EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

domingo, enero 25, 2015

CUANDO LAS VENTAS DABA Y QUITABA

Escenas de emocionante buen toreo, en las que predominaba la variedad y no la monotonía; donde cargar la suerte era la regla y no la excepción; en las que las faenas eran estructuradas y  la ligazón en un palmo de terreno marcaba la diferencia con los actuales pases aislados desprovistos de unidad. !!!!!Vengan los toreros güenos!!!!!

Para ver el video pinchar en el enlace :  http://vimeo.com/114863045?from=outro-embed

 
  
 
 
 
 
 
 
 
 

martes, enero 20, 2015

"CRÍTICA" TAURINA : LA FIESTA LO NECESITA !!!!!!MÓJENSE!!!!!!!





"Como aficionado taurino y seguidor de toda la prensa escrita a mi alcance dedicada a este mundo de los toros, cada vez termino más convencido de lo aburrida que resulta y lo poco que tiene de interesante. Casi toda esta prensa es estrictamente informativa. Me estoy refiriendo a la prensa taurina de diarios de tirada nacional en la que, se supone, escriben los periodistas que más saben de este tema. Echo de menos a esos profesionales de no hace mucho que además de informar se atrevían a criticar; todos los aficionados les conocíamos como críticos taurinos. Hacían críticas graciosas y jocosas de cómo estaban cada tarde todos los participantes en las plazas más importantes y de todas sus suertes. Quién no recuerda a “Clarito” (le leía en sus últimos años) y algunos otros. Más recientes “Zabala Padre”, Navalón y Joaquín Vidal, entre otros muchos. Eran Informadores que analizaban, criticaban y como humanos, algunas veces, se equivocaban. ¿Quién no se acuerda de los “dimes y diretes” entre ciertos toreros y algunos de estos periodistas? Estos profesionales citados que me han venido a la mente mientras escribo estas líneas, son un claro ejemplo de lo que era la información taurina de no hace mucho. Cada uno se expresaba a su manera y los lectores podíamos incluso adivinar parte de su personalidad.¡Se mojaban, sabían ganarse a los lectores!. 

En los tiempos actuales, los informadores casi no se diferencian unos de otros; parece que se copian, son rutinarios, anodinos y como digo, hasta resultan aburridos. Solo ensalzan siempre a los mismos, precisamente los del G10, (grupo de diez figuras que todos conocemos). Solamente cambian los calificativos pero siempre son de alabanza: sublime, magistral, poderoso, etc. cuando creen que están bien; pero si no lo están, no se mojan, ni se atreven a dar su opinión. Y no lo entiendo, pues son aficionados que saben de esto; echo de menos su opinión rigurosa. En cambio, con las figuras que están en puestos más bajos del escalafón, los halagos son más someros y las líneas más cortas. De esta manera los aficionados que no vemos el festejo no podemos sacar ninguna conclusión de cómo ha sido la tarde. Del comportamiento de las cuadrillas - y sobre todo de los picadores – pasan de largo. Con echar la culpa a lo malo que ha sido el toro se justifican, sin comentar nada de cómo ha sido lidiado el toro. Las” figuras”.del toreo y del periodismo van de la mano y “comulgan” juntos. Estos dos colectivos, a veces incluso, se ponen de acuerdo para criticar a los aficionados. No deja de ser crítica y menos es nada. Lo mismo ocurre con los carteles de las ferias importantes, se conforman con todo, no opinan. Todas las combinaciones les agradan, no dicen nada de las ganaderías, porqué se eligen unas u otras según sean para las figuras o les toquen a otros toreros que aspiren a serlo, ayudando de este modo a que el círculo de figuras permanezca más cerrado de lo que está actualmente. Igualmente, no critican que algunas ganaderías repitan y repitan en las ferias sin ningún merecimiento.
Sobre otros tipos de prensa, poco puedo comentar. La información de TV al ser única no es comparable. Creo que sigue la misma línea pero como existen imágenes, es otra cosa. También es verdad que las imágenes son muy elegidas. En Radio, hay cada vez menos y a horas más incómodas. En las Webs taurinas, casi todos los que informan son periodistas jóvenes y hay que darles un voto de confianza; esperemos que sean más completos. En todas las tertulias taurinas siempre, y por muy de acuerdo en que estemos los tertulianos, existen diferencias. En las crónicas de ustedes que tengo la oportunidad de leer casi a diario, saco la conclusión que todos han visto la “misma corrida” y desde idéntica localidad. (Cuando varios aficionados discrepan se dice que cada uno ha visto un festejo distinto). Esto no deja de ser una opinión muy personal de un aficionado, pero muy compartida con otros muchos que consideramos que hoy la CRÍTICA y los CRÍTICOS rigurosos, han pasado a ser solamente un recuerdo. Y no muy lejano.
Señores profesionales de Prensa Taurina: critiquen un poco, no tapen muchas cosas que no son justificables y que ven más que nadie. Así los aficionados que leemos estos diarios estaremos bien informados y podremos defender mejor las corridas de toros, que es lo que más nos gusta. Todos unidos, LA FIESTA LO NECESITA ¡MÓJENSE!"
José Ricardo Carrasco
Aficionado y miembro de la
Asociación El Toro de Madrid
La Voz de la Afición”, N°39, Otoño de 2011

