EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

domingo, agosto 31, 2014

RAFAEL GÓMEZ ORTEGA: "EL GALLO" CAPÍTULO IX

LOS CUARENTA Y CINCO AÑOS DE VIDA TORERA DE RAFAEL "EL GALLO" 
RECUERDO DE JOSELITO Y JUICIO SOBRE MANOLETE
Fuente: Semanario gráfico del los toros El Ruedo. Madrid, 08 de Agosto de 1944. Año I, Nº 09

viernes, agosto 29, 2014

CUATRO CAPOTES MÁGICOS


Homenajeando al Maestro
Antonio Ordóñez, Curro Romero, Rafael de Paula y Antoñete.
Me los robaron para venderlos por veinte mil duros.
Alfonso Navalón
Nunca he sido partidario de convertir mi casa en un museo taurino. Cuando me hice ganadero tenia en la finca unos cencerros que resumían la historia de las divisas más destacadas, colocados en lo alto de una estantería tenia los cencerros de Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte, Urquijo y Graciliano Pérez Tabernero, más el de Manuel Arranz como fundador de mi ganadería.
Los toreros me ofrecieron muchas cosas (aparte de millones por ponerlos bien), pero ese mundillo me atraía muy poco y no quise llenar mi casa con vitrinas de trajes de luces de tardes de gloria. Sencillamente porque muy pocas veces la categoría artística no tiene nada que ver con la presencia humana de muchos ídolos de multitudes que en traje de paisano son como para echarse a correr.
Mi historia de hoy se resume en cuatro capotes que pasaron a la historia del toreo con letras de oro... Uno era el de la reaparición de Antonio Ordóñez en Málaga, cuando ya no era ni la sombra de lo que fue antes de los años sesenta. Me lo ofreció delante de todos sus acérrimos partidarios que se llevaron un gran disgusto, considerando que los hacia de menos regalándoselo a un crítico provinciano recién llegado al mundillo taurino. Son los mismos que se escandalizaron cuando en el Hotel Astoria de Valencia me dijo Ordóñez en las fallas de 1963, cuando sólo había publicado cuatro crónicas en "El Ruedo": "tú serás la nueva grán figura de los críticos". Estaban delante José Maria Jardón, Pedro Balaña, Diodoro Canorea y el viejo Pablo Chopera con Barceló empresario de Benidorm Alicante. El viejo Chopera cortó a Ordóñez "me parece que te estas pasando. Navalón sabe mucho pero tiene todavía más peligro. No nos conviene".
El otro capote era de Curro Romero en una tarde gloriosa de feria de Sevilla en la Maestranza donde al cabo de muchos años confesó que fue el día que mejor había toreado de capa en toda su vida. Cómo seria que le tocaron la música. Habíamos tenido un disgustillo por una mala interpretación de su mujer Conchita Márquez Piquer y Curro para congraciarse me regalo aquel capote histórico.
El otro pertenecía a Rafael de Paula y con el, ejecutó aquel quite por verónicas en un toro de Julio robles, el año que se presentó a confirmar su alternativa en Madrid, después de trece años rodando por las plazas de Andalucia sin alcanzar más gloria que los cantes de los flamencos. Aquella noche lo fuimos a ver al Hotel Wellington con toda la plana mayor de los ejecutivos de Rumasa, que me habian contratado para dar ocho conferencias en Andalucia. Eran adoradores incondicionales del gitanito rubio, con Ruiz Mateos al frente en pleno poderío social y económico antes de que el actual marido de Isabel Preysler arremetiera con la expropiación. Aquella corte iba a llevarnos a cenar al restoran más caro de Madrid y se quedaron de piedra cuando le dije a Rafael que habia sido una pena dar unos lances tan bonitos cambiando tanto el terreno en vez de ligarlos seguidos como lo había visto otras veces. Cuando trataban de increparme por mi osadía, Paula los aparco "Tiene toa la razón el de Salamanca. Otras veces he toreado mucho mejor con el capote. Lo que pasa es que en Madrid no me habian visto y le ha parecido mucho más de lo que ha sido".
El capote de Antoñete era el de la famosa media verónica que repitieron tantas veces en Televisión, y tampoco se le hizo justicia porque otras mucho mas perfectas y mas lentas. Pero fue una tarde de gloria y la gente estaba loca con el viejo del mechón. Antonio tenia entregada la plaza y cuando remato la media, los tendidos se pusieron en pie con una ovación delirante.
Luego tuve más capotes. Cada vez que los toreros venían a torear a mi casa me dejaban un capote y una muleta. Tuve capotes de Capea, Manzanares, Roberto Domínguez, El Yiyo, Julio Robles y dos muletas de Andrés Vázquez. Me quede con la gana de conservar algo de Rafael Ortega que ha sido el que mejor he visto torear en toda mi vida y con algún recuerdo de Manolo Vázquez que cuajo una vaca mía magistralmente. Pero no hubo ocasión. De todos estos capotes el que mas use toreando fue el de Antonio Ordóñez, pero tuve que acomodarlo a mis medidas porque era como una manta. Fue Tito el mozo de espadas de Andrés Vázquez quien le cortó más de una cuarta de los bajos para poderlo manejar a mi antojo. Ahora que recuerdo toreé muchos festivales con un capote de Antonio Bienvenida que no tenía ninguna historia especial. Simplemente me lo regalo al terminar un tentadero en Huelva en la plaza de Tomás Prieto de la Cal. Una plaza que tenia un dolmen debajo del palco de invitados y donde nos tomo el pelo Miguel Litri que se quedó asando sardinas mientras nosotros pasábamos las de Caín con aquellas vacas jaboneras que se colaban por donde menos esperábamos. En uno de los atragantones de la lidia, Bienvenida me comentaba desesperado:" Con estas vacas se me ha olvidado torear ¡Ninguna va por donde la mando!Cuando acabó el tentadero el Litri viejo se reía de nosotros "Ahora os enterareis porque me quede asando sardinas"…
Desaparecieron
Cuando mi separación, mi difunta esposa se quedó con todo y los tres hijos se vinieron conmigo, por todo lo cual el juez me condenó por "abandono de familia" ¿Quién entiende eso si los hijos se vinieron conmigo? El caso es que la pobre señora sentía un apego especial por lo ajeno y aparte de muebles antiguos y obras de arte por valor de cincuenta millones, se quedó también con los capotes históricos, vendiéndolos por cien mil pesetas, cantidad ridícula porque todos estaban dedicados y firmados por aquellas grandes figuras. Un abogado de Madrid, amigo mío me contaba que el año siguiente pago un anticuario doscientas mil pesetas por el de Curro Romero.
Como estaba escrito que no conservaría nada de mi historia de crítico y torero aficionado, un dia vino un torero a uno de los últimos tentaderos y al dia siguiente recordé que habia dejado los trastes de torear y los zahones en un burladero, habian desaparecido porque alguno de mis invitados tuvo el acuerdo de virlármelos. Le tenia especial cariño a los zahones, hechos con todo el capricho por el maestro guarnicionero de Puebla del Río (el mismo que trabaja para los Peralta). Tenia grabados en los bordes el hierro de las ganaderías de los amigos y encima de la bragueta el mío con una leyenda que decía "Escribir y Torear". También me robaron unas polainas repujadas que eran un primor de artesanía, a juego con unos botines de piel de becerro con la puntera puenteada en relieve.
Ahora, como hace dos años que no toreo, ya no me hacen falta pero me queda la tristeza de haber perdido aquellas joyas del arte de torear.

