y
conciso, que recogiera una serie de propuestas para la regeneración de la
suerte de varas, eje sobre el que debe bascular la lidia, y que a la vez
sirviera para unificar criterios, sobre este tercio, entre los aficionados
comprometidos con la integridad de la Fiesta. Puestos en contacto con el autor
de la Ponencia, por mandato de la asamblea del “II Encuentro”, le plantemos la
posibilidad de encajar su propuesta sobre el tamaño y la forma de la pica en el
estilo del “Decálogo de la suerte de varas” que habíamos aprobado. Acepto y
colaboró en la redacción de los puntos que atañen a su propuesta, e incluso en
la mejora literaria de otros párrafos.
Por eso hoy presentamos esta nueva versión,
corregida y aumentada, del “Decálogo de la suerte de varas”, producto del
ensamblaje de las dos propuestas debatidas. De esta forma, y guiados por el
ánimo de unificar criterios antes que de crear diferencias, el documento se
enriquece y gana fuerza.
DECÁLOGO DE LA SUERTE DE
VARAS
1o- La suerte de varas es el eje de la lidia.
Tiene tres cometidos:
a) Descubrir las condiciones de bravura,
temperamento, comportamiento y calidades del toro.
b) Ahormar, corregir y restar poder a su
embestida, para su posterior lidia y muerte, mediante puyazos en el morrillo,
breves y dosificados.
c) Cuando las condiciones sean las propicias,
crear belleza y transmitir la emoción de esta incomparable suerte.
2o - La suerte de varas debe realizarse según
mandan los cánones:
- Cuadrar al toro ante su picador, quien debe ofrecer los
pechos del caballo y provocar su embestida.
- Picar sólo con la pirámide de
acero, que es puya, sin introducir el encordelado, que es tope.
- Echar el
palo por delante y picar en el morrillo del toro antes de que éste llegue al
peto del caballo.
- Mientras el toro empuja, el varilarguero debe defenderse
recargando su peso en la puya, echándose encima del palo y sacando su cuerpo de
la montura sin rectificar ni barrenar, midiendo el castigo.
En ningún caso debe taparse la salida al toro ni
hacerle la “carioca”, salvo en los casos de manifiesta mansedumbre.
3o - La importancia del tercio de varas
requiere, para su correcta ejecución:
- Modificar el diseño de la puya de
modo que se pique sólo con la pirámide de acero; para ello habrá que poner una
cruceta giratoria en la base de la pirámide o volver al uso del “limoncillo”.
-
Caballos domados y con un peso proporcionado.
- Las defensas de la anatomía de
los mismos deben estar elaboradas, preferiblemente, con material flexible y
ligero, que no supongan acorazar al caballo y que el toro se estrelle contra un
muro.
- Los caballos deben llevar un ojo destapado para poder orientarse en el
ruedo.
4o - La importancia de este primer tercio para
el desarrollo posterior de la lidia requiere que matadores, subalternos y
picadores, cada uno en la medida de sus responsabilidades, ocupen su sitio,
realicen la suerte correctamente, por derecho y sin ventajas, colocando bien al
toro, midiendo el castigo y haciendo el quite tan pronto el toro llegue al
caballo.
5o - No se deberá premiar ninguna faena en la que
el toro no haya recibido, al menos, tres puyazos.
6o - No se deberá premiar a ningún toro, tanto
en el ruedo como con trofeos, que en su lidia no haya recibido, al menos, tres
puyazos.
7o - No se deberá premiar ninguna corrida en
conjunto donde, al menos, tres toros hayan recibido tres puyazos o más, y el
resto, un mínimo de dos, ya que el primer puyazo lo toman bien todos los toros,
en el segundo ya empiezan a dar síntomas de su bravura, y es en el tercero
donde se define de verdad si el toro es bravo o no.
