La Fiesta depende de cuando manden unos u otros. Si es el aficionado el que lleva la batuta, el espectáculo mantiene firme sus raíces, pero si las masas devoran a los aficionados, todo el toreo se tambalea.
Pepe Luis Vázquez.
Pepe Luis Vázquez.
Faenas imaginadas
Él
entorna así los ojos
y
está un segundo muy quieto,
en
una mano el capote,
la
otra en el burladero,
y
la vista en los toriles
donde
asoma el toro negro…
El
entorna así los ojos
y
dice:”¡déjalo, déjalo,
que
el toro ya vendrá solo!”
y
el toro que aún está lejos
escucha
esa voz y la
quiere
prender en los cuernos.
El
sol de la maestranza
para
su carro de fuego
porque
la luz se esté quieta
sobre
el alamar torero.
Pepe
Luis -celeste y plata-
inmóvil,
niño, flamenco,
le
está mirando, mirando,
sin
perder un movimiento,
y
el toro lo busca, busca
y
él, esperando en el tercio,
le
abre el abanico grana
de
su capaote pequeño.
Todo
el calor de la tarde
se
deshace en blando céfiro.
Torear
así, parece
muy
fácil. Es como un juego…
Pero
no. Es lo más difícil,
porque
es torear sabiendo
…
Tener
en el corazón
el
justo presentimiento
de
lo que va a hacer el toro
cuando
el toro aún está quieto.
Es
adivinar, sentir
la
voz del toro por dentro
y
saltarse a la garrocha
los
taurinos evangelios,
sin
que tengan que enseñárselos
porque
ya nació sabiéndolos.
El
entorna así los ojos
y
dice: “¡Déjalo, déjalo”…
Y
el toro va donde él quiere,
y
es tan ágil el torero
y
tan sabio y tan gracioso
y
tan rubio y tan pequeño
y
tan hombre y tan barbián
y
tan valiente y tan diestro,
que
la cuadrilla obedece
sus
imperceptibles gestos
-banderilleros
de seda
y
picadores de hierro-
y
todo parece como
una
danza de aire viejo
bajo
una batuta de oro
entre
palmas y requiebros…
La
verónica de olor,
el
molinete de fuego,
la
chicuelina de nardo,
la
gaonera de incienso…
-Pepe
Luis, Pepe Luis Vázquez,
anda,
dime tu secreto…
-Si
he nasío en San Berenardo.
¿es
que no basta con eso?.
El
entorna así los ojos
-la
espalda en el burladereo,
el
corazón en las manos,
la
mirada en los chiqueros-
y
dice el peón de turno:
“¡Déjalo,
déjalo, déjalo
que
el toro ya vendrá solo…!”.
Y
el toro sale corriendo,
olfateando,
mirando,
ciego
de sol y recelo,
con
nostalgia de olivar
caliente
y de rio fresco….
Pepe
Luis le llama: “¡Toro!”,
y
el toro clava los cuernos
en
el aire de la tarde
y
se funden sobre el ruedo,
en
un milagro de gracia
cañóte,
toro v torero.
-¡Los
ángeles hacen palmas
desde los
palcos del cielo!-.
Rafael Duyos
Ese
colegial tímido de resplandor trigueño
en
la cabeza fina como hueso de fruta
es
un torero de Sevilla la vieja
que
los rancios saberes perpetúa y destila.
Nadie
sabe en qué aulas cursó trivio y cuadrivio.
Dicen
que al matadero, como un Rembrandt obseso,
acudía
a leer en las moradas vísceras
y
en las rojas el signo de su fausto planeta.
Niño
entre los doctores de la ciencia jifera
-qué
escena para un lienzo soberbio de Velázquez-
junto
a los rostros crueles del satánico oficio
asoma
el suyo apenas florido de pelusa.
..................................
...............................
Hacia
el toro estatuado, solemne se encamina.
Un
paso, dos, tres, cuatro y una orden desdeñosa.
El
zaíno le observa, le calcual, le rumia
y
en su confusa noche de herido instinto aguarda.
Y
ahora ya no son pasos. Es la carrera alegre
desde
lejos y el súbito, encarnizado arranque
del
receloso bruto. Ya es Marte contra Júpiter.
