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miércoles, agosto 22, 2012

A PROPÓSITO DE CABEZAS DISECADAS

Homenajeando al Maestro
Tengo un perro que se llama "El Cordobés"
Alfonso Navalón                                    

Publicado en Diario de Navarra.
Afamado "valeroso" y arrogante Manuel Benítez Pérez, ínclito ídolo de la España subdesarrollada y personaje de exportación para el mercado tropical. Dos puntos y aparte, (¿sabes Manolo? siempre conviene hacer dos puntos y aparte después de una dedicatoria sentida):
He leído en los periódicos que le vas ha poner mi nombre a la cabeza disecada de uno de esos perritoros que tú matas para mayor gloria del arte del toreo. Y me emociona. Ya lo apuntabas tú sabiamente cuando te preguntaron si la chapita con el nombre iba a ser motivo de enfado. "Al revés a lo mejor alguno se siente halagado".¡Acertaste!
Yo estoy muy contento de saber que honras mi persona hasta el punto de tenerme en tu mundo íntimo. Me halaga saber que entre tus cosas más queridas, a una de ellas le has puesto mi nombre, cosa por otra parte justificadísima porque siempre nos gusta tener algo de lo que admiramos en los demás. Y es lógico que tú admires la honradez de un hombre que hace varios años le rechazó a tu cuñado Insúa un cheque en blanco. Y que a pesar de las amenazas y los atropellos sigue escribiendo que tú eres un payaso vestido de luces. Tú estas acostumbrado a que lleguen a darte el sablazo de unos miles de duros y luego te digan que eres "er mejor der mundo".
Casi todos que andan a tu alrededor es por llevarse algo de tu dinero. Yo podía tener varios millones tuyos. Me los hubieras dado gustoso. Pero el pan que comen mis hijas está amasado simplemente con los sudores de un sueldo. No hay ni un céntimo tuyo. Esto en el fondo debe inspirarte un gran respeto hacia mí. Por que yo soy de las pocas cosas que tú no has podido comprar en este mundo.
En cambio a ti te alquila cualquier empresario por un millón de pesetas. O te alquila la televisión Americana por cuarenta millones de pesetas.
De ti se dice y se escribe que matas becerros afeitados, que toreas con trampa, que no sabes lidiar, que haces el salto de la rana, que contratas a otros que te sirvan de nodriza. De ti, inefable Manolo de España ¡y olé! se ha escrito de todo.
A mí como crítico se me pueden achacar muchos defectos, pero todavía no se atrevió a escribir nadie que sea un indocumentado. Ni que dé el paso atrás , ni que engañe a nadie por dinero. Con millones, Manolo, se pueden comprar avionetas, fincas y hoteles. Pero ir por la vida con la frente levantada tiene un precio muy elevado. Y eso no se compra con ningún talonario.
Te escribo desde Pamplona, ciudad abierta donde gustan los hombres valientes. Tú no puedes venir a Pamplona. Viniste dos veces y no diste la talla. Aquí no tienes peñas de admiradores ni los bares llenos de fotos tuyas. Yo tengo una peña en Pamplona, en el barrio antiguo: Una peña formada por obreros y gente llana. Aquí está el toro y tu no puedes venir porque el toro te viene ancho. Yo sí. Aquí está el toro y la gente respeta a quien lo defiende. Por eso tengo tantos amigos en Pamplona.
Comprendo tu debilidad hacia lo que no has podido conseguir, comprendo que le hayas puesto mi nombre a uno de esos objetos entrañables para ti que te ayudaron a vivir y colaboraron a alguno de tus espectáculos. Siempre se eligen nombres importantes para darle categoría a las cosas que uno considera trascendentales.
Para ti lo más importante es el perritoro que te permite mantener una notoriedad en este país tan televisivo donde tú formas parte de nuestras máximas glorias junto a Raphael, Lola Flores, Urtain y Manolo Escobar. El día que los perritoros dejen de rozar tus nalgas ya no tendrás categoría para que te dediquemos una sola línea. Serás el señor Benítez Pérez, de profesión "rico de Córdoba".
Te agradezco ese detalle de ponerle mi nombre a una de esas cabezas disecadas. No me ofendo. Ya sabes que los españoles somos muy susceptibles con la cosa de los cuernos. Pero las cabezas de los toros que tú matas no tienen cuernos.
Otra cosa sería que pusieras mi nombre debajo de uno de Pablo Romero o del Conde de la Corte. Pero ya sabemos que esto es imposible. Si tú te vieras delante de uno de esos toros del Conde de la Corte que han salido en Pamplona te podías morir de un ataque al corazón. Y haces bien en no morirte mientras haya "torifactoreros"que te fabriquen los becerros a tu medida. Y público que te lo consienta.
Lo único que siento es no poder corresponder a tu detalle. Yo tengo en mi casa algunas cosas de valor. Tengo algunas tallas del siglo XVII y a ninguna se me ha ocurrido colocarle un chapita debajo con nombres que a veces escribo, como "analfabeto","indocumentado", "ventajista". Comprenderás que una obra de arte tiene un enorme valor afectivo como para ponerle nombres tan feos.
En cambio tengo un perro que se llama "El Cordobés". Tengo un perro allá en mi modesta hacienda de Salamanca, donde yo empecé a torear mucho antes que tú inventaras el salto de la rana, donde me enseñaron como se ahíja un ternero mucho antes que tu compraras "Villalobillos". Allí tengo unas ovejas y el perro en cuestión estaba destinado cuidarlas.
Pero un día llegó el señor Gonzalo el pastor, y me dijo que el perro se asustaba del lobo. Entonces se lo regalé a mi cuñada para que lo tuviera en casa. Resulta que mi cuñada no tiene hijos y el perro podía servirle de distracción. Y acerté. Resulta que el perro asustadizo que huía de lobo se envalentonaba con los gatos caseros y hacía escapar a los ratones.
Mi cuñada se divierte mucho viendo al perro asustar a los gatos. Entonces me pareció oportuno llamarlo "El Cordobés". Y así se quedó. Pero yo no quiero que te ofendas ni pienses mal. No pienses por ejemplo, que artísticamente te comparo con este perro que se asusta del lobo. Porque tú te asustas de los toros que echan en Pamplona y haces luego heroicidades en Jaén o en Benidorm. Es que me resultaba divertido ponerle tu nombre a un animalito tan simpático.
Yo te hice siempre justicia en este aspecto. De ti se podría decir muchas cosas. Pero nadie negará que eres un tío listo y un tío simpático. Mi perro resultó listo porque en vez de andar peleándose con el lobo en las noches de invierno consiguió vivir placidamente haciendo gracias a costa de los gatos. Y se lo pasa tan ricamente.
Espero que te sientas halagado con esta gentileza mía. Yo tenía un perro, me resultó simpático y le puse "El Cordobés". Ya somos casi compadres. ¡Vaya mi perro por tu cabeza!

1 comentario:

  1. Una respuesta del gran Alfonso Navalón en la que sabe herir,como el rayo de luz a la pupila recien abierta.Una lección de escritor taurino.
     
    Desde Surco.

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