EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

sábado, agosto 31, 2013

EL TULIO DE LA PAPADA


El Tulio de la papada

 Madrid 5 JUN 1983Apareció pasito a paso, le decían dormido, pero en realidad era receloso; presentía lo que le iba a ocurrir en esa explanada de albero donde no había estado jamás. Era un Tulio hondo, de nombreMandador. Tulio amazacotado, anchísimo de lomo y vueltas astas; la piel tirante por la presión de una musculatura que parecía iba a estallar. Pero lo que le caracterizaba era la papada; badantida papada, que le bamboleaba entre los brazuelos, casi le ocultaba cara, y ésta emergía fosca, con una expresión demoniaca.El Tulio de la papada no quería embestir. Recelaba la fantasmagoría escarlata que se agitaba ante sus ojos aterrados. Gentes sin norte en la ciencia taurómaca lo protestaron con la audacia que la ignorancia conlleva, y arrojaban al ruedo botes y almohadillas. El presidente, que llaman señor González, acertó al desoir la algarada incivil y ordenó que salieran los picadores. Cuadrúpedos eran especie conocida del Tulio, y nada más ver al caballo se arrancó de largo, metió los riñones con tremenda codicia y lo estrelló contra las tablas.
Ni un duro daría yo por los huesos de ese caballo si no son para harina, después del salvaje empujón. El toro se ganó una ovación, el presidente otra, y la masa desnortada en ciencia taurámaca, la rechifla de la afición. Más puyazos tomó el Tulio de la papada, que además derribó e hirió; todas desde muy largo; en todas le desbarataron los lomos.
Las Tulio sufrieron el más desproporcionado, duro y rufianesco castigo que hayan recibido las corridas de la feria. Los destrozaron en varas. Deliberadamente apuntaban los picadores atrás y abajo, rasgando sus carnes de grosera forma y lacerando órganos vitales. Los picadores han convertido el hermosísimo primer tercio en una carnicería que avergüenza a cuantos la contemplan. Ellos son los verdugos de la fiesta y ellos tuvieron culpa de que los Tulio se quedaran sin embestida.
El mismo toro de la papada, que era noble, perdió recorrido y José Luis Palomar se vio obligado a exponerle mucho, pisar su terreno, darle distancia -cuando se la dio; no tanto como convenía-, para sacar muletazos en redondo, Los instrumentó con mucho mérito y. las veces que adelantaba al hocico las bambas del engaño, mejoraba el pase. El espada soriano hacía gala de reciedumbre y cuando se volcó en el volapié y salió prendido por un mullo, ni siquiera se. miró el desgarro de la taleguilla. En su otro toro, que acabó absolutamente aplomado y reservón, porfié inútilmente; total, para sacar dos o tres pases limpios y algún peligroso gañafón.
El primero de la tarde ya salió de chiqueros apagado y no despertó en toda la lidia. Toro, además, sin fijeza, era imposible hacerle faena; obviamente, no se la hizo Ruíz Miguel. El cuarto, de media arrancada, echaba la cara arriba. Alguien del tendido tuvo la osadía de proclamarlo noble, y se espera que el lunes acudirá al oculista antes de que abran. Sólo los reflejos y la habilidad para el regate que tiene Ruíz Miguel podían sortear las broncas reacciones del Tulio, que además desarrollaba sentido a medida que transcurría la faena.
Asimismo agotado en varas el quinto, Esplá lo muleteó con decoro y su recurso fue andarle con pinturería. Los Tulio, cuajados y serios, víctimas de las palizas que les pegaban los del castoreño, hacían imposible el lucimiento. Hubo .de ser un sustituto de Carmen Ordóñez el que diera juego. Los tres espadas le hicieron quites -a lo chatre el de Palomar- y Esplá derramó torería en todos los tercios.
La faena, estructurada sobre series en redondo, que ejecutó con hondura, se revalorizaba con su estampa de torero antiguo, plasmada en múltiples detalles. Agonizante la res, colocaba sobre sus lomos la muleta, y era la apostura, la dignidad con que oficiaba el rito de la tauromaquia, lo que traía al coso aires renovadores, que en realidad son un renacimiento del toreo romántico.
Esplá devuelve a la fiesta su condición de gran espectáculo, pero sin traicionar jamás la regla de oro, los valores eternos de este arte singular, y tal es su impagable aportación. La torería de Esplá y la seriedad de la corrida, que culminó con el impresionante Tulio de la papada, dieron vida ayer a las viejas estampas de La Lidia.
Mandador
 
Corrida de Isaías y Tulio Vázquez para el San Isidro de 1983

viernes, agosto 30, 2013

HOMENAJEANDO AL MAESTRO ALFONSO NAVALÓN GRANDE


Cuatro Capotes Mágicos.

Cuatro capotes mágicos
Antonio Ordóñez, Curro Romero, Rafael de Paula y Antoñete

"Me los robaron para venderlos por veinte mil duros". 

Por: ALFONSO NAVALÓN GRANDE

Nunca he sido partidario de convertir mi casa en un museo taurino. Cuando me hice ganadero tenía en la finca unos cencerros que resumían la historia de las divisas más destacadas, colocados en lo alto de una estantería tenia los cencerros de Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte, Urquijo y Graciliano Pérez Tabernero, más el de Manuel Arranz como fundador de mi ganadería.

Los toreros me ofrecieron muchas cosas (aparte de millones por ponerlos bien), pero ese mundillo me atraía muy poco y no quise llenar mi casa con vitrinas de trajes de luces de tardes de gloria. Sencillamente porque muy pocas veces la categoría artística no tiene nada que ver con la presencia humana de muchos ídolos de multitudes que en traje de paisano son como para echarse a correr.

Mi historia de hoy se resume en cuatro capotes que pasaron a la historia del toreo con letras de oro... Uno era el de la reaparición de Antonio Ordóñez en Málaga, cuando ya no era ni la sombra de lo que fue antes de los años sesenta. Me lo ofreció delante de todos sus acérrimos partidarios que se llevaron un gran disgusto, considerando que los hacía de menos regalándoselo a un crítico provinciano recién llegado al mundillo taurino. 

Son los mismos que se escandalizaron cuando en el Hotel Astoria de Valencia me dijo Ordóñez en las fallas de 1963, cuando solo había publicado cuatro crónicas en "El Ruedo": "tu serás la nueva gran figura de los críticos". Estaban delante José María Jardón, Pedro Balañá, Diodoro Canorea y el viejo Pablo Chopera con Barceló empresario de Benidorm y Alicante. El viejo Chopera cortó a Ordóñez "me parece que te estás pasando. Navalón sabe mucho pero tiene todavía más peligro. No nos conviene".

El otro capote era de Curro Romero en una tarde gloriosa de feria de Sevilla en la Maestranza donde al cabo de muchos años confesó que fue el día que mejor había toreado de capa en toda su vida. Como sería que le tocaron la música. Habíamos tenido un disgustillo por una mala interpretación de su mujer Conchita Márquez Piquer y Curro para congraciarse me regaló aquel capote histórico.
El otro pertenecía a Rafael de Paula y con él, ejecutó aquel quite por verónicas en un toro de Julio Robles, el año que se presentó a confirmar su alternativa en Madrid, después de trece años rodando por las plazas de Andalucía sin alcanzar más gloria que los cantes de los flamencos. 

Aquella noche lo fuimos a ver al Hotel Wellington con toda la plana mayor de los ejecutivos de Rumasa, que me habían contratado para dar ocho conferencias en Andalucía. Eran adoradores incondicionales del gitanito rubio, con Ruiz Mateos al frente en pleno poderío social y económico antes de que el actual marido de Isabel Preysler arremetiera con la expropiación. 