Qué
colisión -angustia- de dos lanzadas órbitas.
Mas
no. La suerte pudo salvarse a puro riesgo.
La
astrología pinta con firme pulso zurdo
el
arco del destino. Las entrañas no mienten.
Y
Pepe Luis sonrie ante la obra perfecta.
La
esencia de un torero de cristal fino, fino,
la
elegancia ignorándose de la naturaleza,
la
transparencia misma hallaron ya su cauce
Y
bajo el sol de España hay un toreo nuevo"
Gerardo
Diego. Pepe Luis Vázquez. Del libro La
suerte o la muerte
«Sólo
un nombre insólito, nada taurino, asocio al de Pepe Luis Vázquez: el de Mozart.
La hondura alegre, la fluidez aborrecedora de todo énfasis viriloide, un pudor
elusivo de dramatizaciones (?) pueden considerarse rasgos comunes del músico de
Salzburgo y de aquel torero de Sevilla»
Fernando
Quiñones
"A
mi me gustaba torear al natural pensando en que no llevaba muleta, por eso sólo
la cogía con el dedo "purpejo", los otros cuatro los dejaba fuera de
la tela. Así me hacía la ilusión de que toreaba con la palma de la mano"
"Sueño
muy a menudo. Me veo haciendo la faena que siempre llevaba dentro..........y el
final, en el mismo centro, cito a recibir y en ese preciso momento me coge el
toro. Lo veo todo raro, me despierto sudando, es como si algo extraño se
rebelara, por el hecho de haberme retirado vivo, es como se me hubiera escapado
de la muerte y ésta me acosase por haberla vencido, no sé, no
sé............."
"Los
lances con los pies juntos los practiqué con mucha frecuencia, la que nacía de
mi personal manera de entender el toreo. Así vi torear a Chicuelo, un torero
del que desde chiquillo fui muy partidario, viéndole en el campo. Manuel
Jiménez era una maravilla toreando con los pies juntos, porque tenía un juego
de cintura muy bonito. Toreaba cargando la suerte con pies juntos, y lo hacía
con las muñecas y la cintura. Este toreo que vi en Chicuelo es el que,
matizándolo, interpretándolo con mis formas personales, intenté hacer yo
también.........................Según mi criterio, las manos deben llevarse a
media altura, porque así es como el toro va más desahogado y mejor. Este toreo
rompe, desde mi punto de vista, la monotonía, y aporta variedad y un aire de
frescura y alegría......................Es muy importante el juego de
muñecas. Al toro se le lleva con el capote, pero se le torea y manda con las
muñecas, que es donde el torero tiene el pulso y el tacto"
"El
toreo es un arte para conservarlo en el pensamiento, en algún rincón del
corazón de un espectador sensible"
"El
toreo es movimiento, una cosa en el aire, que se aposenta y desaparece"
"Todo
lo que se haga con un toro despacio es lo que tiene verdadera importancia y
queda en el recuerdo del que lo ve"
"Estar
bien con los toros que no se prestan es imposible, y estar medio bien no es
bonito"
"El
primer paso grande del toreo es vencer al toro, lo que equivale a vencer a la
muerte. Y después, si la vences con alegría y sabiduría, es lo más bonito que
hay"
"Cuando
se piensa en el toreo de Pepe Luis, no se piensa nada más que en la alegría, en
la vistosidad garbosa. Lo menos que se piensa es en la muerte..................Es
la grandeza del toreo; en un momento preciso de la lidia ves la muerte con toda
claridad, en la cogida de un banderillero, en las cornadas de los caballos, y
al mismo tiempo ves la verdad de la fiesta, la tragedia. Y de ese momento pasas
al momento sublime del arte y de la transparencia y se borra la muerte.....
Pepe Luis Vázquez
Ante
el siguiente comentario de un antipepeluista:
_
¡No comprendo cómo pueden considerar rival suyo a ese muñeco bailarín de San
Bernardo!
Replicó
Manolete:
_"Este
muñeco tiene mucha cuerda, y si los demás supiéramos de toros lo que él sabía,
bailaríamos más que él"
"Si
este rubito quisiera nos teníamos que retirar todos del toreo"
Manolete
Pepe Luis Vázquez Garcés nació
en el barrio sevillano de San Bernardo el 3 de enero de 1922. Se familiariza en
el matadero con todos los secretos de la lidia. En Algeciras viste su primer
traje de luces el 18 de julio de 1937, alternando con Antoñito Bienvenida.
