"Últimamente, estamos asistiendo a un fenómeno
curioso que, al menos a mi, me provoca perplejidad y asombro. La llamada crítica especializada y
los profesionales del taurinismo se han lanzado a proclamar las excelencias de ciertas figuras con tal brío que, a
más de uno, les parece urgente la necesidad de definir en sesudos tratados taurómacos sus novedosas maneras de torear. No
es algo de hoy; la Tauromaquia, es decir, el toreo a pié, ha ido
formulándose a lo largo de su historia a través de varios, y muy
buenos, libros que han recogido las formas, normas, reglas y
arcanos consejos de los grandes maestros que los quisieron
transmitir a las generaciones futuras. Fueron los mismos toreros,
o admiradores de su entorno, quienes llevaron al papel la esencia y la pureza del ritual en el que descansa la fiesta de los toros.
En todos ellos, a pesar de sus diferencias, existe un substrato
normativo común heredado de unos a otros: el torero debe
conocer todo lo relativo al toro; las querencias, saber adaptarse
a sus cambios de comportamiento durante la corrida, pues es el
protagonista indiscutible del espectáculo. Debe tener fuerza,
trapío, edad y casta, porque sin esas condiciones no hay una
verdadera lidia. Además, contienen la explicación de los tiempos, tercios, terrenos y una detallada enumeración de pases y recursos fundamentales para el buen desarrollo de la corrida. De manera más o menos
pormenorizada, cada tratado viene a ser un
compendio enriquecido de los anteriores. El
mandamiento académico de "limpia, fija y da esplendor" podría ser la frase justificativa de su existencia, a la que añadiría
"mantener tradición y esencia".
Aunque son muchos, citaré algunos de los más clásicos e imprescindibles: a finales del siglo XVIII se publicó la anónima Cartilla de reglas de torear a pié de la Biblioteca de Osuna, en 1778 se editaron las normas de José Daza y un año después apareció el Arte de torear a pié y a caballo, Tauromaquia de José Delgado, Pepe Hillo. Que esas obras fueron conocidas, sus reglas llevadas a la práctica en los ruedos y estudiadas en las escuelas de tauromaquia de la época, está fuera de toda duda. La autenticidad y la tradición seguirían enriqueciéndose con la aparición en 1836 de la Tauromaquia Completa de Francisco Montes, maestro que aportó un nuevo clasicismo y dejó escrita la fundamentación formal y estética del toreo; su influencia será decisiva para los tratados que aparecerán en lo sucesivo como “El lidiador perfecto”, inspirado por el “Chiclanero”, “El Manual de Tauromaquia” de Sánchez Lozano, la Tauromaquia de Vázquez bajo la dirección e inspiración de “Guerrita” etc. Otros ejemplos importantes son las tauromaquias de Mazzantini, Bombita, Sánchez Neira, Corrochano, José María de Cossío, Domingo Ortega...Gracias a ellas se ha mantenido la esencia y la pureza del arte de torear.
Sin embargo, en los tiempos que corren y aquí viene
mi asombro no encuentro ninguna figura digna de inspirar
un tratado guía de futuros toreros. Me pregunto, ¿qué Tauromaquia podría transmitir? ¿ la heredera del clasicismo y la
tradición? Pues si es así, lo siento, no estoy de acuerdo; porque esos llamados maestros del momento, mandones en los
carteles, que se llevan en el esportón orejabaratitas y sólo
matan toritos desmochados, sin fuerza ni casta, no son merecedores de inspirar nada. Aunque son muchos, citaré algunos de los más clásicos e imprescindibles: a finales del siglo XVIII se publicó la anónima Cartilla de reglas de torear a pié de la Biblioteca de Osuna, en 1778 se editaron las normas de José Daza y un año después apareció el Arte de torear a pié y a caballo, Tauromaquia de José Delgado, Pepe Hillo. Que esas obras fueron conocidas, sus reglas llevadas a la práctica en los ruedos y estudiadas en las escuelas de tauromaquia de la época, está fuera de toda duda. La autenticidad y la tradición seguirían enriqueciéndose con la aparición en 1836 de la Tauromaquia Completa de Francisco Montes, maestro que aportó un nuevo clasicismo y dejó escrita la fundamentación formal y estética del toreo; su influencia será decisiva para los tratados que aparecerán en lo sucesivo como “El lidiador perfecto”, inspirado por el “Chiclanero”, “El Manual de Tauromaquia” de Sánchez Lozano, la Tauromaquia de Vázquez bajo la dirección e inspiración de “Guerrita” etc. Otros ejemplos importantes son las tauromaquias de Mazzantini, Bombita, Sánchez Neira, Corrochano, José María de Cossío, Domingo Ortega...Gracias a ellas se ha mantenido la esencia y la pureza del arte de torear.
