EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

sábado, enero 22, 2022

"QUIERO SER TORERO"

Un  Cómic en el que su protagonista, "Javi", cuenta la historia de aquellos días ya lejanos en los que en la calle jugaba a ser torero junto a los demás niños, imaginando que estaba en Madrid o Sevilla, viéndose vestido de luces en el centro del ruedo, como si fuera el centro del Universo.    

Personalmente, disfrutamos de las interesantes anécdotas que nos narran sus protagonistas; ilustradas  magistralmente por el lápiz de Enrique Martín Muñoz, quien con su arte, conocimiento y afición por esta  "nuestra pasión" como él llama, resultan siendo un compendio de cómo deben ejecutarse correctamente las suertes en los tres tercios de la lidia, ante TOROS con el trapío propio de sus encastes, íntegros, bravos y encastados.  

Como muestra, y con el perdón de Enrique, nos permitimos compartirles ilustraciones de la Suerte de Varas, el "Eje de la Lidia".
Citando al Toro 

Empujando con los riñones

Lo Fundamental 

Un detallazo con la firma de nuestro amigo,  Enrique Martín

  Fuente: Quiero ser Torero. Guión e ilustraciones Enrique Martín Muñoz. Madrid, febrero de 2020.

jueves, enero 13, 2022

LA ESTOCADA DE LA TARDE

 Machaquito metió el estoque a "Barbero" de Miura, hasta la cintas en la misma cruz. El toro se llevó en el pitón las chorreras de la camisa. "Barbero", rodó como una pelota y en la plaza estalló una ovación imponente, indescriptible, trepidante...

 

El Liberal, Madrid, mayo de 1907.

 OCHO MIURAS 

 Fuentes, Bombita, Machaquito, Cocherito

Hombre prevenido...
Por lo que pueda tronar, yo ya me he adelantado a los acontecimientos.Les diré a ustedes cómo fue y confío en la benevolencia del público. Pero no me gusta dejar enfriar los entusiasmos y, como buen español, amo y admiro las sentencias populares y procuro observar sus saludables enseñanzas.
El llanto sobre el difunto. Lloremos, pues.
Salí de la plaza con el corazón palpitante de emoción. Creí que el picarillo quería saltárseme del pecho. La multitud por la calle de Alcalá abajo, llevaba también retratada la alegría del buen vivir.
Entré en el primer café  que "me salió al paso". Pedí una "chica" de cerveza y recado de escribir y en cinco minutos enjareté la carta que voy a tener el honor de "colocar" a ustedes:
"Para MARIANO BENLLIURE. Escultor.
Prepárate ilustre "alfarero". ¡Ha llegado la hora! Afila tu cincel de oro y mete mano a ese barro "divino", que conviertes luego en obras inmortales, porque ya no es posible esperar ni un momento más.
La afición reclama tu concurso para la obra magna que proyecta. Tú, aficionado de pura sangre, que en el lienzo y en el mármol tantas preciosidades taurinas tiene hechas, no te puedes negar a tan justa demanda.
Las circunstancias lo imponen y, ante su fuerza arrolladora, no hay más que bajar la cabeza y ceder.
Pon en remojo esa brillante fantasía que en sitio tan preeminente ha colocado la escultura española, y lánzate a la pelea.
Es necesario, absolutamente necesario, que hagas una estatua a Machaquito.
El inmenso valor de este cordobés ilustre debe perpetuarse en mármoles y bronces. Otros que no tuvieron en otros momentos de la vida su asombrosa serenidad y su incontrastable bravura, se ofrecen en estatuas a la admiración de las gentes.
¿Por qué no hemos de levantar una estatua a Machaquito?
La figura del toreo, con su traje de luces y sus pantorrillas a la intemperie, calvez no conseguiría inflamar tu imaginación para que, como siempre en tus empresas, te resultase una obra definitiva.
Ahí va, para este caso, una modesta idea. 
Un toro herido de muerte por una estocada monumental, hasta el puño, se tambalea como un beodo.
En el pitón derecho lleva prendido un trozo de la pechera de la camisa del matador… 
Nadie vacilará al pronunciar el nombre del diestro.
¡Machaquito! 
¿Quién puede haber dado esa gran estocada, dejándose en los cuernos las chorreras de la camisa?
- Sólo... ¡¡MACHAQUITO
¿Qué te parece, artista insigne, esta mi modesta idea?
¿Te parece bien? Pues manos a la obra.
Como conozco tu soberana generosidad y me sé de memoria tu proverbial esplendidez, nada te hablo de precio. Hay cosas en el mundo que con todo el oro que existe no podrían pagarse. Tu firma es una de ellas.
Empieza a modelar. Inspírate en aquella soberbia faena de Machaquito con "Barbero", el tercer miura de la tarde.... Sigue modelando.
Y ya conocida la obra, cuando esa preciosidad artística salga terminada de tus manos.., ¿qué hacer con ella? Pues...me la reglas a mí.