Rafael Ríos Mozo escribe sobre la
actuación de Pepe Luis, todavía un niño de quince años, en Sevilla:
"Fue en el año 1937, en plena guerra civil, una noche cualquiera
del verano sevillano, cuando se celebró en la Maestranza una novillada de
noveles................Los que tuvieron la suerte de asistir, se iban a
encontrar con una sorpresa taurina de tal magnitud que, no obstante el tiempo
transcurrido, aún continúa en su memoria...................Vieron llegar la
sorpresa, contemplando como aquel adolescente vestido con un viejo traje de
luces alquilado, se había alejado del animal, había plegado la muleta -cartucho
de pescao frito se le calificó a ese modo de tomar el trapo rojo- y dando
una leve carrerilla para alegrar a la res, que estaba prácticamente al otro
lado del anillo, la ha gritado con su voz infantil: "¡Eh, toro! ¡Eh,
toro!". Y cuando el toro se arrancó, el novel diestro desplegó la muleta y
dio un natural soberbio"
Se presenta en Madrid triunfalmente el 13 de julio de 1939. El triunfo
es para él, la muerte para su compañero Félix Almagro, corneado esa tarde.
Tomó la alternativa en Sevilla el 15 de agosto de 1940, de manos de
Pepe Bienvenida, quien le cedió el toro Sabihondo, de Francisco
Chica, en presencia de Gitanillo de Triana. Confirmó la
alternativa en Madrid el 20 de octubre de ese mismo año, actuando de padrino Marcial
Lalanda, que más tarde sería su apoderado, despachando al
toro Carmoneño, de Bernardo Escudero, y siendo testigo de la
ceremonia Rafael Ortega, Gallito.
Triunfó ruidosamente en la Maestranza el 24 de junio de 1943. Un
crítico, que no era precisamente partidario del diestro de San Bernardo,
escribió: "Pepe Luis hizo una faena maravillosa, inenarrable, a su segundo
toro, del que cortó las dos orejas". Dos orejas entonces en Sevilla valían
por las que se conceden ahora casi en una temporada entera.
El 25 de julio de ese mismo año, Pepe Luis recibió una cornada gravísima
en la cara, muy cerca del ojo, en la plaza de Santander. Esta cornada
condicionaria en gran manera toda su trayectoria posterior.
Torero de gracia y garbo, se retiró en 1959. Ocupó el primer puesto del
escalafón taurino en 1941 y 1942. Fue Medalla de Oro a las Bellas Artes en
1988.
El mismo Pepe Luis comenta al Diario de
Sevilla, la que para algunos fue una de sus mejores faenas, la que llevó a
cabo en Valladolid, en la temporada de 1951:
"Sí. Fue una
tarde con ocho toros, en la que toreamos Luis
Miguel, Manolo González, Litri y yo. Perdí la noción del tiempo.