Aquella corte iba a llevarnos a cenar al restoran más caro de Madrid y se quedaron de piedra cuando le dije a Rafael que había sido una pena dar unos lances tan bonitos cambiando tanto el terreno en vez de ligarlos seguidos como lo había visto otras veces. Cuando trataban de increparme por mi osadía, Paula los aparcó: "Tiene toa la razón el de Salamanca. Otras veces he toreado mucho mejor con el capote. Lo que pasa es que en Madrid no me habían visto y le ha parecido mucho más de lo que ha sido".

El capote de Antoñete era el de la famosa media verónica que repitieron tantas veces en Televisión, y tampoco se le hizo justicia porque otras mucho mas perfectas y más lentas. Pero fue una tarde de gloria y la gente estaba loca con el viejo del mechón. Antonio tenía entregada la plaza y cuando remató la media, los tendidos se pusieron en pie con una ovación delirante.

Luego tuve más capotes. Cada vez que los toreros venían a torear a mi casa me dejaban un capote y una muleta. Tuve capotes de Capea, Manzanares, Roberto Domínguez, El Yiyo, Julio Robles y dos muletas de Andrés Vázquez. Me quedé con la gana de conservar algo de Rafael Ortega que ha sido el que mejor he visto torear en toda mi vida y con algún recuerdo de Manolo Vázquez que cuajó una vaca mía magistralmente. Pero no hubo ocasión. De todos estos capotes el que más usé toreando fue el de Antonio Ordóñez, pero tuve que acomodarlo a mis medidas porque era como una manta. Fue Tito el mozo de espadas de Andrés Vázquez quien le cortó más de una cuarta de los bajos para poderlo manejar a mi antojo. 

Ahora que recuerdo toree muchos festivales con un capote de Antonio Bienvenida que no tenía ninguna historia especial. Simplemente me lo regaló al terminar un tentadero en Huelva en la plaza de Tomás Prieto de la Cal. Una plaza que tenía un dolmen debajo del palco de invitados y donde nos tomó el pelo Miguel Litri que se quedó asando sardinas mientras nosotros pasábamos las de Caín con aquellas vacas jaboneras que se colaban por donde menos esperábamos. En uno de los atragantones de la lidia, Bienvenida me comentaba desesperado:" Con estas vacas se me ha olvidado torear ¡Ninguna va por donde la mando! " Cuando acabó el tentadero el Litri viejo se reía de nosotros "Ahora os enterareis por qué me quedé asando sardinas"…Desaparecieron

Cuando mi separación, mi difunta esposa se quedo con todo y los tres hijos se vinieron conmigo, por todo lo cual el juez me condeno por "abandono de familia" ¿Quién entiende eso si los hijos se vinieron conmigo? El caso es que la pobre señora sentía un apego especial por lo ajeno y aparte de muebles antiguos y obras de arte por valor de cincuenta millones, se quedó también con los capotes históricos, vendiéndolos por cien mil pesetas, cantidad ridícula porque todos estaban dedicados y firmados por aquellas grandes figuras. Un abogado de Madrid, amigo mío me contaba que el año siguiente pagó un anticuario doscientas mil pesetas por el de Curro Romero.

Como estaba escrito que no conservaría nada de mi historia de crítico y torero aficionado, un día vino un torero a uno de los últimos tentaderos y al día siguiente recordé que había dejado los trastos de torear y los zahones en un burladero, habían desaparecido porque alguno de mis invitados tuvo el acuerdo de virlarmelos. Le tenía especial cariño a los zahones, hechos con todo el capricho por el maestro guarnicionero de Puebla del Río (el mismo que trabaja para los Peralta). Tenía grabados en los bordes el hierro de las ganaderías de los amigos y encima de la bragueta el mío con una leyenda que decía "Escribir y Torear". También me robaron unas polainas repujadas que eran un primor de artesanía, a juego con unos botines de piel de becerro con la puntera puenteada en relieve. 
Ahora, como hace dos años que no toreo, ya no me hacen falta pero me queda la tristeza de haber perdido aquellas joyas del arte de torear.

martes, agosto 27, 2013

A MANUEL RODRÍGUEZ "MANOLETE", EN EL MES DE SU MUERTE



"El próximo miercoles, día 28 de agosto, se cumplirá un aniversario más de la cogida mortal por Manuel Rodríguez "Manolete", en la Plaza de Linares.
La tragedia causada por el toro "Islero", de la ganadería de Miura, produjo,no ya en el ambiente español, si no en el de todo el mundo, una conmoción tan profunda como intensa y universal fue la fama lograda por el arte del gran torero cordobés.
Torero de leyenda que levantó el entusiasmo de las multitudes y que elevó la Fiesta por derroteros de grandeza, su recuerdo permanece vivo en el ánimo de los aficionados.
En el segundo aniversario de la fecha luctuosa, EL RUEDO rinde homenaje a la memoria del diestro singular y dedica su portada a reproducir el cuadro de Daniel Vásquez Díaz, que incorpora así a la historia de la pintura española uno de los modelos humanos más interesantes que su pincel haya llevado al lienzo."

Fuente: Semanario gráfico de los toros El Ruedo, Año VI, Madrid 25 de agosto de 1949, n°270 

Fuente: Semanario gráfico de los toros El Ruedo. Año I, Madrid 11 de julio de 1944, 
N°5 

"La Lirio" : La MARICONA que ve a los toreros , con otro ojo.



'Somos Lirios, somos rosas, somos lindas mariposas...'

