Tarde
de mucha expectación por lo que suponía ver a los legendarios Contreras colombianos, pero para nosotros nada decepcionante y menos aburrida,
dado que fue una corrida listísima, de patas duras, mansos encastados salvo el
segundo que fue “de libro”. Con semejantes cualidades exigieron el carné y ante
todo lidia dominadora antes que florituras flamencas y pegar pases a distancias más que
prudenciales.
Nos llamó la atención que cierta parte del público (no sabemos si también parte de la afición) protestara la suerte de varas, como si prefiriesen que no se ejecute esta suerte, lo cual resulta altamente preocupante de cara a lo que constituye el único y verdadero test de la bravura. Si el reglamento exige un determinado número de entradas al caballo, pues a cumplir esa norma en lugar de masacrar y hacer “La Carioca” en una sola entrada al caballo. Pitos para la autoridad por cambiar el tercio en más de una ocasión en el segundo par de banderillas. Palmas para la afición bogotana que se hizo escuchar protestando ante semejante atropello. Que no haya lugar a equívoco, pues también encontramos aficionados exigentes y entendidos que reclama el buen toreo y rechaza el toreo ventajista desprovisto de hondura y plagado de ventajas en todos los tercios.
Ahora si, en corto y por derecho vamos a lo visto en el ruedo de La Santamaría de Bogotá.
Bogotá. Plaza La Santamaría. 21 de enero de 2018
Mondoñedo/ Ramsés Ruíz y los confirmantes de alternativa Manuel Escribano y Román Collado.
Manuel Escribano.- En el primero de la tarde bien presentado, salió andarín y pensándoselo para embestir. Es puesto al relance al caballo, en el que se repucha y sale
huido pateando al caballo. El pica de reserva se lo encuentra en su trayecto y
cobra una vara bien señalada. En banderillas a toro pasado, sin reunirse y "al
quiebro", muy en su estilo. Inicio de faena de muleta con pases cambiados, en plan "Tancredo", a un
toro que se arranca como un tren que terminan en deslucidos trallazos
aprovechando el viaje, en lugar de iniciar una faena doblándose y llevándolo
toreado a los medios, que de eso se trata este arte. Continúan los cites fuera
cacho, sin cruzarse y con muchas precauciones a un toro que tuvo el arrojo de
arrancarse como un tren y acomete al primer envite. Encima ahogándolo en lugar
de darle distancia llegando a ser desarmado. Reinicia abusando del pico,
arrimones perfileros a un toro que ya le pide la muerte. Desplante mirando al
tendido al ejecutar las “Joselillinas”. Entra a matar saliéndose de la suerte,
tapándole la cara y picha. Vuelve a intentarlo y cobra una estocada trasera.
Toro que en nuestro concepto se va con las orejas puestas.A su segundo (quinto de la tarde) lo recibe con deslucidos capotazos (Verónicas inexistentes). Galleo por chicuelinas para dejar al toro en cualquier lugar menos en suerte de varas. Llamamos la atención que al momento de ejecutarse esta suerte el ruedo parezca un herradero gracias a la nula acción ordenadora del Director de Lidia. En banderillas, muy en escribano a 100 km/h, es obligado a tomar el olivo tras un arriesgadísimo para al quiebro por los adentros en tablas. Inicio de faena con deslucidos banderazos en tablas. Pases de alcayata con la zocata, algunos naturales vistosos sin temple, ligazón y a prudencial distancia (o lo que también suele llamarse toreo perfilero). Continúa su faena bullidora, arrimándose, exponiéndose pero fuera de cacho y sin llegar a ligar una tanda. Nuevamente vulgarísimo desplante mirando al tendido al ejecutar las “Joselillinas” que esta vez sí es protestado por la afición bogotana. Molinete lejanísimo sin importancia. En la suprema mete y saca en los blandos. Luego pinchazo y bajonazo. “Matarife de quinta le gritan del tendido”. Ovación a otro toro que se va con las orejas puestas.
Ramsés Ruíz.- El primero de su lote (segundo del festejo), sale abanto y entumecido. Puesto al relance en la suerte de varas, recibe un puyazo en la paletilla y canta la gallina, saliendo huido tras patear al percherón, en nuestro concepto digno de banderillas negras por su renuencia a entrar al del castoreño (aunque para parte de la afición bogotana que pita la suerte de varas per se, bastó y sobró tamaño picotón). Se duele en el primer par de banderillas, buen segundo par del antioqueño José Garrido asomándose al balcón. En la faena de muleta defendiéndose y con clara tendencia a tablas. Porfía Ramsés en robarle algunos muletazos aislados mostrándose voluntarioso, en lugar de ejecutar una faena de aliño. Lo caza de un bajonazo. Pitos para el manso de libro, merecedor en nuestro modo de entender la bravura, de banderillas negras.
El segundo de su lote (cuarto del festejo), de frígido temperamento en su salida. Es puesto en suerte al relance, recibe un puyazo bien señalado que es estropeado tapándole la salida para hacer eso que llaman "la carioca". En banderillas otro buen par de José Garrido que lo obliga a desmonterarse y otra zurrada en el reglamento por el presidente del festejo que cambia la suerte con solo dos pares palitroques, que enfurece al respetable que lleva la razón. Inicio muleteril con predominio de derechazos fuera de cacho y sin ligazón; Naturales arrimándose y aguantando la embestida que no logran cuajarse debido a que el toro se aplomó. Lo prepara para la muerte con tres “Joselillinas” ceñidas. despachándolo de un infame bajonazo.
Román Collado.- En el primero de su lote (tercero del festejo) que sale abanto nada que reseñar con el capote. Es bien colocado en suerte para recibir una sola vara. Anotar que gracias a la inoperante dirección de lidia se vio mucha gente en el ruedo que debiera taparse para que el toro no desparrame la vista. Buen inicio de faena citando de frente, dando el medio pecho y echando la pata pàlante, que fue solo eso, un buen inicio de faena para luego tornarse en un "toreo" despegado, sin ligazón y abusando del pico naturalmente. Suena la música que no tenia supuesto habilitante. Continua su faena con la zocata, con pico, poto pa fuera para luego lanzar al toro a cualquier parte. Toro que antes que toreabilidad, ofrecía acometividad y potencia en la embestida lo cual exigía un toreo de dominio con la mano baja, cruzado, cargando la suerte y rematando tras de la cadera para que brote la emoción. “Joselillinas” sin ajuste en las que pasa el torero antes que el toro. Entra a matar pinchando trasero y sin soltar el estoque, luego receta una entera peleen trasera. Las mulillas esperando en exceso el indulgente premio que nunca llegaría. Bien el presidente, ovación a otro toro que se lleva las orejas puestas. Vuelta al ruedo de motu propio, que no debió permitirse.
El último del festejo, a su salida mas frío que beso de madrastra, como casi el resto de la corrida. Entumecido le llaman por estos lares del planeta taurino. Al inicio es renuentes entrar en varas, para luego emplearse y recibir un buen puyazo recargando y encelándose. Anotar nuevamente como algo negativo que los subalternos citen al toro para que acuda al caballo cuanto es su matador el que debería cumplir dicha función. Toro al que nos hubiese gustado ver entrar una vez más al caballo porque se le notaba entero, un verdadero despropósito tratándose de un Contreras. El presi enmienda su actitud y cambia la suerte como debe ser luego del tercer palitroque. En el inicio del tercer tercio, el toro acomete con fijeza y el torero lo cita fuera de sitio. Uno que otro natural sin ligazón que, en este caso, hace sonar la ruidosa música del toreo. Toro de patas duras que se vino a más y continua embistiendo con fijeza, pero que ante tanto toreo bullidor como son los redondos invertidos y toreo de aspavientos termina aburriéndose para buscar las tablas. Entra a matar recetando una estocada trasera, toro que se resiste a doblar gracias a su casta que lo mantiene en pie. Oreja tras leve petición y bronca. Palma en el arrastre. De buena fuente nos enterábamos en el hotel que hubo "baile de corrales" y que éste último toro salió en reemplazo de un cinqueño que lo echaron para atrás. Figurines haciendo las suyas una vez más con el beneplácito de quien debiera defender los intereses del que pasa por taquilla.
El segundo de su lote (cuarto del festejo), de frígido temperamento en su salida. Es puesto en suerte al relance, recibe un puyazo bien señalado que es estropeado tapándole la salida para hacer eso que llaman "la carioca". En banderillas otro buen par de José Garrido que lo obliga a desmonterarse y otra zurrada en el reglamento por el presidente del festejo que cambia la suerte con solo dos pares palitroques, que enfurece al respetable que lleva la razón. Inicio muleteril con predominio de derechazos fuera de cacho y sin ligazón; Naturales arrimándose y aguantando la embestida que no logran cuajarse debido a que el toro se aplomó. Lo prepara para la muerte con tres “Joselillinas” ceñidas. despachándolo de un infame bajonazo.
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Bogotá - 22 de enero de 2018.