jueves, agosto 28, 2014

RECORDANDO LO QUE FUE LA SUERTE DE BANDERILLAS

JULIO PÉREZ, "EL VITO"
Homenajeando al Maestro
Alfonso Navalón
A media mañana sonó una voz en el teléfono que se hacía familiar a pesar de los veinte años que llevamos sin vernos. Estuve dejándolo hablar hasta que soltó el: «¡Mi arma! ¿Pero ya no te acuerdas de tu amigo ‘Vito’?». Y de pronto saltaron un montón de recuerdos, de los muchos días que vivimos en entrañable armonía nuestra pasión por el toreo. Los que me siguen saben de sobra la profunda admiración que siento hacia este personaje singular, al que pongo siempre como ejemplo del más completo banderillero que he conocido. En la distancia, Julio ‘El Vito’ va recogiendo las crónicas que le mandan sus amigos o las que le pasaba un pariente que maneja Internet. El hombre ya no pudo aguantarse más y me llamó para contar lo feliz que se sentía con este reconocimiento, cuando los aficionados de ahora no saben lo que significó en la historia del segundo tercio. «¡Mi arma! ¡Guardo tus crónicas de ahora con más cariño que las que me hacía Corrochano en el ‘Abc’!». En mi larga historia de aficionado práctico no he disfrutado con nadie haciendo tentaderos como con este andaluz que derrocha gracejo y talento en sus chispeantes charlas. Para Julio es un vicio hablar de toros. No se parece a José Tomás ni a los toreros de ahora que se quitan el traje de luces y se convierten en ciudadanos anodinos, la gente que nos conoce dirá que estuve también muchos inviernos andaluces tentando al lado de Pepe Luis Vázquez y que no voy a comparar a un genio del toreo con un simple banderillero. Ya lo sé, pero Pepe Luis es más tímido y más reservado. Pepe Luis da muchas largas cambiadas porque no quiere complicarse la vida. A Pepe Luis hay que oírle después de las doce de la noche, cuando ya tiene encima media docena de güisquis. Como aquella madrugada en ‘El Toruño’ de los Guardiola, cuando andaba escribiendo ‘Los Toros del Sol’ y Don Salvador me reservó una sorpresa emocionante: «Usted habrá toreado cientos de vacas, pero seguramente no se habrá puesto delante de un cinqueño». Así que tragué paquete y afronté la prueba. Era un toro que no se podía lidiar porque tenía un bulto en el costado. Y allí estaba Julio ‘Vito’ con el capote pronto por si pasaba alguna ‘esaborisión’, y Pepe Luis con su discreción de siempre. Esa noche nos dieron las tantas hablando de toros. Los hijos de Pepe Luis (todavía unos niños) dormían en los divanes mientras el maestro de San Bernardo, sabiéndose entre los cabales, derrochaba sabiduría. Domingo Ortega siendo también seco en palabras, era más abierto cuando sabía que tenía auditorio digno de su sabiduría. Una noche después de tentar en su finca de Segovia nos quedamos de sobremesa con Antonio Bienvenida, el escultor Sebastián Miranda y Luis ‘El Estudiante’. Faltó Cañabate, que por entonces ya estaba muy malito, mientras el trepa de Zabala rezaba para que le dejara cuanto antes la tribuna de las hipocresías del ‘Abc’. Fue una de esas noches inolvidables donde el viejo filósofo de toros sentó cátedra de lo que debe ser un buen torero. El toreo por dentro Pero lo del ‘Vito’ era distinto a todo. Conocía el toreo por dentro y desde abajo, había sido figura de los novilleros, matador a la sombra de su padrino Carlos Arruza, luego el mejor banderillero de esta época y después también maestro en el arte de escoger en el campo la corrida que mejor le iba a cada torero, a cada plaza y a cada empresario. Entre Domingo Ortega y ‘El Vito’ hay la misma diferencia que entre una conferencia de Don Miguel de Unamuno y la vida del Lazarillo de Tormes. Por mucha gloria que alcance Unamuno, las aventuras de Lázaro quedarán para siempre en el alma del pueblo. Una hora me tuvo al teléfono. Un torrente de recuerdos. Entre lo mucho que habla Julio y lo poco que me gusta estar callado, había que recuperar el tiempo perdido. Lo conocí un invierno a principios de los sesenta cuando yo acababa de entrar en ‘El Ruedo’ y paramos a comer en el Parador de Bailén con Luis Miguel, Jaime Ostos y Luis Segura. Lo más curioso de aquella reunión fueron las ocurrencias de Lucía Bosé (todavía bellísima) traduciendo al idioma casero los tecnicismos de Luis Miguel. Su conclusión fue gloriosa: «O sea, que según Luis Miguel, el secreto del toreo está en la altura y la distancia que debe llevar la muleta durante la faena». Eso es lo que nos había querido explicar su marido en media hora de pontificar. De pronto, nos quedamos sorprendidos ante dos hombrones que estaban pegando carreras y saltando los setos del jardín. Eran ‘El Vito’ y Luis González que entonces iban de ‘pareja-espectáculo’ en la cuadrilla de Ostos. Iban a torear un festival en Andújar y aquella tarde Luis Miguel dijo que me fijara en un muchachote fornido de Zaragoza: «Ése acabará cuajando en un gran banderillero». Y no se equivocó. Aquel mañico era Pepito Gracia, hijo del conserje de la plaza de Zaragoza y padre de ‘El Tato’, el inesperado nuevo ‘manager’ de El Juli, que de pronto ha olvidado todo el cariño que siempre me ha tenido su familia y de la sorprendente memoria de su padre que se sabía algunas de mis crónicas y las soltaba de golpe en las muchas noches de juerga que pasamos juntos. Aquellos tentaderos No puedo reflejar en esta crónica la historia de esa hora telefónica anotando cuando íbamos a los tentaderos de Urquijo en el Cortijo de ‘Juan Gómez’. Allí se tentaba después de la feria de Sevilla cuando ya el sol achicharra. Empezábamos al amanecer y tentábamos diez vacas hasta que empezaba a calentar. Luego volvíamos a las siete hasta que se hacía de noche. Entonces probamos aquel semental ‘Dominó’, un prototipo de Murube que salió extraordinario. Se lo compró Litri en un millón de los de entonces (cuando las corridas valían sesenta mil duros) y fue un desastre de semental porque no ligó con ninguna vaca. Otro día fui a tentar a lo de Joaquín Buendía, cuando aquellos santacoloma salían rabiosos de casta y los toreros decían que tenían ojos de locos cuando los miraban. Mi sorpresa es que al empezar en la placita de la ‘Hacienda Bucare’ se presentó de improviso ‘El Vito’: «Mi arma, m’enterao de cazualidá que venías a lo de Buendía en la Venta de Antequera y m’a fartao tiempo pa’vení. No te vayas a equivocá que ezto no lo conoces, que aquí una vaca te pué rajá encuantito te encantilles...». «¡Julio!, si yo estuve ya en los de Isaías y Tulio Vázquez, en lo de Albaserrada y en los gracilianos de Arranz. Pero Julio seguía en sus trece: «Y que no te vayas a equivocar, que aquí te puede pasar de todo cuando más descuidado estés». No pasó nada. Las vacas salieron muy picantes pero manejables si se les tapaba bien la cara con la muleta. Mi amigo ‘Vito’ no respiró tranquilo hasta que no le dimos puerta a la última. Entonces comprendí el gran respeto que les tenían los toreros a los torillos terciaditos de Santa Coloma. Y por qué las figuras de ahora no han descansado hasta quitarlos de todos los carteles. Prefieren los borregos de Domecq porque ¡Dios te libre de un Santa Coloma listo! Amigo leal Julio defendió siempre mi amistad. Cuando el taurinismo empezó a odiarme por ‘derrotista’ siempre sacaba la cara por mí. Una noche en los premios de ‘Río Grande’ en Sevilla un grupo de cronistas andaluces empezaron a despotricar contra mí. Julio pegó un puñetazo en la mesa y los cortó en seco: «A los buenos toreros le hacen falta muchos críticos como Navalón, que sabe de esto y no cuenta mentiras como todos ustedes». Y desde entonces, cuando está él delante nadie se atreve a soltar una guasa contra mi persona. Algo parecido ocurrió años después con Antonio Ordóñez, también en los premios de ‘Río Grande’ cortó en seco a los difamadores y se extrañaron que siendo enemigos de muchos años sin hablarnos, el rondeño se pusiera de mi parte: «Entre todos vosotros no le llegáis a la suela del zapato». Seguimos otro par de años sin hablarnos hasta que un día hicimos las paces en la feria de Albacete, cuando Danielico Ruiz era solo el corralero de los Choperitas. Dios te guarde Julio’Vito’, flor de los banderilleros, rumbo y señorío de los toreros viejos, de los pocos que vivieron enamorados del traje de luces como la ilusión suprema de su vida. Y que sirva de ejemplo cómo un crítico maldito y un grandioso torero pueden ser amigos hasta la muerte.