Alfonso Navalón.                                                             
Publicado en Tribuna en el 2002
Le hubiera gustado ser la maja vestida de Goya y ponerse una bata de faralaes y una peineta con mantilla de blonda para irse en un coche de caballos a ver los toros a la Real Maestranza. Pero la genética lo traicionó y nació mocito y serrano en las cercanías de Madrid. Además tenía aspecto de berebere, morenazo, con labios carnosos y nada esbelto.
Quiso ser arquitecto y estuvo diez o doce años en un Colegio Mayor de Madrid, tratando infructuosamente de aprobar el examen de ingreso. Pero ya digo que tenía problemas con la regla y una profesión donde los del cartabón y la escuadra son fundamentales, no iba a admitirlo sin tener ni siquiera la regla. Así que asumió su frustración alargando lo indecible su supuesta vida estudiantil más que nada por el goce de convivir con apuestos jovencitos del Colegio Mayor.
Dada su filiación falangista consiguió que lo nombraran 'jefe de estudios', invocando el nombre de José Antonio y gracias al amparo del Sindicato Español Universitario se buscó ese modus vivendi que le valía cama y comida. Y así se fue haciendo mozo viejo y quedándose paulatinamente calvo, al tiempo que echaba una oronda barriguita y se hacía ostensiblemente ancho de caderas. Lo de las caderas y el culote sandunguero no le preocupaba mayormente. Lo que la sacaba de quicio era la calvicie porque no podría cumplir el sueño de su vida de ir con peineta a La Real Maestranza de Sevilla.
A todo esto el personal no barruntaba que perdía aceite por un tubo. Era discreto, no daba escándalos y si pasaba algo, de puertas adentro, no había motivos para habladurías. Eso sí, cada vez que veía torear a Antonio Ordóñez se le abrían las carnes. Pero ya digo que era de origen pueblerino y no le resultaba fácil entrar en la corte de adoradores del ídolo rondeño. Así que fundó una peña taurina universitaria dentro del Colegio Mayor y organizó conferencias a tutiplén que era una astuta forma de justificar intelectualmente su mínimo salario como 'jefe de estudios'. Por la tribuna de aquel colegio desfiló la flor y nata de la crítica taurina de Madrid.
Invariablemente, al final de todos los actos se proyectaba un vídeo con las faenas más gloriosas de Antonio Ordóñez y así el mocito serrano de los labios morunos y el culo jacarandoso fue ganando prestigio como aficionado serio, cuando la gente poco entendida era de El Cordobés.
Pierden aceite...
Y como para escribir tampoco le exigían la regla, y como hasta un pobre diablo como Vicente Zabala juntaba palabras en periódicos importantes, se lanzó a la aventura de hacerse cronista y así tener más fácil el acceso al círculo de íntimos de Antonio Ordóñez. Su sueño era verlo vestirse de torero. Y sobre todo desnudarse. Así que, con el pan seguro en el colegio se lió a escribir de gratis en revistillas y hablar en emisoras de medio pelo para hacerse un hombre. Y mucha política. Sin renunciar a sus principios ultraderechistas, buscó cobijo junto a los ricos y los banqueros y sobre todo a los sexualmente afines que suelen formar una piña influyente.
¡Fijaos cómo están ahora las televisiones!
Y empezó a ir a las ferias con un gran sentido de trabajarse la hospitalidad y ahorrar las facturas del hotel. Pacientemente se fue creando una 'red de paradores' privadísimos. En casi todas las capitales encontraba a algún ambiguo adinerado que le daba cobijo. En honor a la verdad hay que destacar dos excepciones notables. En Bilbao recibió el apoyo de una señora millonaria, esposa de un banquero que para tenerla entretenida le regaló una ganadería de origen Atanasio. Quede claro que el magnate del Bilbao-Vizcaya está libre de toda sospecha en el terreno de los equívocos viriles. Tampoco en Salamanca su 'posadero' tiene nada que ver con las contracciones del esfínter. Porque nuestro cronista pasa la feria en el palacete montaraz del ganadero consorte más horrorosamente feo que cabe imaginar. Con deciros que los niños de La Fuente de San Esteban y de Martín del Río huyen despavoridos cuando lo ven, ya podéis estar seguros que no puede ser blanco de ningún atrevido con puntillas.
La toalla de Ordóñez
Así llegó a la corte de Antonio Ordóñez. Antes de seguir quiero aclarar que fui íntimo de Antonio Ordóñez y fuimos juntos a muchos sitios el último año que estuvo retirado. Incluso viví varios días en su finca de 'Valcargado'. Puedo aseguraros que era un tío de arriba abajo. Pero como todos los artistas tenía sus rarezas. Antonio sabía el atractivo que ejercía hacia los maricones y le gustaba jugar con ellos, darles celos, echarlos a reñir. Era una corte de aristócratas, capitaneada por un marqués de Valladolid y un conde navarro, amén de otro prócer francés que le cabía la Torre Eiffel por donde imagináis.
Cómo sería el pitorreo que se traía Ordóñez con aquella pandilla que hasta se llegó a mosquear su suegro el Dominguín viejo, el torero de Quismondo, padre de la santa de Carmina, la paciente esposa de Antonio y no menos paciente madre de la Carmina actual. Lo llamó un día para pedirle explicaciones. Ordóñez se partía de risa ante las sospechas del suegro: "¿No pensarás que soy mariquita?". Y el señor Domingo Dominguín le contestó con una frase que se hizo famosa en todo el toreo: "No serás maricón, ¡pero te los pasas más cerca que a los toros!"... Y a esta pandilla de adoradores llegó con la moral recrecida el soñador de crítico.
Le habían dado sitio entre aquel jardín. Y vio hecho realidad el sueño de su vida: ver desnudarse a su ídolo. Ordóñez, que no aguantaba a nadie a su lado cuando se estaba vistiendo de torero, en cambio disfrutaba sacándolos de quicio cuando lo esperaban a la salida del baño. Antonio salía solemnemente envuelto en una toalla y al llegar a la silla donde tenía ordenada la ropa de calle dejaba caer lentamente la toalla al suelo dejando unos instantes su cuerpo faraónico cosido a cornadas ante la atónita contemplación de sus más fieles seguidores, que lo devoraban con los ojos. Un día me dijo que si quería asistir al espectáculo. "Tú que eres tan observador ni te puedes imaginar lo que es eso".
Aquella tarde hizo un alarde en mi honor para darle más suspense de lo normal. Aquella tarde después de abandonar la toalla, en vez de empezar a vestirse como siempre, se recreó dando un paseo en pelotas hasta la mesilla para encender un cigarro. Luego se sentó en la cama, charló con todos de lo a gusto que había estado con el segundo de la corrida y hasta se levantó para dibujar un natural con sus vergüenzas al aire. Más silencio que en misa. Aquello era algo indescriptible. Luego me dijo que durante la temporada no usaba su coche para nada. Unos días viajaba en el Mercedes de Ardales y otro en el de La Unión. Ya podréis imaginaros que el primero que llegaba a la habitación para gozar con el numerito de la toalla era el frustrado arquitecto que no aprobó porque no tenía la regla.
Los ojos de Ava Gadner
Retirado el rondeño, nuestro personajillo se hizo seguidor de Paquirri, cuyo estilo era contrapuesto al de su ídolo. Pero así estaba más cerca de sus devociones. Luego pegó un 'rabotazo' y se convirtió en protector y adorador de Fernando Cepeda. Una noche en Sevilla, después de una buena tarde del torero de las pestañas largas, se reunió a cenar con otro cronista de ojos verdes y un concejal de Madrid también rarito de andares. No comentaron la faena de su torero como sería lógico. Proclamaron en su delirio que Cepeda era único. Que no se podía comparar con ningún otro porque "tiene las piernas de Antonio Ordóñez y los ojos de Ava Gadner"... A todo esto un malévolo cronista taurino de Madrid, que antes había hecho crítica de teatro en 'El Mundo', le dedicó un artículo a nuestro personaje relacionando sus 'características personales' con su apasionada forma de escribir sobre los toreros. Porque es curioso que mientras se deshacía en alabanzas y piropos con los diestros apuestos, mostrábase hiriente y durísimo con los poco agraciados o de maneras vulgares.
El cronista de 'El Mundo' le puso a nuestro personaje (iba a escribir hombre! Huy!) el remoquete de 'La Lirio' y ya nadie volvió a mentarlo por su nombre más moral. Se quedó con lo de La Lirio para los restos.
Pero La Lirio se reía de todos porque gracias a la protección de la millonaria señora del poderoso banquero de Bilbao, consiguió hacerse cronista de un importante periódico de la capital vasca. Y se pegaba la vuelta a España escribiendo crónicas en las ferias que eran de su agrado. Y como es ingenioso y ya he dicho que se ahorraba los hoteles y viajaba en coche ajeno casi siempre, al cabo del año juntaba una fortunita.
Hace poco en Valencia un antiguo concejal bilbaíno que es consejero de la plaza y al que llaman 'Averías' fue con Manolo Chopera a ver a Espartaco y se encontró a La Lirio desolado y sin trabajo. Lo habían echado del periódico y confesó que entre pitos y flautas se levantaba ¡seis millones! de pesetas todas las temporadas. Lo que no ganaba el fenicio Molés en 'Pueblo', ni el palabrero Fernández, en Radio Valladolid.
El caso es que esa forma de escribir de La Lirio que tan pronto perdía los pantalones ante la faena de un torero de su agrado como despotricaba contra el público por concederle orejas a uno que no le gustaba fue creando un clima de malestar entre la mayoría de los lectores del periódico de Bilbao y los consejeros empezaron a sopesar la conveniencia de quitarle la firma y darle puerta. Además olvidó su debido acatamiento a la señora millonaria y ganadera, a cuyos toros, lejos de cantar con el obligado entusiasmo, se atrevió incluso a sacarles defectos, olvidando la mano que le daba el pan.
Reina por un día
La gota que colmó el vaso del malestar de la empresa periodística fue su última intervención en la fiesta de entrega de premios taurinos del hotel Ercilla de Bilbao. Ahora La Lirio se ha hecho seguidor de Enrique Ponce como torero excelso y sin mácula. Se explica porque Enrique es un chaval majete. Dudo mucho que Ponce haga el numerito de la toalla, ni que tenga el sarcasmo de Antonio Ordóñez. Pero La Lirio lo sigue con fidelidad perruna.
El caso es que don Agustín González Bueno, como responsable del espectáculo (y sabe Dios con qué intenciones) ofreció los micrófonos a La Lirio. Así que viose allí con todo Bilbao a sus pies, creyóse que era la reina de la fiesta y empezó a desvariar en un discurso larguísimo que tuvo la virtud de exasperar a todo el personal. Y en vez de cortar a la vista de los pitos, murmullos y abucheos, se desahogó censurando la falta de exigencia y seriedad del público bilbaíno. Y allí fue donde decidieron echarlo del periódico.
Personalmente gocé durante mucho tiempo de su admiración, proclamándose lector fervoroso de mis crónicas. Luego, como quiera que atacaba a algunos de sus ídolos, mostróse hostil hasta que armado de valor me declaró la guerra abierta. Un día, en el hotel Colón de Sevilla, nos enzarzamos en una agria discusión. Y servidor con su natural prudencia cortó por lo sano: "Mira, morala de la morería, la diferencia entre nosotros es que yo veo a los toreros con los ojos de la cara y tú los miras con el ojo del culo"... Y rompimos relaciones hasta hoy.
Creo que ha sido una pérdida irreparable para la literatura taurina. Un personaje así resultaba de lo más vistoso en las ferias, aunque no se pudiera poner peineta por la calvicie. Y ahora tendremos que llorar su ausencia cantando la vieja copla marinera: "La Lirio, La Lirio tiene/ tiene una pena La Lirio/ y se le han puesto los ojos/ moraítos del martirio"...
Nota.- El personaje de esta historia es imaginario, nada tiene que ver con la realidad.
--- FIN ---
Por cierto, que José Antonio del Moral ha comenzado a hacer méritos ante vaya usted a saber quién, poniendo a parir a la afición de Madrid en su primera crónica de San Isidro 2002. ¡Y pensar que le conocí viéndole tocar el pito -perdón, el silbato- en la andanada 8!
Saludos a todos, menos a uno, y que La Fuerza os acompañe. 