domingo, enero 18, 2015

LA SUERTE SUPREMA Y SU EJECUCIÓN

Martin Agüero, matando  de soberbio volapié
Por: Ricardo López Solano
A Fernando Lozano, en la última corrida de la temporada de Cartagena de Indias (Colombia) del año 1.989, no le dieron el trofeo a 1a mejor estocada, que bien se merecía, muy a pesar de haber entrado a matar a su primer toro, centrado y por derecho. Así lo pude corroborar, además de haber seguido en detalle su ejecutoria, al cerciorarme que la cruceta de la espada se mostraba perpendicular a la columna vertebral del toro y paralela a la arena (no rotada ni horizontal ni perpendicularmente), lo que acontece (rotación en ambos planos) por la posición forzada en la que queda la muñeca, cuando el matador, para minimizar el riesgo (aliviarse), se sale de la suerte, bordeando el pitón derecho del toro, antes de meter la espada en las carnes del toro.


De ahí que el plano donde queda alojado el estoque no quede paralelo al plano donde se encuentra situada la columna vertebral (ambos planos perpendiculares a la arena), sino que se cruzan formando un ángulo de unos treinta grados entre el uno y el otro; razón por lo cual, en algunos casos, la punta del estoque termina aflorando feamente por el costillar izquierdo del toro.


Retomando nuevamente el tema de la estocada de Fernando Lozano, además de sepultar totalmente el estoque, este se veía en todo lo alto, en la cruz, o sea, para este caso, al lado izquierdo de la intersección que forma la columna vertebral y la línea que secciona los omóplatos del toro, que es donde el torero expone más por encontrarse más lejos del pitón de salida, el derecho del toro.

La inclinación del acero también era la adecuada, unos cuarenta y cinco grados respecto a la horizontal. Pero, aunque el toro tardo un poco en caer, quizás porque el acero no seccionó en buena medida la aorta posterior, la suerte suprema, no me cabía la menor duda, se había ejecutado conforme a los cánones establecidos para el caso.
Sin embargo, había un detalle inusitado que me creaba cierta confusión en lo que a la correcta colocación del estoque se refiere: La cruceta, que se mantenía horizontal (no rotada en los planos antes reseñados), cuando el toro se encontraba en reposo y con las manos igualadas, semigiraba unos veinte grados a uno y a otro lado del plano horizontal, dando la sensación, que la empuñadura (cruceta y pomo), se encontraba suspendida en un medio gelatinosa que la hacia flotar, cuando el toro, en su agonía, pesadamente se desplazaba por la arena.

Era como si la espada en vez de encontrarse rodeada por un medio consistente, lo estuviera en un medio gelatinoso, en el que el acero podía semigirar con cierta holgura. A pesar de esta confusión, algo que tan solo había podido observar con anterioridad en dos ocasiones más, esos semigiros armoniosos y paulatinos de la cruceta, que antes que nada, irradiaban un enigmático resplandor de belleza, me daban la impresión de que con ello quisiera ratificarme, que sí, que la espada estaba correctamente colocada.

Pero, como comprobarlo, si sobre esto no había leído ni escuchado nada, siendo esta faceta, precisamente, lo que más me confundía; en especial, cuando todo lo que se relaciona con la verdadera estocada cualquiera que se lo proponga podrá encontrarlo un poco aquí o un poco allá, en este o en aquel libro.

Bueno, después de mucho reflexionar e investigar por mi cuenta sobre el asunto, por fin pude descifrar el enigma: En verdad, el estoque había quedado correctamente colocado, y la clave la daba, además de vérsele en su sitio, esos semigiros suaves y gelatinosos de la cruceta que se sucedían en los desplazamientos agónicos del toro.

El acero cuando queda colocado de acuerdo a las reglas establecidas, asumiendo que estas ya se cumplieron en la ejecución de la suerte, debe dejarse en el "hoyo de las agujas" o intersticio de los omóplatos, que es el espacio que forman la tercera y la cuarta costilla o la cuarta y la quinta, con uno de los omóplatos antes mencionados y la columna vertebral, ya sea al lado izquierdo, ya sea al lado derecho de toro.