Como si estuviera en una nube. Serían quince o veinte muletazos. El toro se
paró en los medios y quedó igualado. Y entonces le dí una estocada en el hoyo
de las agujas y rodó como una pelota. Estaba como transportado, como si me
hubiera emborrachado. Lo viví como si estuviera en una nube. Sentí una
satisfacción interior tremenda mientras toreaba. No era consciente de que
estaba ante un toro ni ante el público. Cuando maté al toro, fueron mis compañeros
los que con sus comentarios me hicieron volver en mí"
Néstor Luján escribe en su Historia
del Toreo:
"El toreo del espada Pepe Luis Vázquez puede considerarse,
como en el caso de Antonio Bienvenida, un esfuerzo por acoplar las bases
del toreo tradicional a la nueva visión estética del espectáculo. En este
sentido, el arte de Pepe Luis Vázquez merece todas las simpatías del
aficionado selecto, así como su abulia y falta de ánimo se atraen todas
las repulsas........Pepe Luis Vázquez es un toreo sevillano de una
calidad quintaesenciada, de una gran agilidad mental y una profunda intuición,
pero sin ningún dominio ni de su valor, ni de la técnica que conoce, pero no
usa. Su visión del toreo es certera, pero su ánimo, siempre temeroso, ha
impedido cuajar en realidad lo que ha apuntado en su toreo: el intento de
ejecutar los pases y lances dentro de la ortodoxia clásica y de la estética
moderna. En este sentido, ha dado naturales y alguna verónica de extraordinaria
calidad"
Cossío se refiere a su toreo en términos
mucho más elogiosos:
"Sus triunfos resultarían más espectaculares de no ser Pepe Luis
un deficiente matador, suerte en la que siempre encontraba
dificultades.........Mas en los otros aspectos de la lidia su maestría es
indiscutible y ello viene a paliar la deficiencia apuntada............Pepe
Luis ha sido un torero excepcional y en su línea sevillana de garbo, gracia
e inteligencia, acaso el más sobresaliente que ha conocido la afición española
de los toros en cualquier tiempo. Su arte cristalino de puro claro estaba
regido por una cabeza serena e inteligente que impidió siempre que intentara
nunca más de lo que pudiera lograrse en las faenas, pero nunca puso coto a
estos logros, y faenas suyas pueden quedar como ejemplo de hasta dónde ha podido
llegar la belleza y la gracia en el toreo y cuál es el límite de la emoción
propiamente estética que admite. Todos sus logros artísticos estaban en la
línea de la naturalidad y jamás descompuso con una afectación trágica o un
patetismo afectado la armonía de su arte. Ha sido la perfección de la técnica y
la perfección de la gracia. Su estilo con la capa y la muleta era singular e
inimitable...........Manejaba la capa con garbo insuperable sin prodigar
adornos, salvo alguna navarra o chicuelina; especialmente al
torear en los quites. Con la muleta fue inimitable ........La mecánica, la
técnica del pase era modelo de justeza, pero el garbo desbordante en su
realización puede quedar como modelo de lo que en el más noble sentido podemos
llamar sevillanismo. La construcción de sus faenas era perfecta siempre y según
el estilo de la bravura del toro y su poder y resistencia, predominaba la
gracia del adorno o la justeza del pase natural, siempre rematado con el de
pecho largo y profundo. Porque el secreto de Pepe Luis fue infundir
profundidad a la gracia, hacer densa la espuma"
Rafael Ríos Mozo, en su Tauromaquia
fundamental, escribe:
"El diestro de San Bernardo fue llamado el toreo de la
gracia...........Para mí fue hasta la temporada de 1948 el sumo artífice de la
verónica a pies juntos, dada como nadie la había ejecutado hasta entonces.
Porque Pepe Luis no se limitaba a vera pasar el toro, extendiendo su
capote al compás de la embestida, sino que con un prodigioso quiebro de cintura
embarcaba al astado de una manera que sacaba toreo de donde no podía haberlo.
Era también el supremo orfebre de la chicuelina -intercalada frecuentemente con
la verónica-, chicuelina que no se asemejaba a ninguna otra porque tenía un
sello, una cadencia y una majestad natural en el giro de su cuerpo que parecía
algo de ensueño...................¿Y con la muleta? Pues con la muleta
podríamos repetir lo que ya hemos dicho de su capote. No quiero con ello
afirmar, que en ocasiones, no se ajustara a las normas fundamentales que dejó