domingo, agosto 25, 2013

Homenaje al Maestro ALFONSO NAVALÓN GRANDE tras 8 años de su partida (27-08-2005)


Alfonso Navalón, la biografía comentada de uno de los grandes de la Crítica Taurina del siglo.


ALFONSO NAVALÓN (in memoriam)
"Alfonso Navalón, la biografía comentada de uno de los grandes de la Crítica Taurina del siglo.
Antes de empezar, quiero advertir al lector que la siguiente biografía, está escrita por un admirador incondicional. Ahora bien, no hay ni un solo dato falso. Es apasionada, pero tratando de hacer justicia, a la persona que, seguramente, más y mejor ha defendido la integridad de la fiesta en toda su historia. Tampoco la he escrito para los enemigos, o mejor dicho para los que no quieren ver, la he escrito para los aficionados honrados y honestos, que quieren saber algo más de Alfonso. De todas formas la mejor forma de conocerlo es leyendo sus artículos. Y por adelantado, sirva como un pequeño homenaje, para el mejor crítico taurino de la historia del toreo, con sus defectos y sus virtudes, como no puede ser de otra forma.
Alfonso Navalón Grande, nació en Huelva por circunstancias del trabajo de su padre, un 5 de Abril de 1933, en el seno de una familia acomodada. Al año de nacer, la familia se trasladó a Fuentes de Oñoro, de donde procedían, pueblo fronterizo con Portugal, al Oeste de la provincia de Salamanca. Es el mayor de tres hermanos.
Todo en la vida de Alfonso Navalón ha sido duro, incluso en los inicios, ya que cuando faltaban solo tres años, para que se alzaran en armas los traidores a la legalidad vigente en España, este gran crítico vino al mundo. Su familia republicana fue represaliada y perseguida. Su padre, tuvo que emigrar a Portugal la misma noche que su madre traía al mundo al segundo hermano.
En este ambiente de guerra y represalias se crio Alfonso, como tantos otros niños de España en general y del Campo Charro en particular, mientras unos traidores montaban el cuartel general en una de las fincas ganaderas de Salamanca, los demás morían en las cunetas o pasaban hambre y calamidades, a pocos kilómetros del poder fascista.
No cabe duda que en este marco Alfonso se crio en la lucha contra la dictadura y la injusticia, eso por supuesto hizo que cuando eres bravo y con casta, se creciera al castigo, nunca ha hincado la rodilla, por mucho que lo han intentado desde todos los estamentos y de todas las maneras, incluso la económica.
Muchos datos nos faltan de su juventud, ya que siempre ha tenido tantas cosas que decir, del mundo de los toros, que su vida siempre la ha contado de pasada, y siempre por necesidades del guión, nunca alegremente ni para dárselas de nada.
Sabemos que estudió Derecho en la Real Universidad de El Escorial y en la de Salamanca. No llegó a buen puerto como Jurista, ya que también le gustaba estudiar torcido en las distintas cátedras que tenía en esa época las calles de Salamanca, data de esta época su afición a tocar la pandereta en la tuna, seguramente también más por “"ligar"” que por su afición a la música.
Gran intelectual, conocedor de la Historia, así como del Arte, siendo un experto en todos los estilos, es un goce verlo ensimismado ante cualquier monumento del plateresco, gótico o románico. Defensor desde sus artículos de las bestialidades, que las distintas instituciones comenten contra cualquier monumento, aunque sea en el pueblo más recóndito.
La primera vez que se puso delante de una becerra fue a los nueve años, a los catorce ya mató su primer novillo, clase y técnica eran sus cualidades, por supuesto tres fincas ganaderas con más de mil hectáreas pertenecientes a la familia como eran, “El Aguila”, “Las Carboneras” y “El Berrocal” le habían hecho conocer lo que era un toro desde que nacía.
No sabemos porque no continuo con su pasión, ni cuando decidió pasarse a ser el mejor torero aficionado de su época. No es difícil suponer que en aquella Salamanca de la posguerra, de amos y señoritos, también en esto no tuviera ninguna ayuda. Lo cierto es que como decíamos antes, como torero aficionado lidió en festivales benéficos al lado de Domingo Ortega, Ordoñez, El Viti, Manolo Vázquez, El Capea, Robles, Manzanares etc. Sin mencionar que acudía a las mejores ganaderías para hacer los tentadores, cuando esto era un privilegio, no como ahora que va cualquiera. Se retiró en 1984 con novillos de su ganadería formando cartel con Antoñete y Roberto Domínguez, cortando las orejas y el rabo.
Ni que decir tiene que todavía hoy, se le puede ver alguna vez en su finca con alguna erala, matando el gusanillo, pero claro de eso, solo pueden dar fe sus mimados toros y vacas de su ganadería, los pajarillos de la finca y posiblemente las estrellas del cielo de Salamanca.
Como ganadero, ha cosechado grandes éxitos: El toro “Caminero” fue indultado en un mano a mano entre Espla y El yiyo. Tampoco aquí ha tenido la oportunidad de seguir indultando toros, ya que una vez más las mafias que mueven este mundo, nunca le han permitido lidiar más de dos o tres novilladas y demostrar lo que es un ganadero que lo ha mamado desde niño y ya de mayor hablando y pasando horas con los mejores ganaderos de la historia.
Lo importante, Navalón crítico taurino y columnista.
Alfonso comienza su andadura de crítico taurino en “El Ruedo” en 1964. Ni que decir tiene que era la revista taurina más importante de la época y desde los primeros momentos sus crónicas atrajeron la curiosidad de los profesionales y de los aficionados. Pronto empezó a denunciar los fraudes de los toreros en el albero, así como los “sobres” de los cronistas vendidos de la época.
También empezó a denunciar el afeitado y el fraude de la edad. Fijaros que estos temas venían sobre todo de la época de Manolete, más de treinta años de crónicas de cientos de críticos sin dar la cara y sin denunciar dos de los mayores males de la fiesta. Además, les tenían comida la cabeza a los aficionados con la edad de los toros, con el tema que en el campo se habían quedado sin toros por la guerra ¡después de treinta años!
En el año 1965 recibe el “Premio a la honestidad en el ejercicio de la crítica”.
En el año 1967, empieza en el diario “Informaciones”. Siempre con la honradez y la verdad por bandera, Alfonso se ratifica como uno de los grandes de la crítica taurina, sus crónicas son sinceras y sin tapujos, llegando a doblar sus honorarios muchos toreros debido a los artículos de Navalón, también encumbró a más de un ganadero. El periódico en un año pasa de una tirada de 7.000 ejemplares hasta los 53.000, nunca antes ningún medio de comunicación había ocurrido tal cosa.