Cuando la espada queda sepultada en uno de estos cuatro sitios, con la cruceta en la posición horizontal de reposo, como la parte más ancha de la hoja del estoque, por construcción está obligada a quedar, como la cruceta, en la misma dirección (horizontal a la arena), en la medida en que el toro se desplaza, la rotación que imprime el omóplato, paulatinamente cerrará y abrirá el intersticio correspondiente, lo que forzará a la espada, por la presión ejercida por esta parte ósea contra la hoja y esta contra la columna, a semigirar, a no ser que sea una estocada baja, en la que el estoque quede colocado entre el omoplato en mención y la parte exterior de las costillas del toro (Rincón de Ordóñez), que en caso de presentarse los semigiros anotados, no crearían el mismo efecto emocional ya descrito.

Y del movimiento gelatinoso ¿Que podría decirse?

Este se presenta cuando la espada en vez de quedar rodeada por músculos (cuello y otros), es soportada (caso de quedar localizada en uno de los cuatro intersticios ya reseñados) por las partes blandas del cuerpo del toro, como son el morrillo, los pulmones, que no deben ser perforados (estocada defectuosa que produce hemorragia bucal), y el paquete intestinal, entre otros órganos de similar consistencia. Lo que podría explicar la sensación de flotar de la empuñadura del estoque antes descrita.

Resumiendo, si el espada entra a matar centrado y por derecho ante la cara del toro, la cruceta debe quedar horizontal (sin rotar en ninguno de los dos planos referidos), a no ser que al rozar en hueso, esta sea desviada, o ya sea que el matador a propósito la haga girar a fin de acentuar el daño al toro, lo que seria un truco inadmisible. Pero, si además esta ha quedado en el lugar correcto, todo lo alto, la conclusión a la que se puede llegar, es que la cruceta semigirará en el plano horizontal, en la medida en que el toro, antes de que doble definitivamente sobre la arena, se desplace agónico por el ruedo.