firmes Juan Belmonte, pues hizo algunas faenas dentro de la más estricta
ortodoxia del toreo hondo y de suerte cargada en todos los pases. Pero su
peculiaridad característica con la flámula era de pies unidos, de pases de
kikirikíes, y de adornos improvisados"
"Cuando Pepe Luis prodigó el toreo en su perfección suma
-sin perder ni un gramo de su gracia- fue a partir de 1948..................Las
razones de este cambio las desconocemos; pero yo sé que todo artista, si es
auténtico, tiene siempre un afán de superación...........Lo primero era con el
capote. Ya la verónica a pies juntos -preciosa, pero un poco superficial- fue
sustituida por el lance de cite en el frente y de pierna adelantada en el
momento del embroque, en una auténtica demostración de lo que se llama torear
cargando la suerte..............¿Y con la muleta?...............Ya el comienzo
no era el cartucho de pescao frito, sino el ayudado por alto cargando la
suerte como en las verónicas, con una verdad y un clasicismo que es muy posible
que no se repita...............Luego, el diestro de San Bernardo citaba al
natural, pero citaba a distancia prudencial, ni muy lejos -que hace de la
reunión con el animal un simple quiebro - ni muy cerca -que ahoga a su
enemigo-.Naturalidad pura había en Pepe Luis en aquellos instantes y
naturalidad con belleza, mando y venía después, cuando el diestro se traía a la
res hacia su cuerpo, colocado en el camino por donde lógicamente tenía que
pasar su enemigo, para desviarlo de su ruta con un elegante giro de cintura y un
portentoso juego del brazo izquierdo...................Y el remate de esas
series de naturales era el pase de pecho, al que daba un sabor, una arrogancia
y una majestad que dejaba entusiasmado a cualquiera. Recuerdo muchos pases de
pecho; pero yo, que no vi a Juan Belmonte, tengo que reconocer que el de
Pepe Luis me parece el más perfecto de todos.....................Luego,
contiuando la serie de muletazos -no muchos, porque el maestro sevillano tuvo
siempre el buen gusto de hacer faenas cortas-, venía el toreo con la derecha,
realizado con la misma técnica torera que el de la izquierda; es decir: cite en
el frente, suerte cargada y temple y mando a lo largo de toda su
ejecución.................Sus adornos principales, aparte de otras
improvisaciones surgidas de su fantasía, eran el molinete y el pase de
kikirikí...................¿Y cómo mataba Pepe Luis? Nunca fue el
diestro sevillano un matador clásico -su estatura no se lo permitía-, pero
tenía la rara habilidad de dar una media estocada en lo alto del morrillo del
toro que hacía a éste abatirse inmediatamente. No era una estocada de gran
pureza, al estilo de Manolete, Rafael Ortega o, más recientemente
Paco Camino, pero era una media lagartijera, que ni el propio
Rafael, el de Córdoba, hubiera mejorado"
José Alameda, en su libro El
hilo del toreo, escribe:
"Ha sido un prodigio con el capote. Torero más que ecléctico,
contradictorio, no solía ser lo mismo con la muleta. Resumiendo: con el capote
era un torero de natural, con la muleta propendía al cambiado o contrario.
A nadie he visto torear de capa con menos esfuerzo, sin molestar nunca al toro.
Hasta tal punto no lo molestaba, que el toro parecía cómplice de su arte. Y
cómplice feliz. Su ángel sevillano tenía alas, su toreo era igualmente alado.
Se parecía a Chicuelo, menos parado, pero más sutil, menos terrenal, más
impalpable"
Juan Posada escribe:
"Pepe Luis Vázquez, artista del más puro estilo sevillano,
difícil de imitar. Torero fácil y de gran personalidad. Todo ello culminado con
una forma especial de hacer arte. Encarnaba el torero que los poetas del 27
habrían querido ver en Ignacio. Los toros, además, le favorecían, como a
Manolete y a todos..................Pepe Luis, practicante empedernido
de los pies juntos, encandilaba y hacía de contrapunto del toreo recto de Manolete.
Por supuesto, que los imitadores no poseían su gracia y
duende.................Tampoco su habilidad renovadora. Vanguardista, como su
rival cordobés, aprovechó las repetidas arrancadas de los toros. Pero con
repajolera gracia. Artista al fin, se lo tomó con calma. No como si fabricara
muletazos. Esperaba la inspiración. A veces le entraba el duende por los pies.
Y armaba el lío..........."