Pasa posteriormente al diario “Pueblo” y a “Diario 16”. Posiblemente sea en este último diario donde Alfonso reciba la más grande humillación de su impecable recorrido profesional. En 1984 el Director del periódico (Diario16) supuestamente, vende su cabeza a las mafias taurinas por los abusos de Paco Ojeda. En esta supuesta maniobra estaban implicados dos políticos, que supuestamente debían de ser de los suyos por “republicanos y socialistas” , y que eran Ignacio Borrel y Enrique Mujica, pasando el tiempo cada uno esta donde debe estar, uno defenestrado de la política por sus propios compañeros y otro de Defensor del Pueblo por el PP “casi na”. Lo triste es que las mafias siguen intactas. Navalón, con más crédito entre aquellos que son lo importante de la fiesta, los aficionados.
En pleno franquismo, consiguió la destitución del presidente Pangua en la plaza de las Ventas por el fraude del rabo de Palomo. Acordaros que entonces los presidentes eran comisarios políticos del régimen (algunos los llamaban comisarios de policía ¡qué ilusos!).
Su único libro “Viaje a los toros del Sol” fue declarado texto oficial del idioma castellano en la Universidad de París, prueba irrefutable de su calidad literaria. Aunque sinceramente, este dato vale para los junta palabras y estómagos agradecidos que van exhibiendo títulos.
Como periodista y compañero, a sus órdenes han trabajado un gran número de profesionales, que después a la postre, se han convertido en grandes críticos taurinos, mencionar como ejemplo más destacado a Joaquín Vidal, recientemente desaparecido.
Creador de los coloquios taurinos al final de las corridas, con una capacidad de audiencia jamás igualada por ningún cronista. Ha pronunciado conferencias por todo el mundo taurino, siendo estas lecciones de tauromaquia. Hoy es el día que todavía asustan, ya que hay empresarios que se molestan en llamar a los hoteles donde se celebran, para vetarlo y que no se puedan celebrar. Gracias a la tenacidad de algunos aficionados, sigue llenando los locales donde se celebran.
Es el único crítico taurino de la historia que los aficionados de Madrid han sacado en hombros ¡dos veces!.
El único crítico taurino que ha saltado la barrera de una plaza, para intentar salvar a un espontaneo de la muerte, sin importarle nada la suya (cosa que no consiguió por desgracia) demostrando su calidad humana, hecho que ocurrió en Albacete, ante miles de personas.
Después de haber sido vendido por su director (por cierto, desde que se fue Navalón, el periódico fue en picado, a pesar de haber contratado al Molés para escribir de toros, ya no existe) deja de escribir durante cinco años dedicados a su ganadería.
Reaparece en el Adelanto de Salamanca, después, cuando se funda Tribuna, le ofrecen un sustancioso contrato, pasando a este periódico. Sus crónicas vuelven a tener resonancia, hasta el punto que sus más acérrimos enemigos (los de la mafia taurina) no fallan un miércoles, en leer el suplemento “La Glorieta”, donde Alfonso vuelve a sentar cátedra hablando de toros. Con la llegada de Internet, sus artículos llegan a todas las partes del mundo, siendo por estadísticas, el más leído de este nuevo sistema de comunicación. Sus crónicas tienen resonancia mundial, como por ejemplo “Fábula del torero triste, secuestrado por la señora gorda” ha tenido resonancia en todos los rincones del taurineo.
Reaparece también en los coloquios, donde logra superar los mil espectadores por noche, celebrándose en los más grandes locales de las ciudades donde los da, por ejemplo, soy testigo del casino de Salamanca a rebosar a las doce de la noche, en la pasada feria, fue televisado en una emisora local, desbancando en audiencia a todas las cadenas nacionales.
Datos fríos pero hay están, un Alfonso Navalón que han intentado sobornar, como aquella ocasión en 1980, donde le ofrecieron un talón de catorce millones de pesetas por temporada, para "cuidar a cuatro figuras del toreo, por parte de su apoderado y que eran ni más ni menos, Paquirri, Dámaso González, Capea, y Manzanares, Navalón siguió viviendo de las cincuentamil pesetas mensuales, de las de entonces, que recibía en el diario Pueblo.
Con sus denuncias consiguió, que en un año se sancionaran 126 toros por estar afeitados, así como la legalización de la edad de los toros , acabando con el fraude del utrero, Por todo ello ha sido perseguido por figuras empresarios y apoderados, tanto para sobornarle como para intimidarle con 27 agresiones la ultima en Ciudad Rodrigo por la espalda y a traición, por parte del padre de una seudo periodista local (Fijaros que hombres, que se atreven con una persona por la espalda, cuando esta orinando, con setenta años). Otra de ellas fue por el mal llamado V Califa y su cuadrilla, derribando la puerta del hotel Carlton de Bilbao, al negarse a ser sobornado con un cheque en blanco.
Su profesionalidad y su decencia, llegan al punto de denunciar públicamente en un programa de televisión que para vender sus toros, hasta él tiene que afeitar. Lo que pasa es que las mentes enfermas y traumatizadas por la ignorancia, no entienden que hay que tenerlos bien puestos para decir esto, cosa que muchos por su cobardía se lo reprochan, claro está que seguramente no tienen ni pajolera idea de lo que es la honradez y la honestidad, pobres enfermos.
Otros enfermos sin mas aspiraciones en la vida que seguir a la borregada, aceptan que es el mejor critico taurino de la historia, cosa que por los datos aportado es evidente, pero.... que si no insultara ...." Mierda", como si no fuera un insulto para el pueblo, todas las mentiras fraudes y demás trapicheos que envuelven este bendito arte, al que algunos se han empeñado en convertir en un circo. No os canséis en poner peros. Alfonso Navalón es el mejor crítico taurino de la historia, os guste o no, que podría no insultar ni meterse en la vida privada de las personas, decidme entonces ¿porque me insultan a mi todas las tardes que me siento en un tendido con sus engaños y sus fraudes?, ¿porque se meten en mi vida privada políticos traidores y politiquillos que se sirven de la fiesta, solo por sus intereses?.
¿Cómo se le puede pedir, al mejor crítico taurino, insisto, reconocido hasta por sus enemigos, después de haber sido, apaleado, insultado, injuriado y habiendole quitado hasta el pan de sus hijos, sin contar sus primeros años de infancia con una dictadura fascista, que no insulte?¿Cómo se puede hablar de los defectos del más grande (si los tuviera, que me imagino que si, por que es humano) cuando ha dado su vida por la libertad, tanto social, como la de expresión, y sobre todo por el toro, sin pedir nada a cambio?.