Fuente: http://www.desdelcallejon.com/foro/viewtopic.php?t=14429

domingo, enero 11, 2015

SOBRE LA NUEVA TEORÍA TOURÓMACA O TAMBIÉN LLAMADA INCORPOREA

"DE TAUROMAQUIAS Y ... OTROS CAMELOS" 
"Últimamente, estamos asistiendo a un fenómeno curioso que, al menos a mi, me provoca perplejidad y asombro. La llamada crítica especializada y los profesionales del taurinismo se han lanzado a proclamar las excelencias de ciertas figuras con tal brío que, a más de uno, les parece urgente la necesidad de definir en sesudos tratados taurómacos sus novedosas maneras de torear. No es algo de hoy; la Tauromaquia, es decir, el toreo a pié, ha ido formulándose a lo largo de su historia a través de varios, y muy buenos, libros que han recogido las formas, normas, reglas y arcanos consejos de los grandes maestros que los quisieron transmitir a las generaciones futuras. Fueron los mismos toreros, o admiradores de su entorno, quienes llevaron al papel la esencia y la pureza del ritual en el que descansa la fiesta de los toros. En todos ellos, a pesar de sus diferencias, existe un substrato normativo común heredado de unos a otros: el torero debe conocer todo lo relativo al toro; las querencias, saber adaptarse a sus cambios de comportamiento durante la corrida, pues es el protagonista indiscutible del espectáculo. Debe tener fuerza, trapío, edad y casta, porque sin esas condiciones no hay una verdadera lidia. Además, contienen la explicación de los tiempos, tercios, terrenos y una detallada enumeración de pases y recursos fundamentales para el buen desarrollo de la corrida. De manera más o menos pormenorizada, cada tratado viene a ser un compendio enriquecido de los anteriores. El mandamiento académico de "limpia, fija y da esplendor" podría ser la frase justificativa de su existencia, a la que añadiría "mantener tradición y esencia".
Aunque son muchos, citaré algunos de los más clásicos e imprescindibles: a finales del siglo XVIII se publicó la anónima Cartilla de reglas de torear a pié de la Biblioteca de Osuna, en 1778 se editaron las normas de José Daza y un año después apareció el Arte de torear a pié y a caballo, Tauromaquia de José Delgado, Pepe Hillo. Que esas obras fueron conocidas, sus reglas llevadas a la práctica en los ruedos y estudiadas en las escuelas de tauromaquia de la época, está fuera de toda duda. La autenticidad y la tradición seguirían enriqueciéndose con la aparición en 1836 de la Tauromaquia Completa de Francisco Montes, maestro que aportó un nuevo clasicismo y dejó escrita la fundamentación formal y estética del toreo; su influencia será decisiva para los tratados que aparecerán en lo sucesivo como “El lidiador perfecto”, inspirado por el “Chiclanero”, “El Manual de Tauromaquia” de Sánchez Lozano, la Tauromaquia de Vázquez bajo la dirección e inspiración de “Guerrita” etc. Otros ejemplos importantes son las tauromaquias de Mazzantini, Bombita, Sánchez Neira, Corrochano, José María de Cossío, Domingo Ortega...Gracias a ellas se ha mantenido la esencia y la pureza del arte de torear.
Sin embargo, en los tiempos que corren y aquí viene mi asombro no encuentro ninguna figura digna de inspirar un tratado guía de futuros toreros. Me pregunto, ¿qué Tauromaquia podría transmitir? ¿ la heredera del clasicismo y la tradición? Pues si es así, lo siento, no estoy de acuerdo; porque esos llamados maestros del momento, mandones en los carteles, que se llevan en el esportón orejabaratitas y sólo matan toritos desmochados, sin fuerza ni casta, no son merecedores de inspirar nada. 
Me pregunto si alguna vez han leído alguna línea de los autores nombrados porque, si es así, se les ha debido olvidar todo. Sinceramente, no me explico cómo pueden hacer en la plaza todo lo contrario a las reglas y cánones preceptivos: ¿Los terrenos? ¡Como no sean las hectáreas de sus fincas! ¿Las distancias? Cuanto más lejos mejor y de vez en cuando un arrimón ante el toro tonto para calentar al personal ¿El tercio de varas? En la nueva moda ya no existe, un picotacito y a ordenar sacar el pañuelo ¿Los quites? ¡Ni hablar! no vaya a ser que el "telonero" del cartel nos salga pinturero ¿La torería, el pundonor, la rivalidad en la plaza? Para qué, ¡si tienen los contratos firmados desde el comienzo de la temporada...! ¿Ligar, cargar la suerte? Esas son manías de los del "siete" que protestan por todo ¡Que bajen, que bajen ellos y toreen que, al fin y al cabo, "sólo" han pagado su entrada...! En fin, podría seguir enumerando las reglas del destoreo actual pero me parece innecesario atormentar al lector.
Aunque, a decir verdad, me parece que, posiblemente, sí están inspirando sesudos y modernos tratados de Recontratauromaquias. Cada día observamos cómo los novilleros que empiezan se parecen más unos a otros y todos los demás  "a los de arriba", de los que aspiran a ser clónicos. Son los tiempos del toreo despegado, sin emoción, sin embraguetarse (light), el aprender a mantener al toro en pié durante la lidia el mayor tiempo posible, a eso lo llaman "técnica" ¡Pronto, un maestro de verdad iba a mantener erguido a un toro moribundo! La falta de respeto al aficionado despreciando su opinión; esa moda de bailar pasos adelante, pasos atrás durante la faena; obedecer a cualquiera que grita instrucciones desde el callejón; estar pendiente, entre toro y toro, de dónde están las cámaras para saludar a los amigos, más que de lo que hace el compañero en el ruedo; exigir el "monoencaste", torito comercial y ¡a otra cosa! porque cuando sale un toro de verdad: "¡esto no se puede torear! ¡es un toro a "contra estilo" (¿qué estilo?), "lo que quieren es que me coja"!, "¡me está mirando!", "los toros encastados para los que no pueden exigir ganaderías, oiga, que yo soy el número uno"...!
Sí señores, esta parece ser la nueva teoría taurómaca; les aseguro que tiene grandes conocedores que llevan a rajatabla eso de transmitir conocimientos. Dignos depositarios de ese "saber", catálogo completo de reglas ventajistas y pillerías, coreados por apologistas que, constantemente, se dedican a publicar sus grandezas y animan a los alumnos de las escuelas a que sigan su senda.
Sin embargo, la verdadera Tauromaquia sigue ahí; algunos, los menos, no renuncian a su pureza y emoción. Nosotros, como aficionados, debemos exigir que se mantenga. Desde Pepe - Hillo, Montes, Gallito...a Ordóñez, Antoñete o Esplá, ha habido un largo camino de arte y autenticidad que no podemos, ni debemos, perder. Nos estamos jugando demasiado en la partida". 

YOLANDA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ - CUESTA.
Aficionada y miembro de la Asociación el Toro de Madrid.

Fuente: La Voz de la Afición. Nº 21, Mayo de 2003, página 28.
Sección: El ayer y el hoy en el mundo de los toros.