Fernando Claramunt, en su Historia
gráfica de la Tauromaquia, escribe:
"Era imposible ver a Pepe Luis Vázquez y no ser admirador
inmediato de su concepción del toreo, a la vez cabal, "científicica",
y rebosante de arte sevillano, chispeante, creador, capaz de simultanearse con
el más hondo sentir rondeño -o lo que así suele llamarse- porque el arte de
Pepe Luis era enciclopédico. Ningún aficionado podía no ser admirador de Pepe
Luis....................Cossío le conceptúa "figura excepcional del
toreo, en la línea sevillana de garbo, gracia e
inteligencia,....................Ejemplo de emoción, de belleza, de arte,
estética, gracia, naturalidad"...................Dominador y conocedor
profundo de las reses, "nunca intentaba lo que no estaba seguro de
realizar", de ahí que a veces el público se sintiera defraudado"
El escritor Carlos Septién, conocido por el pseudónimo de
"El Tío Carlos", escribe:
"Se podrá decir que Pepe Luis es un torero que no ha
cumplido faena en El Toreo; se podrá decir que aún no se compenetra del
estilo del toro mexicano.............porque habrá que decir también cómo Pepe
Luis ha hecho los dos lances a la verónica más finos y templados y la media
verónica más suave y graciosa que llevamos vistos en la
temporada....................Solo diez muletazos bastaron a Pepe Luis
para cuajar lo más esencialmente torero que llevamos visto en la
temporada..............no lo más pinturero, ni lo más bonito, ni lo más
dramático: lo más esencial, entiéndase bien. Solo diez muletazos. Pero es que
en esa decena de pases se fundieron toda la recia eterna verdad del
toreo con la izquierda; y toda la íntima esencia alquitarada del
sevillano"
Marcial Lalanda, que además de
admirarle fue su apoderado, escribe:
"Pepe Luis es el último de los grandes lidiadores que
el toreo ha tenido en cualquier tiempo, y es después de Joselito el torero más
importante que he visto en mi vida...................Se habló demasiado de la
gracia y la pinturería, cuando en realidad poseía el tesoro de una inmensa
facilidad para ver los toros"
El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La
fiesta de los toros, escribe:
"Nació con tarros de esencia torera, de la mejor destilada por
todas las flores del mundo, en las manos. ¡No se puede tener arte más depurado,
más fino y más gracioso!...........................La primera vez que le vi ya
quedé impresionado y adiviné todo lo bueno que
encierra..................................Torero muy inspirado -poeta del
torero, lo llamo yo-; hace lo justo y conoce exactamente la querencia del
ganado y su clase............................Una de las últimas veces que toreó
en Madrid hizo un quite entre los tendidos 6 y 8 que difícilmente podrá
olvidarse; fueron tan sólo cuatro lances: empezó a la verónica, luego una
especie de chicuelina, otro más, parecido a la navarra, y terminó con media
verónica ceñidísima; no recuerdo que se haya hecho nada más perfecto y con
más gracia. Fue un verdadero prodigio..............................En el estilo
llamado preciosista supera al mejor; vi a Angel Pastor, al Exquisito,
a Chicuelo, a Manolo González; es la esencia de todos"
César Jalón, en su libro
Memorias de Clarito, escribe:
"Pepe Luis Vázquez se ha hecho, como tantos otros grandes de
su pueblo y de su barrio de Costillares acá, en el matadero sevillano. Y
su padre, servidor del matadero y torerillo oscuro como el padre de Costillares.
Pepe Luis, rubito, menudo, parece un chicuelo -y habrá de ser un Chicuelo
quintaesenciado- que se ha vestido de luces para jugar al toro. Su alada
desenvoltura, su alegre musicalidad, incitaría a decir que juega, si no fuese
por el encaje de su toreo de encaje en los moldes del más puro y noble toreo
-verónicas, medias verónicas, naturales, redondos, de pecho y adornos y
florituras recamadas- sin un falseo ni un desliz, ni un ratimago, ni una
chocarrería, ni un desplante -todo lo más el cite al natural con la muleta
plegada: "el cartucho del pescaíto frito"-, ni una revuelta del ratón
y el gato a que propenden los chicos, los toreros
chicos.................Ciertamente -luego de sus garbosos y centrados lances-
la faena de muleta de destraba; carece de unidad...........Se hace a centones y
retazos. Pero ¡qué retazos! ¡Cómo la áurea figurilla asienta la planta,
acompansa los brazos y quiebra la cintura! "Con la mano izquierda, un pase
monumental en el centro del monumental redondel ha quedado ahí, para que nadie
lo mueva, como un monumento de aguante, de belleza, de gracia, de arte
depurado, finísimo, y de valor, que requiere valor todo lo grande del
toreo".................Tres naturales. Uno de pecho, sacado desde el
subsuelo a las astas, desde las astas al rabo. Tres de la diestra en redondo.