Este es a grandes rasgos D. Alfonso Navalón Grande. Un hombre que levanta pasiones a favor y en contra, hasta el punto de tener pendientes a sus enemigos, para que el día de su cumpleaños, en los primeros minutos del día 5 de Abril le “feliciten” por teléfono.
Alfonso Navalon Grande, Critico Taurino, Ganadero y Persona (“casi na”) la afición esta en deuda con Él, yo por mi parte, te digo en voz alta y clara “Olé Maestro y muchas gracias.
Esta biografía se termina de escribir un cinco de Abril de 2003."
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Juan Antonio Hernandez Sánchez

A las sentidas palabras que en su momento "Toni" le dedicó al Maestro, sólo me queda agregar que en efecto la afición está en deuda con don Alfonso, quien se merece en reconocimiento a su labor de defensor del TORO y del AFICIONADO, un Azulejo en la Plaza de Madrid, de donde fue sacado en hombros hasta en dos oportunidades ("casi na").

Pocho Paccini Bustos

HOMENAJEANDO AL MAESTRO ALFONSO NAVALÓN GRANDE


GUIA PARA JOVENES AFICIONADOS


Alfonso Navalón                                                                        
(Guía para jóvenes  aficionados I)
No ha podido ser más provechosa la escapada a San Isidro. He descubierto una hornada de aficionados jovencísimos que luchan por encontrar la verdad del toreo en medio de la intoxicación que padecen. Entre lo que escuchan a los que tienen fama de aficionados, lo que ven en la televisión y lo que dicen los cronistas se ven envueltos en tal confusión que difícilmente pueden discernir por su cuenta, y si se atreven a disentir se les echa encima el delirio del 'tomasismo' que se ha convertido en el credo de la afición de Madrid. Estamos ante un caos de criterios. Otra torre de Babel y como en el Apocalipsis, el credo del toreo se ha llenado de falsos profetas y por si faltaba algo, ¡el anticristo de Galapagar!
Entre las cosas que me mandan estos jóvenes recibo un artículo de un tal Ignacio Gómez-Acevo, que a juzgar por los cargos que ostenta debe ser uno de los grandes pontífices de la moderna tauromaquia. No me extraña, sabiendo que es parte integrante del aparato propagandístico del osado charlatán Juan Pedro Domecq, también conocido por 'La Bicha'. Entresaco para su análisis algunos párrafos para que las personas sensatas y los aficionados de fundamento os deis cuenta por las veredas que anda este ciudadano. "Decía Marcial Lalanda que la emoción de encontrarse frente a un toro se tornaba en éxtasis, con mucho de erótico".
Ahora, vayamos a la realidad. Para empezar Marcial Lalanda era el torero menos indicado para hablar de 'éxtasis' porque fue un técnico poderoso que aprendió el oficio en el campo. Un lidiador con recursos y no se le puede suponer la sensibilidad necesaria para sentir el 'éxtasis'. Lo podían sentir Gitanillo de Triana o Cagancho en aquella época, porque toreaban con sentimiento, Marcial sólo podía experimentar el poderío del lidiador. Una sensación puramente física o artesana. Así que esa frase puesta en boca de Marcial es como imaginar a Lenin rezando el rosario.
De momento, el tal Acevo desconoce el terreno que debe pisar un buen aficionado para situarse a juzgar. Vuelve con el viejo cuento del sentimiento erótico delante del toro. Teoría divulgada en la época del insípido Luis Miguel (saber sin sabor), donde se llegó a decir que algunos toreros sentían un orgasmo al rozarle 'sus partes' la piel caliente del toro. Tremenda blasfemia, porque sólo los que lo hemos vivido sabemos que delante del toro se te queda la pilila más arrugada que una lombriz.
Hace falta ser un pedazo de necio para pensar que un torero se puede poner cachondo delante de un toro. Otra cosa bien distinta es montar a caballo. Sobre todo, cuando vas a pelo, y el movimiento rozando los huevos y la parte inferior del pene, fácilmente provoca una erección. Este roce galopando a pelo es como una masturbación. Pero comprenderéis que eso no tiene nada que ver con lo que se siente ante el morito astifino de la cara rizada. Por tanto, un buen aficionado debe reírse cuando le hablen del erotismo del torero con la muleta en la mano.
Belmonte y los terrenos. Otro falso concepto muy difundido es que Belmonte acabó con los terrenos del toro. Por no ser menos, este escribidor (sin duda muy leído) también cae en la misma aberración:"Luego tuvo que añadir el revolucionario concepto de que para dar emoción era necesario invadir los terrenos del toro, es decir, 'cargar la suerte'". Lo de relacionar la supresión de los terrenos con las distancias. Todavía los legos siguen confundiendo los terrenos con las distancias. Ponerse más cerca no tiene nada que ver con los terrenos. El torero que no respeta los terrenos del toro es víctima segura. Ni ha nacido ni nacerá quien sea capaz de acabar con esos terrenos. Entre otros ejemplos tenemos la desdichada muerte de Manolete, que al entrar a matar con los terrenos cambiados (dándole al toro los adentros) 'Islero' se lo encontró en su salida 'natural', y no tuvo más remedio que llevárselo por delante.
Los terrenos del toro son sagrados. Un torero puede ponerse más cerca del hocico (acortar las distancias) pero de salida no puede vaciar la verónica hacia las tablas porque el toro le atropella, Las tremendas cogidas de Rafael 'El Gallo' y de Bienvenida con el pecho destrozado fue por un ligero retraso al sacar la muleta en el pase cambiado. Así llamado porque se cita engañando al toro hacia los adentros, pero cuando llega a jurisdicción el torero cambia la muleta hacia las afueras (el tercio) para darle salida natural. Por tanto, basta ya de repetir la barbaridad de 'acabar con los terrenos del toro'. Lo que pasa es que el primero que dijo esta burrada fue nada menos que Gregorio Corrochano, un señor que empezó a ver toros cuando ya era mayor y lógicamene aprendió de toreros y algo de toros pero no llegó a los grandes secretos de la lidia.
Porque no lo había mamado. Corrochano es la Biblia de muchos papanatas y tampoco se dan cuenta que escribió aquella solemne barbaridad de 'cinco verónicas sin enmendarse' como título de una crónica para halagar al torero que le pagaba. Comprenderéis que tantas verónicas 'sin enmendarse' es técnicamente imposible darlas. Lo de Belmonte fue genial. Y muy fácil de entender. Hasta Belmonte se toreaba sobre las piernas. Las suertes se basaban en la agilidad y la destreza. Belmonte dejó quietas las piernas, asentó las plantas y toreó con el brazo y la cintura. El toreo quieto y el toro que se mueva alrededor. Antes los toreros andaban alrededor del toro. Así inventó el toreo moderno.
