EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

martes, septiembre 10, 2013

LOS PILARES DE LA FIESTA


ESTAMPA

 Según dictan la tradición y la ortodoxia académica, la fiesta de los toros se ha sostenido desde hace muchos años en tres pilares básicos: ganaderos, toreros y aficionados. A lo largo de su histo- ria el equilibrio al que se han visto obligados a mantener cada uno de estos estamentos ha ido variando en sus empujes y pre- siones, pero siempre unos u otros han hecho lo posible para que la fuerza de cada uno hacia la defensa de sus intereses se viera más o menos compensado con la capacidad de aguante de los demás. Dicho de otra forma y en el terreno práctico, los toreros, una vez que escalaban puestos y se decían figuras, procuraban lidiar el ganado más fácil y cómodo para mitigar riesgos, lo que obligaba a ciertos ganaderos que se dejaban manipular a bajar el listón de la casta y ello motivaba el rechazo de aficionados que en las plazas exigían y denunciaban con sus protestas el juego de intereses que iba desvalorizando la fiesta.

A pesar de ello, y para compensar fuerzas y así poderse mante- ner la fiesta auténtica, todavía hasta hace unos años, la presión de los aficionados era un contrapeso importante a la hora de con- feccionar los carteles, tanto es así que las figuras, conscientes del poder de la afición exigente y de los ganaderos íntegros, se veían obligadas a hacer algún gesto importante ante toros de los menos comerciales, es decir, serios y encastados, con lo que mantenían su prestigio y lo más importante, el respeto de la afición. Toreros mandones sabían ponerse en su sitio y en Madrid, Bilbao y pla- zas importantes, solían dar un aldabonazo para ser respetados a lo largo de la temporada. Ordóñez, Camino, El Viti, por citar algu- nos no muy antiguos, mantenían el equilibrio de fuerzas para no acabar con la fiesta, pues eran conscientes del sentido heroico y épico que está en la raíz del espectáculo. Privar a las corridas de toros de su esencia era convertirlas en entretenimientos llenos de plástica, colorido y pases, que no toreo, para pasar un rato de domingo sin emoción y riesgo; algo que poco a poco fue calan- do en el ánimo de los toreros que vieron el camino fácil de las ganancias. Por si esto fuera poco, la llegada del boom económi- co trajo al mundillo ganadero un grupo de advenedizos inverso- res sin tradición ni verdadera afición que rompió casi por com- pleto el equilibrio de fuerzas. Movidos por el ansia de figurar y ganar dinero, se dejaron embaucar por veedores, apoderados y empresarios para criar el toro comercial que ayudara al triunfo fácil de las figuras, verdaderos dictadores de la fiesta y lograr pin- gües beneficios a las empresas.
¿Y la afición? Lamentablemente debemos reconocer que aunque gozó de gran importancia en otros tiempos, hoy vive un debilita- miento preocupante y es notoria su falta de contrapeso pues, aun- que sigamos protestando unos pocos, en este proceso se ha ido aburriendo y alejando de las plazas, harta de sentirse demoniza- da por la prensa y los críticos y de escuchar el discurso del tau- rinismo, falso y contradictorio en su esencia: “... comprenderán que el público quiere ver triunfos y orejas y con los toros que uds. quieren... las figuras se niegan a venir”. Argumento “de peso” que deja en muy mal lugar a la torería y la profesionalidad de quie- nes se llaman figuras y que sólo ha tenido como resultado la cri- sis profunda que vive la fiesta.
Por ello, considero llegado el momento de dar un paso adelante para restaurar el orden lógico que ha permitido mantener la his-
toria de la Tauromaquia por el camino de la verdad y el rigor. Recuperar los viejos valores y el respeto mutuo entre los tres esta- mentos es un medio fundamental para lograrlo. Los toreros no pueden dar la espalda al riesgo de forma permanente, deben vol- ver a la competencia en los carteles, torear todo tipo de encas- tes y respetar a la afición que es en definitiva quien sostiene con su dinero el espectáculo; en los momentos actuales la fiesta debe defenderse sola pues la etapa de dinero público y las subvencio- nes han terminado. Por eso, quiero felicitar a Alejandro Talavante que es el único torero que sí ha demostrado hacer un gesto en este San Isidro encerrándose con los Victorinos. Hechos así ani- man a los aficionados y engrandecen la fiesta.
Los ganaderos, a pesar de los malos momentos que están vivien- do, deben mantenerse firmes en defender la casta de sus toros y no plegarse a los intereses espúreos de las figuras y su entorno; es difícil en estos tiempos pero la crisis y el desinterés está echan- do del campo bravo a los advenedizos; espero que esta selección natural devuelva el prestigio al mundo ganadero y salgan a flote aquellos que de verdad mandan en sus casas y han mantenido sus reses contra los vientos y las mareas del dinero y triunfo fácil.
Los aficionados debemos seguir luchando por defender la fiesta de verdad. Es muy difícil, pero hay que intentar recuperar el pres- tigio que siempre tuvo en las plazas importantes. En Las Ventas, la voz de los sectores críticos era respetada y tenida en cuenta por la crítica y los profesionales. Pero hoy somos incómodos; nos han intentado callar, ridiculizar, culpabilizar de todos los males... pero es igual. En estos momentos tan críticos sólo recuperando el equilibrio entre los protagonistas, volviendo la afición a ser “el respetable público” se logrará dar sentido a la fiesta.
El torero a torear con verdad, el ganadero a criar el toro encas- tado y el aficionado exigiendo que uno y otro cumplan su papel en la fiesta ¿Utopía? No, pues cuando eso fue así la Tauromaquia siempre fue grande.
Yolanda Fernández Fernández-Cuesta
Aficionada y miembro de la Asociación El Toro de Madrid.

FUENTE: La Voz de la Afición. Nº 42, mayo de 2013. p. 16. Boletín de la Asociación El Toro de Madrid.
http://www.eltoro.org/boletines/boletin42.pdf

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