Fuente: http://www.alfonsonavalon.com/paginas/ultimas%20cronicas/29.htm
Para visualizar los videos pichen sobre los enlaces:
http://vimeo.com/80055607
https://www.youtube.com/watch?v=l1J3jPJqEjI

miércoles, agosto 27, 2014

ADIOS A TONETTI

Homenajeando al Maestro
 Pepe Tonetti

EL REY DE LOS PAYASOS
ALFONSO NAVALÓN GRANDE
A veces te das cuenta que la vida se va acabando y llevas muchos años sin ver a viejos amigos de los años dorados. Esta Navidad el primero que me felicitó fue Julio Pérez Vito, la mayor gloria de los banderilleros vivos. Pienso que hace más de 20 años que no nos vemos, que no he vuelto por Sevilla ni él sale de allí. De pronto, cuando surge alguna falsa figura del tercio de banderillas, como Ferrera, me indigna la ignorancia de los públicos y de los críticos y recuerdo a las gentes cómo hacía la suerte Julio Vito. Explico su parsimonia para ir a la cara del toro, su forma de clavar cuadrando en la cara y aquel salero de salir andando despacito, sin despeinarse, sin volverse a mirar al toro que iba por su camino dominado, y lo comparo con estos tirititeros de las carreras, los brincos y las salidas alocadas perseguidos por el toro y saltando al callejón. Me indigna que lo que más aplaude la gente sea ese salto al callejón, señal clara que ha sido desbordado por el toro. Julio jamás saltaba al callejón porque, al salir del par, dejaba a los toros clavados en su terreno y él salía de la suerte, sin mirarlo con esa chulería antigua del ¡ahí queda eso!.
Julio Vito tiene una hija que maneja el ordenador y el viejo torero se emociona leyendo las crónicas que de tarde en tarde dedico a su maestría. Y me llama en conversaciones interminables recreándose en el mundo de los recuerdos. “¿Tú estás bien, mi “arma”?”Man disho” que tienes una mujer “mu” guapa que te quiere “musho”! “Yo estoy superior, Julio, ni colesterol, ni diabetes, ni nada de lo que tiene la gente de mi edad.” “Pues eso es lo que “hase farta”, que vivamos muchos años, disfrutando de haber “sio” figuras en lo nuestro…!”
A veces me acongoja el recuerdo de los grandes amigos que seguramente ya no volveré a ver porque ya no salimos de nuestro territorio, como hacen los sementales viejos cuando se le pasa el celo del poder.

RESENTEMIENTO
En esta mañana de febrero al cruzar el puente del río Tormes sentí la angustia de localizar a Pepe Tonetti, al que perdí la pista hace muchos años. La última vez que lo encontré en Madrid con su vitalista apariencia de atleta, llevaba ya varios años retirado. Me contó que vivía en la libertad del campo, rodeado de todos sus recuerdos del circo, que lo tenía delante de la casa con su “rulot” como si todo estuviera a punto para actuar esa misma tarde. Recuerdo, de niño, cuando mi padre me llevaba a la feria de Salamanca, por la tarde a los toros y por la noche al circo, donde Pepe y su hermano Lolo nos tenían con la boca abierta y la risa a borbotones. Después cuando empecé a recorrer mundo en todas las corridas de las grandes ferias lo veía en la puerta de arrastre, encaramado en un taburete junto a los mulilleros. Iba a los toros vestido ya de payaso hasta que llegaba la hora de la función y salía disparado para empezar su actuación de la tarde. A veces sólo le daba tiempo de ver el primer toro, luego me llamaba al hotel para que le contara la corrida. “Porque de los demás no me fío” y a veces me iba a cenar con él en su camerino rodante. Hasta que un día descubrí que también era torero y que su verdadera vocación era la de haber sido cómico en los ruedos como los del Empastre o El Bombero Torero.
Fue una tarde en la finca de Baltasar Ibán, cuando Paco Camino y servidor, después de varios años de distanciamiento, hicimos las paces recordando aquellos años de Salamanca cuando él era novillerito puntero y yo toreaba en casi todos los tentaderos. Pepe me pidió la muleta en una vaca que le gustó y se puso a imitar a todas las figuras del momento, sobre todo a El Cordobés, por afinidad de estilos: “Manolo y yo somos los mejores payasos de la historia” y se retorcía gesticulando con aquella risa contagiosa.

REIR SOBRE LA MUERTE
Una tarde estábamos en la feria de Burgos Y Tonetti no apareció en la puerta de arrastre. En Burgos podía estar más rato porque tenía el circo justo al lado de la plaza. Pepe estaba en Madrid en el entierro de su padre. Salió de madrugada con su hermano y volvió a tiempo de pintarse la cara y estar en la pista para hacer reír a ese público que lo adoraba. Hizo los chistes de siempre, sus carcajadas y sus piruetas eran más espectaculares que nunca y cuando acabó la función se derrumbó sobre un taburete y sus lágrimas de payaso, resbalando sobre los colorines del maquillaje, me llegaron al alma.
Era un hombre de grandes sentimientos solidarios, pendiente siempre de los malos tragos de los amigos. Un día me llamó para realizar una idea que llevaba mucho tiempo metida en la cabeza: “Vamos a fundar el club de los payasos para recoger a todos los viejecitos del oficio y tengan un lugar bonito para vivir sus recuerdos de artistas” Pero como no había dinero organizó un festival en la plaza de Vista Alegre. Las grandes figuras le respondieron, a pesar de que muchos estaban en América, y sólo un gilipollas se negó, alegando que si toreaba yo él no iba. Pepe estuvo grandioso en la respuesta: “Alfonso es mi amigo y va a torear; así que tú eres el que sobra en el cartel”.
Fue una mañanita soleada, antes de empezar la temporada en Las Ventas y la antigua plaza de Vista Alegre se llenó hasta los topes. En gran parte porque nuestra madrina era Lina Morgan que, aparte de un importante donativo, la noche anterior metió una cuña en su programa de televisión para hablar del festival de los payasos. Aquello fue un éxito en todo. Toneti salió vestido de corto, con un traje a medida que le hizo Luis Álvarez, un cotizado sastre de toreros de la época. Recuerdo que cuando le tocaba hacer su quite a Andrés Vázquez me invitó a salir y toreamos al alimón por chicuelinas, algo insólito en aquellos tiempos porque era una suerte olvidada hasta que varios años después la resucitó Esplá actuando con su hermano Tono.