BENLLIURE - MACHAQUITO. El  rey de la escultura junto al rey de los matadores de toros.
Te admira y te quiere y no sabe si es más grande la admiración que el cariño o viceversa, Don Modesto."

Salí del café y deposité la carta en el buzón de un estanco. 
A estas horas ya obrará en poder del ilustre artista. Pero si un extravío o un error de dirección impide que el escultor insigne se entere de mis propósitos, lea en esta columna lo que para él escribí en aquel café "que me salió al paso". 
¿Qué opinan ustedes de mi carta? ¿He hecho bien o mal en adelantarme a los acontecimientos?
Hombre prevenido vale por dos, y como veo llegar a pasos agigantados el solemne momento en que las multitudes pidan a grito herido la "estatuación" del grana Machaquito, me parece oportuno ocuparme de los preliminares, para que los sucesos no nos sorprendan, aturullen e inutilicen.
Hombre prevenido...." 

La faena de la tarde

Lo fue por lo extraordinariamente bella y magnífica la faena, no superada ni igualada por nadie, de Machaquito al estoquear el tercer toro.
Sobre la mano izquierda- !ah, señores toreros, sobre la mano izquierda!- tomó el cordobés a "Barbero". El pase natural resultó precioso por lo ceñido. Siguió toreando con la misma mano-¿se fijan ustedes?-, citando con la pierna contraria metida entre los pitones, alargando el brazo sin mover los pies y recogiendo al cornúpeta entre los vuelos de la bandera.
Solo en los tercios del 1. 
Muy en corto, arrancando derecho y adelantando el engaño, como mandan los cánones, metió el estoque hasta la cintas en la misma cruz.
El toro se llevó en el pitón las chorreras de la camisa. Rodó "Barbero" como una pelota y en la plaza estalló una ovación imponente, indescriptible, trepidante...
El cordobés sonreía y saludaba.
Un verdadero asombro de pundonor, de valentía y vergüenza torera.
Señores..., ¿les parece a ustedes que ha llegado el momento de levantar una estatua a Machaquito?."
Fuente: Antología de Crónicas Taurinas. Taurus Ediciones, S.A. Madrid, 1965. P. 113-116.

"La Estocada de la tarde" escultura de Mariano Benlliure

         La estocada de la tarde, publicada en The Kon Leche

viernes, enero 07, 2022

LA MAYOR PESADUMBRE DE MIURA

"Cuando por primera vez en la historia de los Miuras, Juan Belmonte cogió el cuerno a un toro de la trágica divisa". 

Belmonte cogiendo el cuerno del Miura, por el pitón, por la pala y por la mazorca
  
Miuras para Belmonte, Gallito y Gaona

Corría el mes de abril de 1914. Sevilla ardía en fiestas, conmemorando su clásica y renombrada feria primaveral, y la bella capital andaluza, de San Telmo a la Alameda, de Triana a la Macarena, esa alegre pandereta en la que un hervidero de gente forastera se mueve dificultosamente bajo el toldo azul purísimo de su cielo sevillano y entre aromosos efluvios de albahaca y de jazmines. 

Es precisamente el día 21 cuando, a la caída de la tarde, un venerable anciano —tez morena, curtida por los vientos marismeños, largas y nevadas patillas, traje campero y clásico sombrero de ala ancha— pasea inquieto, nervioso, pero todavía con aire gallardo y majestuosa altivez, por su despacho de la plaza de la Encarnación. 