Retazos, ¡ay!, no coronados por la espada. Mata mal; deficiencia minorativa de
sus éxitos toreros. Mas entre quebrados y altibajos...................el toreo
sevillano de la cepa pura traído por Chicuelo ha cristalizado, el agudo
diapasón de su música torera, en Pepe Luis Vázquez......................Si
Pepe Luis dispusiese de una espada de mediano
temple.....................si matase pronto se erigiría en para competitivo o
rival de Manolete. Los infortunios de la hora suprema y un menor tesón
se lo vedan.......................Pero siempre representará Pepe Luis un
alegre contraste; una graciosa flexibilidad y cadencia sevillana, variante del
cordobés hierático. Una inspirada rima lírica frente a una epopeya. Y
principalmente, un diseñador de la senda del arte sevillano por donde irán los
preclaros sevillanos venideros: Antonio Bienvenida, Pepín Martín Vázquez,
Manolo González y el Paco Camino de los años sesenta"
Santi Ortiz, en su libro
Lances que cambiaron la Fiesta, escribe:
" ¿Pepe Luis Vázquez? Un grandioso torero, pero no albergaba
pugnas y competencias su concepto del toreo. Artista cabal, mente preclara,
toreo giraldillero con una volatería de trinos en su capa y muleta, dejó
indeleble huella en cuantos tuvimos la suerte de verlo cuajar un toro y encarnó
la antonomasia del toreo sevillano. También ese toro tan chico que tanto gustan
ustedes de ridiculizar se cruzó en su carrera para asombrajar su rostro y su
alegría. Aún no había cumplido tres años de alternativa cuando, una tarde en
Santander, un toro marismeño de don José Escobar le metió un pitón por
la ventanilla izquierda de la nariz, desgarrándosela hasta la ceja. Cornada de
espejo que le dejaría secuelas en un ojo y, más graves, en el ánimo. Tampoco
volvió a ser el mismo"
Domingo Delgado de la Cámara,
en su libro Revisión del toreo, escribe:
"Pepe Luis Vázquez fue un torero
que reunió en su persona todas las cualidades que se pueden ambicionar: conocía
muy bien al toro, le funcionaba la cabeza, tenía clase, sabía
torear..........., tenía todas las cualidades. Todas, menos una: de valor
andaba justo. Marcial Lalanda, que fue su apoderado, llegó a conocerle
muy bien. Dice de Pepe Luis que es el toreo más inteligente que ha
conocido después de Joselito. Y dice que le llegó a perjudicar tal
inteligencia, pues veía el peligro antes que nadie y no se
arriesgaba...............Pudo llegar a ser mucho más de lo que fue, y, ojo, fue
una gran figura del toreo. Pepe Luis se acomodó. Sabía que por su clase
la gente le esperaba, y tomó la senda más fácil: la de esperar cómodamente al
torito bueno..................La brutal cornada de Santander en 1943 le hizo
muy conservador, y es una lástima, porque Pepe Luis Vázquez era el
contrapunto ideal de Manolete. A la seriedad de Manolete se
oponía la alegría de Pepe Luis; a la innovación manoletista se oponía la
tradición pepeluisista. Pero Pepe Luis nunca quiso meterse en una
competencia con Manolete. Sabía que sería trágica, porque Manolete
siempre se arrimaba y nunca cedía..................Pepe Luis, "ese
colegial tímido de resplandor trigueño", como le llamó Gerardo Diego, fue
extraordinario desde el punto de vista artístico. Fue una lástima que no
tuviera arranque y casta. Pepe Luis es la fusión de Juan Belmonte
y Chicuelo. Hace un toreo belmontino muy bueno, lleno de naturalidad,
reposado, sin la menor crispación. La angustia belmontina es sustituida por la
tranquilidad de Pepe Luis.Su toreo con el compás abierto es, tanto con
la muleta como con el capote, compendio de buena clase y naturalidad. A todo
ello añade las diabluras de Chicuelo, su alegría y optimismo. El toreo
con el capote a pies juntos, el "cartucho de pescao", el cambio de
manos inspirado, el adorno sorprendente.................También tuvo un perfecto
sentido de la lidia. Por ello bebía también de la tradición
gallista...............Pepe Luis era la suma y compendio de cuarenta
años de toreo................¡Ay, si Pepe Luis Vázquez hubiera tenido un
valor a la altura de su arte!"
Fuente: