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lunes, febrero 13, 2012

Guía para jóvenes aficionados (II)


Alfonso Navalón

Si continuamos analizando las tesis taurinas de Ignacio Gómez Acebo publicadas en el portal de Internet 'Mundotoro', adscrito al clan Domecq, es porque barrunto que debe ser un personaje muy influyente en las altas esferas del taurinismo del clavel.

Asombrame la cantidad de títulos que acapara en sus envidiable currículum. Yo, en cambio no fui más que cabo de panderetas de la tuna de Salamanca y torero aficionado durante 43 años, hasta que me retiré de los públicos en 1984 formando cartel con Antoñete y Roberto Domínguez. Ahora sigo toreando pero solo en mi plaza ganadera.

Confieso avergonzado que jamás asistí a esos seminarios de verano que organizan los que tienen carnet de intelectuales de la Tauromaquia. A los que por supuesto jamás fui invitado a intervenir. Ni jamás tuve maestro alguno para escribir de toros. Ni se me puede acusar de imitar a Corrochano, o cualquier otro santón de la crítica. Vayamos con el currículum de don Ignacio Gómez-Acebo: Nació en 1932 y es licenciado en Derecho por Madrid y Salamanca. Agente Oficial de la Propiedad Industrial.

Presidente de Tauromaquia, S. A., editora de Mundotoro. Vicepresidente del Comité Asesor Europeo del Consejo NYSE. Presidente del Comité Ejecutivo Axa Seguros, Noki España. Patrono de la Biblioteca Nacional. Centro de Estudios Universitarios (CEU). Fundación Humanismo y Democracia. Idiomas: Español, francés e inglés. ¡Tócate los cojones!, después de acaparar tantos títulos hay que ver la cantidad de tonterías que escribe. O sea que estamos ante una persona madura física e intelectualmente.

Me mosquea que tuviera que venir a terminar la carrera a Salamanca, porque en aquella época los que no eran capaces de aprobar en Madrid se venían a la coladera de Salamanca, donde se hizo abogado hasta el mismo ¡Victoriano Valencia! sin pisar la Facultad. O sea, como los demás títulos que pone al final de sus artículos sean así, no llegará muy allá su policultura. Hablará español, pero es evidente que lo escribe encorsetado y cursi. Tengo entendido que además pertenece a la nobleza de este país. Cosa por demás chocante llevando un apellido tan plebeyo como el Gómez y el forestal Acebo.

Y ahora identificado el personaje vayamos en corto y por derecho a sus elucubraciones como aficionado insigne y domecquiano. La deformación de TV Escribe así el hombre éste: 'Dos hechos con probabilidad uno consecuencia del otro han venido a cambiar las cosas: la televisión permite que el aficionado vea docenas de corridas y así se ha ido haciendo más entendido. Por ello y a Dios gracias ah surgido un nuevo concepto del toreo. Parece que en algún lugar de ese sitio llamado el 'caro', que siempre han pisado las grandes figuras, el toro no ve al matador. En ese lugar se ha puesto un muchacho de Galapagar, José Tomás'. Pues resulta que ahí tiene toda la razón, porque gracias a la labor de televisión se ha desorientado tanto al público y se han cambiado tantos conceptos del toreo y del toro que hemos llegado a la situación fabulada en la que el toro no ve al torero y así surge el genio de Galapagar.

De estas líneas se deduce que José Tomás en vez de torear juega al escondite con el toro. Decididamente este aristócrata sabrá hablar español, pero no sabe escribir el castellano porque se le entiende todo lo contrario de lo que quiere decir. Si resulta que el toro no ve al torero saldrá un juego nuevo que no tiene nada que ver con el toreo al convertirse José Tomás en un ente invisible.

Volvamos a la televisión: Recordemos que el primer gran embaucador de espectadores fue Lozano Sevilla, que entre otras barbaridades confundía los tres saltitos de El Viti antes de entrar a matar con los tres tiempos de la estocada. Cuando se perfilaba Santiago y daba tres saltitos balanceándose sobre las zapatillas el osado de Lozano Sevilla exclamaba: "Fíjense como está marcando los tres tiempos de la estocada". Esa ha sido la gran labor informativa que aplaude Gómez. Después de Lozano vinieron otra serie de paniaguados a hacerle el caldo gordo al afeitado, al pico de la muleta y demás trucos para hacerlos pasar por la técnica del buen toreo. Y así llegamos al 'magisterio' del palabrero Fernández y del fenicio Molés.

El uno cuantas más corridas ve, menos sabe y más tonterías dice. Ha mantenido que el truco de Espartaco (torero bastote donde los haya) citando con la pierna retrasada y el pico de la muleta adelantado para luego darle un muñecazo hacia afuera era la técnica depurada del de Espartinas. Cuando Pepito Arroyo tumbaba a los toros a la primera dijo que era el mejor matador de esta época, cuando ahora se han dado cuenta que al entrar a matar con la punta de la espada hacia arriba lo que hace es matar al capón y reduciendo los tres tiempos en uno solo. Y así la gente se creyó que Pepito Arroyo era un virtuoso del volapié olvidando que el último que hizo con limpieza los tres tiempos de la estocada se llamaba Paco Camino, al que siendo perfilero y llevando el pase de abajo arriba proclamaron torero excelso negandole su verdadero mérito de ser el mejor matador de su época.