8o - Siendo conscientes de que para la
realización de la suerte de varas correctamente se requiere, además de
conocimiento y compromiso, habilidad y precisión, no se deberá premiar a ningún
picador:
- Que falle en el primer encuentro con el toro.
- Que pique fuera del
morrillo, por muy bien que haya realizado la suerte.
- Que barrene.
- Que haga
la “carioca” sin necesidad.
9o - Exigir a los responsables del buen
desarrollo del espectáculo taurino, como son presidentes, delegados, alguaciles
y veterinarios, que cumplan con sus obligaciones y no deleguen sus funciones en
manos de los taurinos profesionales. Deben actuar con el rigor necesario para
que se cumpla el reglamento y la lidia se desarrolle ordenadamente, de manera
particular en la suerte de varas.
10o- Deberemos denunciar, a través de los medios
que tengamos a nuestro alcance:
- A los picadores que no cumplan con las normas
que rigen el primer tercio de la lidia.
- A los matadores bajo cuyas órdenes
actúen y que son, en definitiva, los responsables últimos de su actuación.
- A
las autoridades que, haciendo dejación de sus funciones, no corrijan, atajen y
sancionen las infracciones cometidas.
Con lo importante que es, se señalen como
indispensables: se pique de acuerdo a los cánones, los caballos sean domados y
protegidos con petos ligeros y anatómicos, se pique en el morrillo, que el
mínimo de varas sean tres y se sancione a quienes incumplan las normas
establecidas; nada lo es más que cada puyazo sea pequeño y breve, para lucir,
en repetidas entradas al caballo, la bravura y calidades del toro. Para esto
último es, sin embargo, indispensable el rediseño de la puya según lo acordado, para que se
pique sólo con la pirámide de acero. ¿Se logrará esto algún día? No lo sé. Lo
que sé es que –y esto es importante para mí- a partir del pasado 27 de abril,
ya no estoy sólo en la brega y que un grupo importante de aficionados harán lo
suyo para alcanzar, más temprano que tarde, el propósito planteado que no es,
como alguno pudiera pensar, cosa baladí sino el camino para llegar a recuperar
la importancia y belleza de la suerte de varas.
Para probar lo que afirmo, y siempre gracias al
II Encuentro de Aficionados y al registro fílmico del momento, lo invito apreciar,
amigo lector, lo que es el primer tercio de una corrida, cuando se ejecuta como lo hizo
el picador PLACIDO SANDOVAL al toro “Farolero” de Prieto de la Cal quien, con
la puya actual, supo medir el castigo para lucir al toro en la corrida concurso
realizada el pasado 26 de abril en la plaza de Zaragoza, haciendo hincapié que
habría sido mejor si se hubiera realizado con una puya con la cruceta en la
base de la pirámide con la cual el picador habría intentado parar al toro con
la vara sin preocuparse, como se le vio hacer en esta oportunidad, de no
meterle las cuerdas e infringirle excesivo daño en un sólo puyazo, así podría
haberse visto con claridad si el toro empujaba y peleaba contra la vara en su
intento de coger al caballo y cómo se crecía al castigo.
Acompáñeme, amigo lector, a disfrutar de ese
momento haciendo clic en el siguiente enlace y ver el video que You Tube colgó
en Internet; no deje de apreciar cómo, con pequeños y breves puyazos, se puede
picar a un toro y hacerlo sangrar hasta la pezuña: http://es.youtube.com/watch?v=-EphJLSReqE
Luego de esto, ¿puede usted amigo lector
contestar la siguiente pregunta?: ¿Le gustaría que todos los toros se picaran
así: con varios puyazos (nunca menos de tres) poco profundos y breves, o
prefiere seguir viendo el aniquilamiento del toro con el inmisericorde
unipuyazo que, casi sin excepción, tenemos que soportar en cada corrida? Si
está por lo primero, únase a la cruzada para que se modifique la puya tal como
se plantea en el Decálogo. Si está por lo segundo, discúlpeme haberlo hecho
perder su tiempo leyendo estas líneas.
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