EL SUICIDIO DE LOLO
Cuando llegó aquella crisis del circo, Tometi sobrevivió a fuerza de superarse y, como la gente lo adoraba, fue salvando trabajosamente aquel hundimiento de las taquillas. En cambio su hermano Lolo se hundió en una terrible depresión y una mañana, cuando Pepe se levantó para hacer sus ejercicios de gimnasia, se lo encontró ahorcado. La muerte del hermano lo sepultó en el desánimo. La noche que volvía de enterrar a su padre tuvo agallas para seguir en la pista. Ahora ya no pudo pensar en aquella vieja canción italiana: “Riddy pallayasi, ríe tú payaso que esa es tu misión/ que importa si adentro te llora el corazón…” Y colgó para siempre sus viejos zapatones de farsa.
Muchas veces he pensado en esta grandeza de espíritu de los payasos. De su capacidad para sobreponerse al dolor para hacer feliz al público. Una noche en Madrid, dando los coloquios en el Círculo de Bellas Artes, se me había caído el mundo encima y me sentía tan hundido que no era capaz de empezar. Estaba llorando en los lavabos y sentía las protestas de la gente por la demora. Me acordé de Tonetti, seguí su ejemplo y estuve hablando una hora más de lo que acostumbraba. Mantuve al público en vilo toda la noche, sentí esa soberbia de dominar a la masa y acabar rodeado de abrazos y ovaciones. Aquella tarde había simulado una faena “memorable” Curro Romero, cuando sólo era una ilusión de sus incondicionales. Tuve que enfrentarme a todos los que estaban convencidos de haber visto algo insuperable. Menos mal que las imágenes del vídeo me dieron la razón. Como sería la cosa que un grupo de incondicionales me llevaron de juerga por la noche de Madrid y cuando a media mañana caí en la cama es como si me hubieran curado todas las heridas del alma.
Os decía que esta mañana al cruzar el Tormes me propuso localizar a Pepe Tonetty para volvernos a ver, barruntando que ya le quedaría poca vida. Por la noche el telediario dio la noticia de su muerte. No sabía que tenía 84 años y que le había llegado la hora sin poderle dar el último abrazo. Me dio rabia el tono distante de la noticia y después el silencio de los periódicos, como si mi amigo del alma no fuera el último rey de los payasos. Bien mirado ya no hay sitio para estos seres entrañables y grandiosos. Ahora las payasadas las hacen los ministros en la televisión. Casi todos los días.
Fuente: http://www.elchofre,com/

martes, agosto 26, 2014

Alfonso Navalón, la biografía comentada de uno de los grandes de la Crítica Taurina del Siglo.