Fue el único revolucionario. A los que han llamado luego revolucionarios como Manolete y El Cordobés, sólo inventaron trampas y ventajas. MANOLETE Dice así el muy leído Gómez-Acevo:"Manolete volvió a cambiar las cosas. Había que torear erguido y bajar la mano. Como eso es imposible hacer entrando en el terreno del toro, se hacía necesario que el toro entrara en el terreno del torero: Había que embraguetarse. Parecía que se habían definido para siempre los cánones del toreo". Seguimos diciendo tonterías.
Para empezar, habla de los terrenos del torero, cuando el torero no tiene terrenos. Tiene 'sitio'. Cualquier terreno es bueno para el torero siempre que respete los del toro. Lo esencial para torear es el 'sitio' y la colocación ante el toro. Un torero que no tiene sitio ni colocación jamás podrá torear. Así de claro. Sigue el muy leído Gómez, confundiendo las cosas más elementales. Dice que "Manolete había dejado definidos para siempre los cánones". Y jamás toreó con arreglo a los cánones. Convirtió el parar, templar y mandar en el medio pase de perfil con la muleta retrasada. Y lo difícil del toreo lo convirtió en trampa. Por eso, a Manolete lo han imitado muchos toreros y a Belmonte no ha sido capaz de imitarlo nadie. Lo más que han hecho lo más clásicos ha sido seguir sus normas.
El mayor elogio de un torero es decir que es 'belmontino' o 'abelmontado'. Así también queda muy claro que Manolete era el truco y Belmonte, lo auténtico. Manolete tuvo la suerte de que lo matara un toro y nadie se atrevió luego a pregonar sus defectos. Su 'revolución' consistió en lo siguiente: Convirtió al toro de respeto en el utrero y a veces, como en una feria de Valencia, ¡en eral! Introdujo el afeitado, la espada de madera, el torero-nodriza por delante para no sortear. Suprimió el primer tiempo de los pases reduciéndolos a la mitad de su recorrido. Suprimió la verdad del toreo en curva para introducir el perfilero y en línea recta. ¿Se pueden cometer más atropellos juntos?
LO DE EL CORDOBÉS Después de Manolete, contados toreros han mantenido la pureza del clasicismo y de los tres tiempos. Todos los ídolos tremendistas que hubo luego, eran seguidores manoletistas. Eso era lo fácil de imitar. Pocos toreros han copiado la pureza de Rafael Ortega, que acabó cosido a cornadas y en menos medida la de Antonio Ordóñez ¡antes de los sesenta! que también acabó cosido a cornadas porque cuando se torea de verdad los toros cogen más certeros que cuando se colocan al lado de donde va a pasar. No enfrente. Es normal que un aficionado pagado de serio diga pestes de El Cordobés. Y ahí estoy de acuerdo en todo, menos en algo fundamental. Benítez siguió la misma técnica que Manolete pero en línea histriónica.
Una falsa 'sensación' de peligro para embaucar a los ignorantes que llegaron a ser millones (muchos más que tomasistas ahora). Pero tenía algo que han tenido pocos: un sentido felino del conocimiento del toro y una fidelidad con su público. A casi todos los toros y utreros desmochados, les hacía lo suyo. Cosa que por ejemplo no es capaz de hacer el moderno 'revolucionario' porque José Tomás va a la plaza con la idea preconcebida de hacer la misma faena a todos los toros. Y cuando el toro no se pone de acuerdo viene el ridículo, la impotencia y la incompetencia. Por tanto, el payaso de Benítez fue muchísimo más profesional y más conocedor que este 'genio' de ahora, el buscador de mariposas.
'LA HEMOS CAGAO' Hasta aquí tiene cierta explicación que escriba el socio de Juanpedrito 'La Bicha', porque repite de oídas tópicos generalizados por la costumbre. Así lo hacía Zabala que repetía como un papagayo lo que le decía Antonio Bienvenida, sin darse cuenta que el maestro lo despreciaba como mal aficionado. Lo malo de Gómez-Acevo es cuando se pone a juzgar la época que está viviendo y de la que debería de tener más elementos de juicio. Desbaría cuando dice que el aficionado moderno se ha hecho más entendido viendo docenas de corridas por televisión. ¡Vaya majadería! Sin embargo, hay un párrafo que es lo único sensato de su trabajillo. Dice algo tan certero y tan valiente que parece imposible atribuirlo al mismo autor de tantos desatinos.
Así juzga el panorama actual: "Se ha ido convirtiendo en espectáculo ya sólo de ferias. Los buenos toreros, acuciados por la necesidad de torear más de un ciento de corridas y ante públicos festivos, ignorantes y bullangueros, para poder seguir siendo parte del circo ambulante tenían que falsear el buen toreo con toda clase de triquiñuelas, que como el público tragaba, se acabaron ellos mismos creyendo". Pese a lo enrevesado de su escritura, esto es una verdad como un templo. Acevo reconoce que los buenos toreros están falseando con triquiñuelas. Esto no casa con lo de la televisión formando a buenos aficionados que como reconoce luego son ignorantes y bullangueros. Atreverse a decir que la televisión ha ido formando aficionados 'más entendidos' es de una audacia inconcebible. Porque la televisión no ha hecho más que destruir a los que podían llegar a ser buenos aficionados, creando una masa borrega que toma por bueno todo lo que dicen esos desaprensivos palabreros y fenicios que están ahí sólo para engañar a las gentes.
Como tarea de rebatir la ignorancia temeraria del articulista Gómez requiere mucho más espacio y este hoy se me acaba, prometo seguir el próximo miércoles. Porque parece imposible que en un sólo folio se puedan decir tantos despropósitos. Así dejaremos para otra entrega lo de la labor 'formativa' de la televisión, su delirio 'tomasista' que llega a límites idólatras y la poca vergüenza de afirmar que El Juli es "valiente y habilidoso donde los haya partiendo de la vulgaridad del circo ambulante". Y digo poca vergüenza porque a continuación afirma que el chaval "es ya diferente y cada día crece como figura del toreo". ¿En qué quedamos? Como veréis estos modernos teorizantes del toreo cuando se ponen a sentar cátedra se hacen de la picha un lío.