Con El Viti pasó lo mismo, siendo un gran torero que resucitó la curva de rematar los pases de pecho en la hombrera contraria, lo encasillaron como el as de espadas y resulta que también mataba lo mismo que Pepito Arroyo, a un tiempo y al capón.

Glorificaron también como máxima figura a un banderillero saltimbanqui como Paquirri, que también era vulgar con el capote y la muleta. Y como contrapunto de 'torero exquisito' coronaron a Manzanares, que estuvo catorce temporadas sin ser capaz de cortar una oreja en Madrid y además citaba siempre con la muleta retrasada. Luego, con lo de Paco Ojeda fue el delirio. Y ya veis como un torpón saco de patatas aguantó solo un rato y nadie se acuerda de él.

Como estarían de esquizofrénicos aquellos cronistas que el pobre Zabala le dedicó la portada de 'Abc' en uno de aquellos pases encimistas. Desde que Luis Miguel Dominguín se subió a picar un toro en Vista Alegre, ningún torero había ocupado la portada del periódico carca. Está claro que la labor de las televisiones no ha podido ser más nefastas. Le hicieron el juego a los empresarios y a las figuras y difundieron al toro 'artista' de Domecq con el bravo de lidia. Así, que el público desde entonces está hecho un lío. La diferencia entre el Palabrero y el Fenicio es que el uno es un tontito vanidoso y el otro, mucho más ladino, va siempre a lo suyo, caiga quien caiga. Ahora se ha dado cuenta del desastre de José Tomás y le ha dado leña a muerte. Porque no le ve porvenir como cliente.

Si las televisiones hubieran hecho una labor medio seria se habrían cortado de raíz todos los fraudes del toreo. Como se cortó en Madrid cuando había crítica independiente y ningún torero se atrevía a sacar el pico de la muleta porque los crujía la bronca del público. El señoríto Gómez como todos los ignorantes impresionables piensa que ponerse cerca del toro (más bien cerca de la pala del pitón) tiene el mérito de un valor escalofriante. Los buenos aficionados saben que los que se ponen cerca es porque no tienen valor para esperar a los toros desde lejos. A dejarse ver. Y los que se arrodillan es porque no son capaces de triunfar a pie.

Han glorificado todas las marrullerías y todas las mentiras. Antes, a los toreros que se ponían cerca los llamaban despectivamente encimistas y tremendistas. El señoríto Gómez tiene un párrafo delirante para definir a José Tomás y justifica el medio pase de muleta retrasada con este galimatías: ¿Es que no comprenden que adelantando solo un poquito la muleta, el resto tiene que necesariamente venir detrás? Vamos a convocar un concurso para saber qué ha querido decir este iluminado, porque semejante chorrada no hay Dios que la entienda.

Si resulta que detrás del pico todo lo demás queda detrás es todavía más evidente que ha suprimido el primer tiempo del muletazo en el más difícil y el de más riesgo. Lo que hace José Tomás y los encimistas es vaciar la embestida con muñecazo casi siempre dejándosela enganchar. En el medio pase no puede haber temple, ni mando, ni dominio. Pero como el dice el señorito Gómez que a José Tomás no lo ve el toro, pues fijaos el enorme mérito que tiene. Como todos los 'tomasistas', el señorito Gómez no soporta que El Juli pueda robarle protagonismo y lo califica como habilidoso y valiente, partiendo de la vulgaridad del circo ambulante. O sea que confunde al chavalín con El Cordobés, porque a los dos los empareja con el circo ambulante.

Este hombre escribe tan mal que todavía no se ha dado cuenta que las plazas no son carpas. Que son una construcción fija. Me canso de seguir. Creía que había escuchado ya todas las tonterías relacionadas con el mundillo taurino, pero este ciudadano ha rizado el rizo. La malo es que tiene ¡carnet de aficionado! ilustre, es amigo de los Domecq y además es duque o marqués, condiciones sobradas para desorientar a los públicos ingenuos. Podía tener mucho peligro si acertara a razonar sus teorías. Pero como no sabe escribir ni digiere lo que quiere decir, ahora resulta que José Tomás en vez de torear hace algo tan genial como jugar al escondite como el toro. ¡Ata esa mosca por el rabo!
Vía: http://achotendido10.blogspot.com/2010/05/guia-para-jovenes-aficionados-ii.html

1 comentario:

  1. Interesante artículo del desaparecido maestro de la crítica taurina,decía la verdad sobre este asunto de forma díafana y valiente.
    Es la diferencia con la prensa taurina servil,que no sólo no cuestionan,sino que además jalean y dan pábulo.Poco hablan de los toros,precisamente,lo que más falta hace en este momento.
    Un buen ejemplo que muy pocos han sido capaces de seguir.

    A.V.S.

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