    
Homenaje al Grande de la crítica taurina, tras  09 años de su partida aquel 27 de agosto de 2005. 
ALFONSO NAVALÓN (in memoriam)
"Alfonso Navalón, la biografía comentada de uno de los grandes de la Crítica Taurina del siglo.
Antes de empezar, quiero advertir al lector que la siguiente biografía, está escrita por un admirador incondicional. Ahora bien, no hay ni un solo dato falso. Es    apasionada, pero tratando de hacer justicia, a la persona que, seguramente, más y mejor ha defendido la integridad de la fiesta en toda su historia. Tampoco la he escrito para los enemigos, o mejor dicho para los que no quieren ver, la he escrito para los aficionados honrados y honestos, que quieren saber algo más de Alfonso. De todas formas la mejor forma de conocerlo es leyendo sus artículos. Y por adelantado, sirva como un pequeño homenaje, para el mejor crítico taurino de la historia del toreo, con sus defectos y sus virtudes, como no puede ser de otra forma.
Alfonso Navalón Grande, nació en Huelva por circunstancias del trabajo de su padre, un 5 de Abril de 1933, en el seno de una familia acomodada. Al año de nacer, la familia se trasladó a Fuentes de Oñoro, de donde procedían, pueblo fronterizo con Portugal, al Oeste de la provincia de Salamanca. Es el mayor de tres hermanos.
Todo en la vida de Alfonso Navalón ha sido duro, incluso en los inicios, ya que cuando faltaban solo tres años, para que se alzaran en armas los traidores a la legalidad vigente en España, este gran crítico vino al mundo. Su familia republicana fue represaliada y perseguida. Su padre, tuvo que emigrar a Portugal la misma noche que su madre traía al mundo al segundo hermano.
En este ambiente de guerra y represalias se crio Alfonso, como tantos otros niños de España en general y del Campo Charro en particular, mientras unos traidores montaban el cuartel general en una de las fincas ganaderas de Salamanca, los demás morían en las cunetas o pasaban hambre y calamidades, a pocos kilómetros del poder fascista.
No cabe duda que en este marco Alfonso se crio en la lucha contra la dictadura y la injusticia, eso por supuesto hizo que cuando eres bravo y con casta, se creciera al castigo, nunca ha hincado la rodilla, por mucho que lo han intentado desde todos los estamentos y de todas las maneras, incluso la económica.
Muchos datos nos faltan de su juventud, ya que siempre ha tenido tantas cosas que decir, del mundo de los toros, que su vida siempre la ha contado de pasada, y siempre por necesidades del guión, nunca alegremente ni para dárselas de nada.
Sabemos que estudió Derecho en la Real Universidad de El Escorial y en la de Salamanca. No llegó a buen puerto como Jurista, ya que también le gustaba estudiar torcido en las distintas cátedras que tenía en esa época las calles de Salamanca, data de esta época su afición a tocar la pandereta en la tuna, seguramente también más por “"ligar"” que por su afición a la música.
Gran intelectual, conocedor de la Historia, así como del Arte, siendo un experto en todos los estilos, es un goce verlo ensimismado ante cualquier monumento del plateresco, gótico o románico. Defensor desde sus artículos de las bestialidades, que las distintas instituciones comenten contra cualquier monumento, aunque sea en el pueblo más recóndito.
La primera vez que se puso delante de una becerra fue a los nueve años, a los catorce ya mató su primer novillo, clase y técnica eran sus cualidades, por supuesto tres fincas ganaderas con más de mil hectáreas pertenecientes a la familia como eran, “El Aguila”, “Las Carboneras” y “El Berrocal” le habían hecho conocer lo que era un toro desde que nacía.
No sabemos porque no continuo con su pasión, ni cuando decidió pasarse a ser el mejor torero aficionado de su época. No es difícil suponer que en aquella Salamanca de la posguerra, de amos y señoritos, también en esto no tuviera ninguna ayuda. Lo cierto es que como decíamos antes, como torero aficionado lidió en festivales benéficos al lado de Domingo Ortega, Ordoñez, El Viti, Manolo Vázquez, El Capea, Robles, Manzanares etc. Sin mencionar que acudía a las mejores ganaderías para hacer los tentadores, cuando esto era un privilegio, no como ahora que va cualquiera. Se retiró en 1984 con novillos de su ganadería formando cartel con Antoñete y Roberto Domínguez, cortando las orejas y el rabo.
Ni que decir tiene que todavía hoy, se le puede ver alguna vez en su finca con alguna erala, matando el gusanillo, pero claro de eso, solo pueden dar fe sus mimados toros y vacas de su ganadería, los pajarillos de la finca y posiblemente las estrellas del cielo de Salamanca.
Como ganadero, ha cosechado grandes éxitos: El toro “Caminero” fue indultado en un mano a mano entre Espla y El yiyo. Tampoco aquí ha tenido la oportunidad de seguir indultando toros, ya que una vez más las mafias que mueven este mundo, nunca le han permitido lidiar más de dos o tres novilladas y demostrar lo que es un ganadero que lo ha mamado desde niño y ya de mayor hablando y pasando horas con los mejores ganaderos de la historia.
Lo importante, Navalón crítico taurino y columnista.
Alfonso comienza su andadura de crítico taurino en “El Ruedo” en 1964. Ni que decir tiene que era la revista taurina más importante de la época y desde los primeros momentos sus crónicas atrajeron la curiosidad de los profesionales y de los aficionados. Pronto empezó a denunciar los fraudes de los toreros en el albero, así como los “sobres” de los cronistas vendidos de la época.
También empezó a denunciar el afeitado y el fraude de la edad. Fijaros que estos temas venían sobre todo de la época de Manolete, más de treinta años de crónicas de cientos de críticos sin dar la cara y sin denunciar dos de los mayores males de la fiesta. Además, les tenían comida la cabeza a los aficionados con la edad de los toros, con el tema que en el campo se habían quedado sin toros por la guerra ¡después de treinta años!
En el año 1965 recibe el “Premio a la honestidad en el ejercicio de la crítica”.
En el año 1967, empieza en el diario “Informaciones”. Siempre con la honradez y la verdad por bandera, Alfonso se ratifica como uno de los grandes de la crítica taurina, sus crónicas son sinceras y sin tapujos, llegando a doblar sus honorarios muchos toreros debido a los artículos de Navalón, también encumbró a más de un ganadero. El periódico en un año pasa de una tirada de 7.000 ejemplares hasta los 53.000, nunca antes ningún medio de comunicación había ocurrido tal cosa.
Pasa posteriormente al diario “Pueblo” y a “Diario 16”. Posiblemente sea en este último diario donde Alfonso reciba la más grande humillación de su impecable recorrido profesional. En 1984 el Director del periódico (Diario16) supuestamente, vende su cabeza a las mafias taurinas por los abusos de Paco Ojeda. En esta supuesta maniobra estaban implicados dos políticos, que supuestamente debían de ser de los suyos por “republicanos y socialistas” , y que eran Ignacio Borrel y Enrique Mujica, pasando el tiempo cada uno esta donde debe estar, uno defenestrado de la política por sus propios compañeros y otro de Defensor del Pueblo por el PP “casi na”. Lo triste es que las mafias siguen intactas. Navalón, con más crédito entre aquellos que son lo importante de la fiesta, los aficionados.
En pleno franquismo, consiguió la destitución del presidente Pangua en la plaza de las Ventas por el fraude del rabo de Palomo. Acordaros que entonces los presidentes eran comisarios políticos del régimen (algunos los llamaban comisarios de policía ¡qué ilusos!).
Su único libro “Viaje a los toros del Sol” fue declarado texto oficial del idioma castellano en la Universidad de París, prueba irrefutable de su calidad literaria. Aunque sinceramente, este dato vale para los junta palabras y estómagos agradecidos que van exhibiendo títulos.
Como periodista y compañero, a sus órdenes han trabajado un gran número de profesionales, que después a la postre, se han convertido en grandes críticos taurinos, mencionar como ejemplo más destacado a Joaquín Vidal, recientemente desaparecido.
Creador de los coloquios taurinos al final de las corridas, con una capacidad de audiencia jamás igualada por ningún cronista. Ha pronunciado conferencias por todo el mundo taurino, siendo estas lecciones de tauromaquia. Hoy es el día que todavía asustan, ya que hay empresarios que se molestan en llamar a los hoteles donde se celebran, para vetarlo y que no se puedan celebrar. Gracias a la tenacidad de algunos aficionados, sigue llenando los locales donde se celebran.
Es el único crítico taurino de la historia que los aficionados de Madrid han sacado en hombros ¡dos veces!.
El único crítico taurino que ha saltado la barrera de una plaza, para intentar salvar a un espontaneo de la muerte, sin importarle nada la suya (cosa que no consiguió por desgracia) demostrando su calidad humana, hecho que ocurrió en Albacete, ante miles de personas.
Después de haber sido vendido por su director (por cierto, desde que se fue Navalón, el periódico fue en picado, a pesar de haber contratado al Molés para escribir de toros, ya no existe) deja de escribir durante cinco años dedicados a su ganadería.
Reaparece en el Adelanto de Salamanca, después, cuando se funda Tribuna, le ofrecen un sustancioso contrato, pasando a este periódico. Sus crónicas vuelven a tener resonancia, hasta el punto que sus más acérrimos enemigos (los de la mafia taurina) no fallan un miércoles, en leer el suplemento “La Glorieta”, donde Alfonso vuelve a sentar cátedra hablando de toros. Con la llegada de Internet, sus artículos llegan a todas las partes del mundo, siendo por estadísticas, el más leído de este nuevo sistema de comunicación. Sus crónicas tienen resonancia mundial, como por ejemplo “Fábula del torero triste, secuestrado por la señora gorda” ha tenido resonancia en todos los rincones del taurineo.
Reaparece también en los coloquios, donde logra superar los mil espectadores por noche, celebrándose en los más grandes locales de las ciudades donde los da, por ejemplo, soy testigo del casino de Salamanca a rebosar a las doce de la noche, en la pasada feria, fue televisado en una emisora local, desbancando en audiencia a todas las cadenas nacionales.
Datos fríos pero hay están, un Alfonso Navalón que han intentado sobornar, como aquella ocasión en 1980, donde le ofrecieron un talón de catorce millones de pesetas por temporada, para "cuidar a cuatro figuras del toreo, por parte de su apoderado y que eran ni más ni menos, Paquirri, Dámaso González, Capea, y Manzanares, Navalón siguió viviendo de las cincuentamil pesetas mensuales, de las de entonces, que recibía en el diario Pueblo.
Con sus denuncias consiguió, que en un año se sancionaran 126 toros por estar afeitados, así como la legalización de la edad de los toros , acabando con el fraude del utrero, Por todo ello ha sido perseguido por figuras empresarios y apoderados, tanto para sobornarle como para intimidarle con 27 agresiones la ultima en Ciudad Rodrigo por la espalda y a traición, por parte del padre de una seudo periodista local (Fijaros que hombres, que se atreven con una persona por la espalda, cuando esta orinando, con setenta años). Otra de ellas fue por el mal llamado V Califa y su cuadrilla, derribando la puerta del hotel Carlton de Bilbao, al negarse a ser sobornado con un cheque en blanco.
Su profesionalidad y su decencia, llegan al punto de denunciar públicamente en un programa de televisión que para vender sus toros, hasta él tiene que afeitar. Lo que pasa es que las mentes enfermas y traumatizadas por la ignorancia, no entienden que hay que tenerlos bien puestos para decir esto, cosa que muchos por su cobardía se lo reprochan, claro está que seguramente no tienen ni pajolera idea de lo que es la honradez y la honestidad, pobres enfermos.
Otros enfermos sin mas aspiraciones en la vida que seguir a la borregada, aceptan que es el mejor critico taurino de la historia, cosa que por los datos aportado es evidente, pero.... que si no insultara ...." Mierda", como si no fuera un insulto para el pueblo, todas las mentiras fraudes y demás trapicheos que envuelven este bendito arte, al que algunos se han empeñado en convertir en un circo. No os canséis en poner peros. Alfonso Navalón es el mejor crítico taurino de la historia, os guste o no, que podría no insultar ni meterse en la vida privada de las personas, decidme entonces ¿porque me insultan a mi todas las tardes que me siento en un tendido con sus engaños y sus fraudes?, ¿porque se meten en mi vida privada políticos traidores y politiquillos que se sirven de la fiesta, solo por sus intereses?.
¿Cómo se le puede pedir, al mejor crítico taurino, insisto, reconocido hasta por sus enemigos, después de haber sido, apaleado, insultado, injuriado y habiendole quitado hasta el pan de sus hijos, sin contar sus primeros años de infancia con una dictadura fascista, que no insulte?¿Cómo se puede hablar de los defectos del más grande (si los tuviera, que me imagino que si, por que es humano) cuando ha dado su vida por la libertad, tanto social, como la de expresión, y sobre todo por el toro, sin pedir nada a cambio?.

Este es a grandes rasgos D. Alfonso Navalón Grande. Un hombre que levanta pasiones a favor y en contra, hasta el punto de tener pendientes a sus enemigos, para que el día de su cumpleaños, en los primeros minutos del día 5 de Abril le “feliciten” por teléfono.
Alfonso Navalon Grande, Critico Taurino, Ganadero y Persona (“casi na”) la afición esta en deuda con Él, yo por mi parte, te digo en voz alta y clara “Olé Maestro y muchas gracias".
Esta biografía se termina de escribir un cinco de Abril de 2003."
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Juan Antonio Hernandez Sánchez
A las sentidas palabras que en su momento "Toni" le dedicó al Maestro, sólo me queda agregar que en efecto la afición está en deuda con don Alfonso, quien se merece en reconocimiento a su labor de defensor del TORO y del AFICIONADO, un Azulejo en la Plaza de Madrid, de donde fue sacado en hombros hasta en dos oportunidades ("casi na").

Pocho Paccini Bustos

Lima, 27 de agosto de 2014.

lunes, agosto 25, 2014

GUIA PARA JOVENES AFICIONADOS (I) y (II)

Homenajeando al Maestro
Al cumplirse este miércoles 27 de agosto, 09 años de la partida del grande de la crítica taurina, don Alfonso Navalón Grande, queremos reproducir en el transcurso de la semana algunas crónicas que a este humilde servidor lo marcaron y ayudaron a entender que la verdadera Fiesta de los Toros no era esa que en las páginas webs mercantilistas de esas épocas se publicaba como grandiosa, en las que todas las tardes se proclamaban al aire las cuantiosas orejas cortadas y en las que poco o nada se hablaba de los encastes lidiados y menos aun se evidenciaban los defectos y carencias en los coletas de turno, lo que de por sí ya nos mosqueaba y hacia pensar que detrás de todo esto algo se cocinaba.

Cuando servidor habla de aquellas épocas  se refiere a los inicios de los años 2000, en los que andaba desorientado por las informaciones que aparecían en los portales web de pago, y que nuestra afición nos hacia escrutar pero no convencernos habida cuenta que todo era triunfalismo y más triunfalismo.
Es por aquellas épocas que cae en nuestra manos "La Voz de la Afición", boletín de la Asociación el Toro de Madrid, en el que encontramos que se daba otro enfoque de la fiesta, en el cual no todo era color de rosa y se cuestionaba es estatus quo de la fiesta y sobre todo se hablaba más del toro que de los toreros. Revisando la lista de enlaces de su portal web, nos encontramos con uno intitulado http://www.elchofre.com, que de saque captó nuestro interés, y que en su momento ya comentaremos lo que significó en nuestra formación como aprendiz de aficionado. Pues bién es en esta excelente revista de aficionados independientes liderados por el que ahora es nuestro gran amigo Toni Hernández Sánchez, que encontramos las primeras crónicas e información sobre este aficionado, ganadero, torero y gran crítico taurino Alfonso Navalón Grande, a quien desde ese momento empezaríamos a seguir y a convencernos cada día de su conocimiento del mundo del toro y de su bagaje cultural, baste sólo decir que su libro "Viaje a los Toros del Sol", sirvió de texto oficial del castellano en la Universidad de Paris. 
Bueno pues, vamos ya sin más preámbulos en corto y por derecho a compartir sus crónicas, como un  homenaje al hombre que ESCRIBIÓ y TOREO, y a quien algunos desahogados quieren desacreditar para justificar el calamitoso estado en el que se encuentra la fiesta hoy en día, gracias justamente al fraude articulado por la prensa servil, los impresentables empresarios, los ganaduros y las figuritas de oropel que se prestan al enjuague.

Alfonso Navalón                                                                        
(Guía para jóvenes  aficionados I)

No ha podido ser más provechosa la escapada a San Isidro. He descubierto una hornada de aficionados jovencísimos que luchan por encontrar la verdad del toreo en medio de la intoxicación que padecen. Entre lo que escuchan a los que tienen fama de aficionados, lo que ven en la televisión y lo que dicen los cronistas se ven envueltos en tal confusión que difícilmente pueden discernir por su cuenta, y si se atreven a disentir se les echa encima el delirio del 'tomasismo' que se ha convertido en el credo de la afición de Madrid. Estamos ante un caos de criterios. Otra torre de Babel y como en el Apocalipsis, el credo del toreo se ha llenado de falsos profetas y por si faltaba algo, ¡el anticristo de Galapagar!.

Entre las cosas que me mandan estos jóvenes recibo un artículo de un tal Ignacio Gómez-Acevo, que a juzgar por los cargos que ostenta debe ser uno de los grandes pontífices de la moderna tauromaquia. No me extraña, sabiendo que es parte integrante del aparato propagandístico del osado charlatán Juan Pedro Domecq, también conocido por 'La Bicha'. Entresaco para su análisis algunos párrafos para que las personas sensatas y los aficionados de fundamento os deis cuenta por las veredas que anda este ciudadano. "Decía Marcial Lalanda que la emoción de encontrarse frente a un toro se tornaba en éxtasis, con mucho de erótico".
Ahora, vayamos a la realidad. Para empezar Marcial Lalanda era el torero menos indicado para hablar de 'éxtasis' porque fue un técnico poderoso que aprendió el oficio en el campo. Un lidiador con recursos y no se le puede suponer la sensibilidad necesaria para sentir el 'éxtasis'. Lo podían sentir Gitanillo de Triana o Cagancho en aquella época, porque toreaban con sentimiento, Marcial sólo podía experimentar el poderío del lidiador. Una sensación puramente física o artesana. Así que esa frase puesta en boca de Marcial es como imaginar a Lenin rezando el rosario.

De momento, el tal Acevo desconoce el terreno que debe pisar un buen aficionado para situarse a juzgar. Vuelve con el viejo cuento del sentimiento erótico delante del toro. Teoría divulgada en la época del insípido Luis Miguel (saber sin sabor), donde se llegó a decir que algunos toreros sentían un orgasmo al rozarle 'sus partes' la piel caliente del toro. Tremenda blasfemia, porque sólo los que lo hemos vivido sabemos que delante del toro se te queda la pilila más arrugada que una lombriz.

Hace falta ser un pedazo de necio para pensar que un torero se puede poner cachondo delante de un toro. Otra cosa bien distinta es montar a caballo. Sobre todo, cuando vas a pelo, y el movimiento rozando los huevos y la parte inferior del pene, fácilmente provoca una erección. Este roce galopando a pelo es como una masturbación. Pero comprenderéis que eso no tiene nada que ver con lo que se siente ante el morito astifino de la cara rizada. Por tanto, un buen aficionado debe reírse cuando le hablen del erotismo del torero con la muleta en la mano.

Belmonte y los terrenos. Otro falso concepto muy difundido es que Belmonte acabó con los terrenos del toro. Por no ser menos, este escribidor (sin duda muy leído) también cae en la misma aberración:"Luego tuvo que añadir el revolucionario concepto de que para dar emoción era necesario invadir los terrenos del toro, es decir, 'cargar la suerte'". Lo de relacionar la supresión de los terrenos con las distancias. Todavía los legos siguen confundiendo los terrenos con las distancias. Ponerse más cerca no tiene nada que ver con los terrenos. El torero que no respeta los terrenos del toro es víctima segura. Ni ha nacido ni nacerá quien sea capaz de acabar con esos terrenos. Entre otros ejemplos tenemos la desdichada muerte de Manolete, que al entrar a matar con los terrenos cambiados (dándole al toro los adentros) 'Islero' se lo encontró en su salida 'natural', y no tuvo más remedio que llevárselo por delante.