Hace tiempo que don Eduardo Miura no asiste a las corridas; mas su tradición ganadera, su conciencia y escrupulosidad, su afición ilimitada a la cría de reses bravas permanecen intactas, exhibiéndose a plena luz, cual airosos blasones —de íntimo orgullo, manifiesto desinterés y elevado señorío— que caracterizan y enaltecen, aún más si cabe, su persona y su divisa. 

Don Eduardo no acude ya a ninguna Plaza, pero conoce todas las reses tde la temida vacada de que es propietario, siguiendo con creciente interés las faenas camperas, y estando, al propio tiempo, exactamente informado del resultado y pelea de los toros en las arenas de los circos. 

Aquel 21 de abril, a que nos venimos refiriendo, don Eduardo mostraba una impaciencia extraordinaria por saber lo ocurrido en el ruedo de la Maestranza. ¡Menuda expectación había aquella tarde! Una buena moza de Miura para Gaona, Gallito y Belmonte. El interés y la pasión se desbordaban por la Plaza y fuera de ella, pues el trianero, herido por un veragüeño el día 15 en Murcia, y habiendo perdido por tal causa las dos corridas del 18 y 20 de la citada, feria sevillana, se pre- sentaba ante sus paisanos nada menos que con la miurada. 

La noble ancianidad del hidalgo andaluz —garbosa y recia— va y viene de un extremo a otro, consultando varias veces el reloj de la estancia. 

—Son las seis y la fiesta debe de andar por el último toro—dice para sus adentros. 

Y en tan agobiante espera acuden a la mente del veterano ganadero multitud de recuerdos, gloriosos unos, trágicos otros, que dieron fama a sus toros. 

Como en visión cinematográfica desfilan por la mente desasosegada de don Eduardo fechas, personas y hechos que compendian la historia de la vacada. Y aparece su padre, don Juan, fundador de aquélla en 1842 con doscientas veinte vacas de Gil Herrera, a las que en 1849 adiciona otras tantas de Albareda, y ciento sesenta y ocho becerros de igual procedencia. Viene luego nueva adquisición, en 1850, de machos y hembras de Cabrera, y en 1854, de dos senientales de Arias de Saavedra, oriundos de Vistahermosa, de cuya cruza surge el tipo de toro agalgueñado, ágil, flexible, duro, bravo y «de sentido». Recuerda el fallecimiento de don Juan y el paso de la ganadería a su hermano don Antonio, que la posee desde 1863 hasta 1893, y de aquí en adelante su disfrute como único dueño. 

Con tristeza medita el viejo ganadero sobre amargos recuerdos que dieron máxima celebridad a la divisa, mas también se enorgullece de seguir criando toros con seriedad y trapío, fortaleza y romana, bravura y ligerera, aptos tan sólo para diestros que sepan lidiarlos. 

—El auténtico toro no se deja hacer caricias en los pitones—masculla por lo bajo ante el hecho cierto de que ningún torero se haya atrevido a coger los cuernos a sus toros. 

Hundido en estos rápidos pensamientos, y quizá con un extraño presentimiento, el patriarcal ganadero se asoma al balconcillo de la habitación. Por la calle, grupos de personas discurren comentando acaloradamente la corrida, y por sus gestos comprende don Eduardo que algo anormal ha ocurrido. 

Y los segundos que el tic-tac del reloj va marcando le parecen meses. 

—¿Da «usté» su permiso?—balbucea, respetuosa y tímidamente Antonio, el mayoral. 

Don Eduardo clava su mirada anhelante en el vaquero, como esperando una contrariedad. 

—¿Qué ha pasado? 
 
—Una «esaborisión», señor. ¡Lo que nunca ha sucedido con nuestros toros! Yo estoy «abochornao». 

—¿Pero qué nueva tragedía ha ocurrido? —gritó, impaciente, don Eduardo? 

—Pues «na», señor. ¡Belmonte ha cogido al toro berrendo el cuerno derecho por el pitón, por la pala y por la mazorca! 

—¡No es verdad! ¡Completamente Imposible! ¡A mis toros nadie les ha cogido los cuernos! ¿Estás seguro de haberlo visto? —Tan cierto como que en estos momentos todavía alumbra el sol. Los señoritos don Antonio y don José lo han presenciado como yo. 

—¿Un torero cogiendo el cuerno a un toro mío?... 

Fuente:Semanario gráfico de los toros El Ruedo. Año III. Madrid, 26 de diciembre de 1946. N° 131.