Me pregunto si alguna vez han leído alguna línea de los
autores nombrados porque, si es así, se les ha debido olvidar
todo. Sinceramente, no me explico cómo pueden hacer en la
plaza todo lo contrario a las reglas y cánones preceptivos:
¿Los terrenos? ¡Como no sean las hectáreas de sus fincas! ¿Las
distancias? Cuanto más lejos mejor y de vez en cuando un
arrimón ante el toro tonto para calentar al personal ¿El tercio
de varas? En la nueva moda ya no existe, un picotacito y a
ordenar sacar el pañuelo ¿Los quites? ¡Ni hablar! no vaya a ser
que el "telonero" del cartel nos salga pinturero ¿La torería, el
pundonor, la rivalidad en la plaza? Para qué, ¡si tienen los
contratos firmados desde el comienzo de la temporada...!
¿Ligar, cargar la suerte? Esas son manías de los del "siete" que
protestan por todo ¡Que bajen, que bajen ellos y toreen que,
al fin y al cabo, "sólo" han pagado su entrada...! En fin, podría
seguir enumerando las reglas del destoreo actual pero me
parece innecesario atormentar al lector.
Aunque, a decir verdad, me parece que, posiblemente, sí
están inspirando sesudos y modernos tratados de Recontratauromaquias. Cada día observamos cómo los novilleros que empiezan se parecen más unos a otros y todos los
demás "a los de arriba", de los que aspiran a ser
clónicos. Son los tiempos del toreo despegado,
sin emoción, sin embraguetarse (light), el
aprender a mantener al toro en pié durante
la lidia el mayor tiempo posible, a eso lo
llaman "técnica" ¡Pronto, un maestro de
verdad iba a mantener erguido a un toro
moribundo! La falta de respeto al aficionado despreciando su opinión; esa
moda de bailar pasos adelante, pasos
atrás durante la faena; obedecer a
cualquiera que grita instrucciones
desde el callejón; estar pendiente, entre
toro y toro, de dónde están las cámaras
para saludar a los amigos, más que de
lo que hace el compañero en el ruedo;
exigir el "monoencaste", torito comercial
y ¡a otra cosa! porque cuando sale un toro
de verdad: "¡esto no se puede torear! ¡es un
toro a "contra estilo" (¿qué estilo?), "lo que
quieren es que me coja"!, "¡me está mirando!",
"los toros encastados para los que no pueden exigir ganaderías, oiga, que yo soy el número uno"...!
Sí señores, esta parece ser la nueva teoría taurómaca; les aseguro que tiene grandes conocedores que llevan a rajatabla eso de transmitir conocimientos. Dignos depositarios de ese "saber", catálogo completo de reglas ventajistas y pillerías, coreados por apologistas que, constantemente, se dedican a publicar sus grandezas y animan a los alumnos de las escuelas a que sigan su senda.
Sin embargo, la verdadera Tauromaquia sigue ahí; algunos, los menos, no renuncian a su pureza y emoción. Nosotros, como aficionados, debemos exigir que se mantenga. Desde Pepe - Hillo, Montes, Gallito...a Ordóñez, Antoñete o Esplá, ha habido un largo camino de arte y autenticidad que no podemos, ni debemos, perder. Nos estamos jugando demasiado en la partida".
YOLANDA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ - CUESTA.
Aficionada y miembro de la Asociación el Toro de Madrid.
Fuente: La Voz de la Afición. Nº 21, Mayo de 2003, página 28.
Sección: El ayer y el hoy en el mundo de los toros.
Sí señores, esta parece ser la nueva teoría taurómaca; les aseguro que tiene grandes conocedores que llevan a rajatabla eso de transmitir conocimientos. Dignos depositarios de ese "saber", catálogo completo de reglas ventajistas y pillerías, coreados por apologistas que, constantemente, se dedican a publicar sus grandezas y animan a los alumnos de las escuelas a que sigan su senda.
Sin embargo, la verdadera Tauromaquia sigue ahí; algunos, los menos, no renuncian a su pureza y emoción. Nosotros, como aficionados, debemos exigir que se mantenga. Desde Pepe - Hillo, Montes, Gallito...a Ordóñez, Antoñete o Esplá, ha habido un largo camino de arte y autenticidad que no podemos, ni debemos, perder. Nos estamos jugando demasiado en la partida".
YOLANDA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ - CUESTA.
Aficionada y miembro de la Asociación el Toro de Madrid.
Fuente: La Voz de la Afición. Nº 21, Mayo de 2003, página 28.
Sección: El ayer y el hoy en el mundo de los toros.
Una figura del toreo es aquel por sus andares en el ruedo,por su buena colocación ante un toro encastado,poderoso,íntegro,en la forma de citar y embarcar al toro en la muleta;por la forma ceñida y ligada que ejecuta las diversas suertes de la tauromaquia.Para ejecutar la suerte de matar a volapié:es perfilarse en corto,bajar la muleta para que el toro humille,herir sin alargar el brazo,salir ligero y limpiamente por el costillar.Así veíamos matar antes,hoy en cambio parecen ser un milagro.El toro auténtico,es el que produce emoción y asombro de ver su lidia.
ResponderEliminarM.D.S.
El toreo consiste en saber transmitir la emoción y la belleza que brinda el toro,que provoca sensaciones de admiración y capacidad de asombro en el aficionado.Sin toro,el toreo no existe.
ResponderEliminarDesde Surco.