Los terrenos del toro son sagrados. Un torero puede ponerse más cerca del hocico (acortar las distancias) pero de salida no puede vaciar la verónica hacia las tablas porque el toro le atropella, Las tremendas cogidas de Rafael 'El Gallo' y de Bienvenida con el pecho destrozado fue por un ligero retraso al sacar la muleta en el pase cambiado. Así llamado porque se cita engañando al toro hacia los adentros, pero cuando llega a jurisdicción el torero cambia la muleta hacia las afueras (el tercio) para darle salida natural. Por tanto, basta ya de repetir la barbaridad de 'acabar con los terrenos del toro'. Lo que pasa es que el primero que dijo esta burrada fue nada menos que Gregorio Corrochano, un señor que empezó a ver toros cuando ya era mayor y lógicamene aprendió de toreros y algo de toros pero no llegó a los grandes secretos de la lidia.
Porque no lo había mamado. Corrochano es la Biblia de muchos papanatas y tampoco se dan cuenta que escribió aquella solemne barbaridad de 'cinco verónicas sin enmendarse' como título de una crónica para halagar al torero que le pagaba. Comprenderéis que tantas verónicas 'sin enmendarse' es técnicamente imposible darlas. Lo de Belmonte fue genial. Y muy fácil de entender. Hasta Belmonte se toreaba sobre las piernas. Las suertes se basaban en la agilidad y la destreza. Belmonte dejó quietas las piernas, asentó las plantas y toreó con el brazo y la cintura. El toreo quieto y el toro que se mueva alrededor. Antes los toreros andaban alrededor del toro. Así inventó el toreo moderno.
Fue el único revolucionario. A los que han llamado luego revolucionarios como Manolete y El Cordobés, sólo inventaron trampas y ventajas. MANOLETE Dice así el muy leído Gómez-Acevo:"Manolete volvió a cambiar las cosas. Había que torear erguido y bajar la mano. Como eso es imposible hacer entrando en el terreno del toro, se hacía necesario que el toro entrara en el terreno del torero: Había que embraguetarse. Parecía que se habían definido para siempre los cánones del toreo". Seguimos diciendo tonterías.
Para empezar, habla de los terrenos del torero, cuando el torero no tiene terrenos. Tiene 'sitio'. Cualquier terreno es bueno para el torero siempre que respete los del toro. Lo esencial para torear es el 'sitio' y la colocación ante el toro. Un torero que no tiene sitio ni colocación jamás podrá torear. Así de claro. Sigue el muy leído Gómez, confundiendo las cosas más elementales. Dice que "Manolete había dejado definidos para siempre los cánones". Y jamás toreó con arreglo a los cánones. Convirtió el parar, templar y mandar en el medio pase de perfil con la muleta retrasada. Y lo difícil del toreo lo convirtió en trampa. Por eso, a Manolete lo han imitado muchos toreros y a Belmonte no ha sido capaz de imitarlo nadie. Lo más que han hecho lo más clásicos ha sido seguir sus normas.
El mayor elogio de un torero es decir que es 'belmontino' o 'abelmontado'. Así también queda muy claro que Manolete era el truco y Belmonte, lo auténtico. Manolete tuvo la suerte de que lo matara un toro y nadie se atrevió luego a pregonar sus defectos. Su 'revolución' consistió en lo siguiente: Convirtió al toro de respeto en el utrero y a veces, como en una feria de Valencia, ¡en eral! Introdujo el afeitado, la espada de madera, el torero-nodriza por delante para no sortear. Suprimió el primer tiempo de los pases reduciéndolos a la mitad de su recorrido. Suprimió la verdad del toreo en curva para introducir el perfilero y en línea recta. ¿Se pueden cometer más atropellos juntos?
Lo de El CORDOBÉS Después de Manolete, contados toreros han mantenido la pureza del clasicismo y de los tres tiempos. Todos los ídolos tremendistas que hubo luego, eran seguidores manoletistas. Eso era lo fácil de imitar. Pocos toreros han copiado la pureza de Rafael Ortega, que acabó cosido a cornadas y en menos medida la de Antonio Ordóñez ¡antes de los sesenta! que también acabó cosido a cornadas porque cuando se torea de verdad los toros cogen más certeros que cuando se colocan al lado de donde va a pasar. No enfrente. Es normal que un aficionado pagado de serio diga pestes de El Cordobés. Y ahí estoy de acuerdo en todo, menos en algo fundamental. Benítez siguió la misma técnica que Manolete pero en línea histriónica.
Una falsa 'sensación' de peligro para embaucar a los ignorantes que llegaron a ser millones (muchos más que tomasistas ahora). Pero tenía algo que han tenido pocos: un sentido felino del conocimiento del toro y una fidelidad con su público. A casi todos los toros y utreros desmochados, les hacía lo suyo. Cosa que por ejemplo no es capaz de hacer el moderno 'revolucionario' porque José Tomás va a la plaza con la idea preconcebida de hacer la misma faena a todos los toros. Y cuando el toro no se pone de acuerdo viene el ridículo, la impotencia y la incompetencia. Por tanto, el payaso de Benítez fue muchísimo más profesional y más conocedor que este 'genio' de ahora, el buscador de mariposas.
'LA HEMOS CAGAO' Hasta aquí tiene cierta explicación que escriba el socio de Juanpedrito 'La Bicha', porque repite de oídas tópicos generalizados por la costumbre. Así lo hacía Zabala que repetía como un papagayo lo que le decía Antonio Bienvenida, sin darse cuenta que el maestro lo despreciaba como mal aficionado. Lo malo de Gómez-Acevo es cuando se pone a juzgar la época que está viviendo y de la que debería de tener más elementos de juicio. Desbaría cuando dice que el aficionado moderno se ha hecho más entendido viendo docenas de corridas por televisión. ¡Vaya majadería! Sin embargo, hay un párrafo que es lo único sensato de su trabajillo. Dice algo tan certero y tan valiente que parece imposible atribuirlo al mismo autor de tantos desatinos.
Así juzga el panorama actual: "Se ha ido convirtiendo en espectáculo ya sólo de ferias. Los buenos toreros, acuciados por la necesidad de torear más de un ciento de corridas y ante públicos festivos, ignorantes y bullangueros, para poder seguir siendo parte del circo ambulante tenían que falsear el buen toreo con toda clase de triquiñuelas, que como el público tragaba, se acabaron ellos mismos creyendo". Pese a lo enrevesado de su escritura, esto es una verdad como un templo. Acevo reconoce que los buenos toreros están falseando con triquiñuelas. Esto no casa con lo de la televisión formando a buenos aficionados que como reconoce luego son ignorantes y bullangueros. Atreverse a decir que la televisión ha ido formando aficionados 'más entendidos' es de una audacia inconcebible. Porque la televisión no ha hecho más que destruir a los que podían llegar a ser buenos aficionados, creando una masa borrega que toma por bueno todo lo que dicen esos desaprensivos palabreros y fenicios que están ahí sólo para engañar a las gentes.
Como tarea de rebatir la ignorancia temeraria del articulista Gómez requiere mucho más espacio y este hoy se me acaba, prometo seguir el próximo miércoles. Porque parece imposible que en un sólo folio se puedan decir tantos despropósitos. Así dejaremos para otra entrega lo de la labor 'formativa' de la televisión, su delirio 'tomasista' que llega a límites idólatras y la poca vergüenza de afirmar que El Juli es "valiente y habilidoso donde los haya partiendo de la vulgaridad del circo ambulante". Y digo poca vergüenza porque a continuación afirma que el chaval "es ya diferente y cada día crece como figura del toreo". ¿En qué quedamos? Como veréis estos modernos teorizantes del toreo cuando se ponen a sentar cátedra se hacen de la picha un lío.

(Guía para jóvenes aficionados II) 