(Guía para jóvenes aficionados II) 
José Tomás no torea, juega al escondite
Si continuamos analizando las tesis taurinas de Ignacio Gómez Acevo publicadas en el portal de Internet 'Mundotoro', adscrito al clan Domecq, es porque barrunto que debe ser un personaje muy influyente en las altas esferas del taurinismo del clavel. Asómbrame la cantidad de títulos que acapara en sus envidiable currículum. Yo, en cambio no fui más que cabo de panderetas de la tuna de Salamanca y torero aficionado durante 43 años, hasta que me retiré de los públicos en 1984 formando cartel con Antoñete y Roberto Domínguez. Ahora sigo toreando pero solo en mi plaza ganadera.
Confieso avergonzado que jamás asistí a esos seminarios de verano que organizan los que tienen carnet de intelectuales de la Tauromaquia. A los que por supuesto jamás fui invitado a intervenir. Ni jamás tuve maestro alguno para escribir de toros. Ni se me puede acusar de imitar a Corrochano, o cualquier otro santón de la crítica. Vayamos con el currículum de don Ignacio Gómez-Acebo: Nació en 1932 y es licenciado en Derecho por Madrid y Salamanca. Agente Oficial de la Propiedad Industrial. Presidente de Tauromaquia, S. A., editora de Mundotoro. Vicepresidente del Comité Asesor Europeo del Consejo NYSE. Presidente del Comité Ejecutivo Axa Seguros, Noki España. Patrono de la Biblioteca Nacional. Centro de Estudios Universitarios (CEU). Fundación Humanismo y Democracia. Idiomas: Español, francés e inglés. ¡Tócate los cojones!, después de acaparar tantos títulos hay que ver la cantidad de tonterías que escribe. O sea que estamos ante una persona madura física e intelectualmente.
Me mosquea que tuviera que venir a terminar la carrera a Salamanca, porque en aquella época los que no eran capaces de aprobar en Madrid se venían a la coladera de Salamanca, donde se hizo abogado hasta el mismo ¡Victoriano Valencia! sin pisar la Facultad. O sea, como los demás títulos que pone al final de sus artículos sean así, no llegará muy allá su policultura. Hablará español, pero es evidente que lo escribe encorsetado y cursi. Tengo entendido que además pertenece a la nobleza de este país. Cosa por demás chocante llevando un apellido tan plebeyo como el Gómez y el forestal Acebo.
Y ahora identificado el personaje vayamos en corto y por derecho a sus elucubraciones como aficionado insigne y domecquiano. La deformación de TV Escribe así el hombre éste: 'Dos hechos con probabilidad uno consecuencia del otro han venido a cambiar las cosas: la televisión permite que el aficionado vea docenas de corridas y así se ha ido haciendo más entendido. Por ello y a Dios gracias ah surgido un nuevo concepto del toreo. Parece que en algún lugar de ese sitio llamado el 'caro', que siempre han pisado las grandes figuras, el toro no ve al matador. En ese lugar se ha puesto un muchacho de Galapagar, José Tomás'. Pues resulta que ahí tiene toda la razón, porque gracias a la labor de televisión se ha desorientado tanto al público y se han cambiado tantos conceptos del toreo y del toro que hemos llegado a la situación fabulada en la que el toro no ve al torero y así surge el genio de Galapagar.
De estas líneas se deduce que José Tomás en vez de torear juega al escondite con el toro. Decididamente este aristócrata sabrá hablar español, pero no sabe escribir el castellano porque se le entiende todo lo contrario de lo que quiere decir. Si resulta que el toro no ve al torero saldrá un juego nuevo que no tiene nada que ver con el toreo al convertirse José Tomás en un ente invisible.
Volvamos a la televisión: Recordemos que el primer gran embaucador de espectadores fue Lozano Sevilla, que entre otras barbaridades confundía los tres saltitos de El Viti antes de entrar a matar con los tres tiempos de la estocada. Cuando se perfilaba Santiago y daba tres saltitos balanceándose sobre las zapatillas el osado de Lozano Sevilla exclamaba: "Fíjense como está marcando los tres tiempos de la estocada". Esa ha sido la gran labor informativa que aplaude Gómez. Después de Lozano vinieron otra serie de paniaguados a hacerle el caldo gordo al afeitado, al pico de la muleta y demás trucos para hacerlos pasar por la técnica del buen toreo. Y así llegamos al 'magisterio' del palabrero Fernández y del fenicio Molés.
El uno cuantas más corridas ve, menos sabe y más tonterías dice. Ha mantenido que el truco de Espartaco (torero bastote donde los haya) citando con la pierna retrasada y el pico de la muleta adelantado para luego darle un muñecazo hacia afuera era la técnica depurada del de Espartinas. Cuando Pepito Arroyo tumbaba a los toros a la primera dijo que era el mejor matador de esta época, cuando ahora se han dado cuenta que al entrar a matar con la punta de la espada hacia arriba lo que hace es matar al capón y reduciendo los tres tiempos en uno solo. Y así la gente se creyó que Pepito Arroyo era un virtuoso del volapié olvidando que el último que hizo con limpieza los tres tiempos de la estocada se llamaba Paco Camino, al que siendo perfilero y llevando el pase de abajo arriba proclamaron torero excelso negandole su verdadero mérito de ser el mejor matador de su época.
Con El Viti pasó lo mismo, siendo un gran torero que resucitó la curva de rematar los pases de pecho en la hombrera contraria, lo encasillaron como el as de espadas y resulta que también mataba lo mismo que Pepito Arroyo, a un tiempo y al capón. Glorificaron también como máxima figura a un banderillero saltimbanqui como Paquirri, que también era vulgar con el capote y la muleta. Y como contrapunto de 'torero exquisito' coronaron a Manzanares, que estuvo catorce temporadas sin ser capaz de cortar una oreja en Madrid y además citaba siempre con la muleta retrasada. Luego, con lo de Paco Ojeda fue el delirio. Y ya veis como un torpón saco de patatas aguantó solo un rato y nadie se acuerda de él.
Como estarían de esquizofrénicos aquellos cronistas que el pobre Zabala le dedicó la portada de 'Abc' en uno de aquellos pases encimistas. Desde que Luis Miguel Dominguín se subió a picar un toro en Vista Alegre, ningún torero había ocupado la portada del periódico carca. Está claro que la labor de las televisiones no ha podido ser más nefastas. Le hicieron el juego a los empresarios y a las figuras y difundieron al toro 'artista' de Domecq con el bravo de lidia. Así, que el público desde entonces está hecho un lío. La diferencia entre el Palabrero y el Fenicio es que el uno es un tontito vanidoso y el otro, mucho más ladino, va siempre a lo suyo, caiga quien caiga. Ahora se ha dado cuenta del desastre de José Tomás y le ha dado leña a muerte. Porque no le ve porvenir como cliente.
Si las televisiones hubieran hecho una labor medio seria se habrían cortado de raíz todos los fraudes del toreo. Como se cortó en Madrid cuando había crítica independiente y ningún torero se atrevía a sacar el pico de la muleta porque los crujía la bronca del público. El señoríto Gómez como todos los ignorantes impresionables piensa que ponerse cerca del toro (más bien cerca de la pala del pitón) tiene el mérito de un valor escalofriante. Los buenos aficionados saben que los que se ponen cerca es porque no tienen valor para esperar a los toros desde lejos. A dejarse ver. Y los que se arrodillan es porque no son capaces de triunfar a pie.
Han glorificado todas las marrullerías y todas las mentiras. Antes, a los toreros que se ponían cerca los llamaban despectivamente encimistas y tremendistas. El señoríto Gómez tiene un párrafo delirante para definir a José Tomás y justifica el medio pase de muleta retrasada con este galimatías:¿Es que no comprenden que adelantando solo un poquito la muleta, el resto tiene que necesariamente venir detrás? Vamos a convocar un concurso para saber qué ha querido decir este iluminado, porque semejante chorrada no hay Dios que la entienda.
Si resulta que detrás del pico todo lo demás queda detrás es todavía más evidente que ha suprimido el primer tiempo del muletazo en el más difícil y el de más riesgo. Lo que hace José Tomás y los encimistas es vaciar la embestida con muñecazo casi siempre dejándosela enganchar. En el medio pase no puede haber temple, ni mando, ni dominio. Pero como el dice el señorito Gómez que a José Tomás no lo ve el toro, pues fijaos el enorme mérito que tiene. Como todos los 'tomasistas', el señorito Gómez no soporta que El Juli pueda robarle protagonismo y lo califica como habilidoso y valiente, partiendo de la vulgaridad del circo ambulante. O sea que confunde al chavalín con El Cordobés, porque a los dos los empareja con el circo ambulante.
Este hombre escribe tan mal que todavía no se ha dado cuenta que las plazas no son carpas. Que son una construcción fija. Me canso de seguir. Creía que había escuchado ya todas las tonterías relacionadas con el mundillo taurino, pero este ciudadano ha rizado el rizo. La malo es que tiene ¡carnet de aficionado! ilustre, es amigo de los Domecq y además es duque o marqués, condiciones sobradas para desorientar a los públicos ingenuos. Podía tener mucho peligro si acertara a razonar sus teorías. Pero como no sabe escribir ni digiere lo que quiere decir, ahora resulta que José Tomás en vez de torear hace algo tan genial como jugar al escondite como el toro. ¡Ata esa mosca por el rabo!