José Tomás no torea, juega al escondite.
Si continuamos analizando las tesis taurinas de Ignacio Gómez Acevo publicadas en el portal de Internet 'Mundotoro', adscrito al clan Domecq, es porque barrunto que debe ser un personaje muy influyente en las altas esferas del taurinismo del clavel. Asómbrame la cantidad de títulos que acapara en sus envidiable currículum. Yo, en cambio no fui más que cabo de panderetas de la tuna de Salamanca y torero aficionado durante 43 años, hasta que me retiré de los públicos en 1984 formando cartel con Antoñete y Roberto Domínguez. Ahora sigo toreando pero solo en mi plaza ganadera.
Confieso avergonzado que jamás asistí a esos seminarios de verano que organizan los que tienen carnet de intelectuales de la Tauromaquia. A los que por supuesto jamás fui invitado a intervenir. Ni jamás tuve maestro alguno para escribir de toros. Ni se me puede acusar de imitar a Corrochano, o cualquier otro santón de la crítica. Vayamos con el currículum de don Ignacio Gómez-Acevo: Nació en 1932 y es licenciado en Derecho por Madrid y Salamanca. Agente Oficial de la Propiedad Industrial. Presidente de Tauromaquia, S. A., editora de Mundotoro. Vicepresidente del Comité Asesor Europeo del Consejo NYSE. Presidente del Comité Ejecutivo Axa Seguros, Noki España. Patrono de la Biblioteca Nacional. Centro de Estudios Universitarios (CEU). Fundación Humanismo y Democracia. Idiomas: Español, francés e inglés. ¡Tócate los cojones!, después de acaparar tantos títulos hay que ver la cantidad de tonterías que escribe. O sea que estamos ante una persona madura física e intelectualmente.
Me mosquea que tuviera que venir a terminar la carrera a Salamanca, porque en aquella época los que no eran capaces de aprobar en Madrid se venían a la coladera de Salamanca, donde se hizo abogado hasta el mismo ¡Victoriano Valencia! sin pisar la Facultad. O sea, como los demás títulos que pone al final de sus artículos sean así, no llegará muy allá su policultura. Hablará español, pero es evidente que lo escribe encorsetado y cursi. Tengo entendido que además pertenece a la nobleza de este país. Cosa por demás chocante llevando un apellido tan plebeyo como el Gómez y el forestal Acevo.
Y ahora identificado el personaje vayamos en corto y por derecho a sus elucubraciones como aficionado insigne y domecquiano. 
La deformación de TV. Escribe así el hombre éste: 'Dos hechos con probabilidad uno consecuencia del otro han venido a cambiar las cosas: la televisión permite que el aficionado vea docenas de corridas y así se ha ido haciendo más entendido. Por ello y a Dios gracias ha surgido un nuevo concepto del toreo. Parece que en algún lugar de ese sitio llamado el 'caro', que siempre han pisado las grandes figuras, el toro no ve al matador. En ese lugar se ha puesto un muchacho de Galapagar, José Tomás'. Pues resulta que ahí tiene toda la razón, porque gracias a la labor de televisión se ha desorientado tanto al público y se han cambiado tantos conceptos del toreo y del toro que hemos llegado a la situación fabulada en la que el toro no ve al torero y así surge el genio de Galapagar.
De estas líneas se deduce que José Tomás en vez de torear juega al escondite con el toro. Decididamente este aristócrata sabrá hablar español, pero no sabe escribir el castellano porque se le entiende todo lo contrario de lo que quiere decir. Si resulta que el toro no ve al torero saldrá un juego nuevo que no tiene nada que ver con el toreo al convertirse José Tomás en un ente invisible.
Volvamos a la televisión: Recordemos que el primer gran embaucador de espectadores fue Lozano Sevilla, que entre otras barbaridades confundía los tres saltitos de El Viti antes de entrar a matar con los tres tiempos de la estocada. Cuando se perfilaba Santiago y daba tres saltitos balanceándose sobre las zapatillas el osado de Lozano Sevilla exclamaba: "Fíjense como está marcando los tres tiempos de la estocada". Esa ha sido la gran labor informativa que aplaude Gómez. Después de Lozano vinieron otra serie de paniaguados a hacerle el caldo gordo al afeitado, al pico de la muleta y demás trucos para hacerlos pasar por la técnica del buen toreo. Y así llegamos al 'magisterio' del palabrero Fernández y del fenicio Molés.
El uno cuantas más corridas ve, menos sabe y más tonterías dice. Ha mantenido que el truco de Espartaco (torero bastote donde los haya) citando con la pierna retrasada y el pico de la muleta adelantado para luego darle un muñecazo hacia afuera era la técnica depurada del de Espartinas. Cuando Pepito Arroyo tumbaba a los toros a la primera dijo que era el mejor matador de esta época, cuando ahora se han dado cuenta que al entrar a matar con la punta de la espada hacia arriba lo que hace es matar al capón y reduciendo los tres tiempos en uno solo. Y así la gente se creyó que Pepito Arroyo era un virtuoso del volapié olvidando que el último que hizo con limpieza los tres tiempos de la estocada se llamaba Paco Camino, al que siendo perfilero y llevando el pase de abajo arriba proclamaron torero excelso negandole su verdadero mérito de ser el mejor matador de su época.
Con El Viti pasó lo mismo, siendo un gran torero que resucitó la curva de rematar los pases de pecho en la hombrera contraria, lo encasillaron como el as de espadas y resulta que también mataba lo mismo que Pepito Arroyo, a un tiempo y al capón. Glorificaron también como máxima figura a un banderillero saltimbanqui como Paquirri, que también era vulgar con el capote y la muleta. Y como contrapunto de 'torero exquisito' coronaron a Manzanares, que estuvo catorce temporadas sin ser capaz de cortar una oreja en Madrid y además citaba siempre con la muleta retrasada. Luego, con lo de Paco Ojeda fue el delirio. Y ya veis como un torpón saco de patatas aguantó solo un rato y nadie se acuerda de él.
Como estarían de esquizofrénicos aquellos cronistas que el pobre Zabala le dedicó la portada de 'Abc' en uno de aquellos pases encimistas. Desde que Luis Miguel Dominguín se subió a picar un toro en Vista Alegre, ningún torero había ocupado la portada del periódico carca. Está claro que la labor de las televisiones no ha podido ser más nefastas. Le hicieron el juego a los empresarios y a las figuras y difundieron al toro 'artista' de Domecq con el bravo de lidia. Así, que el público desde entonces está hecho un lío. La diferencia entre el Palabrero y el Fenicio es que el uno es un tontito vanidoso y el otro, mucho más ladino, va siempre a lo suyo, caiga quien caiga. Ahora se ha dado cuenta del desastre de José Tomás y le ha dado leña a muerte. Porque no le ve porvenir como cliente.
Si las televisiones hubieran hecho una labor medio seria se habrían cortado de raíz todos los fraudes del toreo. Como se cortó en Madrid cuando había crítica independiente y ningún torero se atrevía a sacar el pico de la muleta porque los crujía la bronca del público. El señoríto Gómez como todos los ignorantes impresionables piensa que ponerse cerca del toro (más bien cerca de la pala del pitón) tiene el mérito de un valor escalofriante. Los buenos aficionados saben que los que se ponen cerca es porque no tienen valor para esperar a los toros desde lejos. A dejarse ver. Y los que se arrodillan es porque no son capaces de triunfar a pie.
Han glorificado todas las marrullerías y todas las mentiras. Antes, a los toreros que se ponían cerca los llamaban despectivamente encimistas y tremendistas. El señoríto Gómez tiene un párrafo delirante para definir a José Tomás y justifica el medio pase de muleta retrasada con este galimatías:¿Es que no comprenden que adelantando solo un poquito la muleta, el resto tiene que necesariamente venir detrás? Vamos a convocar un concurso para saber qué ha querido decir este iluminado, porque semejante chorrada no hay Dios que la entienda.
Si resulta que detrás del pico todo lo demás queda detrás es todavía más evidente que ha suprimido el primer tiempo del muletazo en el más difícil y el de más riesgo. Lo que hace José Tomás y los encimistas es vaciar la embestida con muñecazo casi siempre dejándosela enganchar. En el medio pase no puede haber temple, ni mando, ni dominio. Pero como el dice el señorito Gómez que a José Tomás no lo ve el toro, pues fijaos el enorme mérito que tiene. Como todos los 'tomasistas', el señorito Gómez no soporta que El Juli pueda robarle protagonismo y lo califica como habilidoso y valiente, partiendo de la vulgaridad del circo ambulante. O sea que confunde al chavalín con El Cordobés, porque a los dos los empareja con el circo ambulante.
Este hombre escribe tan mal que todavía no se ha dado cuenta que las plazas no son carpas. Que son una construcción fija. Me canso de seguir. Creía que había escuchado ya todas las tonterías relacionadas con el mundillo taurino, pero este ciudadano ha rizado el rizo. La malo es que tiene ¡carnet de aficionado! ilustre, es amigo de los Domecq y además es duque o marqués, condiciones sobradas para desorientar a los públicos ingenuos. Podía tener mucho peligro si acertara a razonar sus teorías. Pero como no sabe escribir ni digiere lo que quiere decir, ahora resulta que José Tomás en vez de torear hace algo tan genial como jugar al escondite como el toro. ¡Ata esa mosca por el rabo!


Fuente: http://www.elchofre.com/chofre2006/modificar/opinion/navalon/articulo_131.html