A quienes viven su afición al toreo con la cara vuelta al ayer, presentamos esta selección de fotografías taurinas de Santiago Martín «El Viti» para que, quien sepa ver, vea, y quien desee comparar, compare.
El toreo del castellano —dentro de la escuela que abriera Domingo Ortega, pues sigue las normas de personalidad, dominio y armoniosa elegancia que la caracterizaron— alcanzó una hondura que raramente se ha alcanzado en el mundo de los toros.
Torero en profundidad, tampoco concedió anchura a su repertorio, que, como todos los toreros intensos quedó limitado a las suertes clásicas, que ejecutaba de manera tan perfecta como emocionante. Quien salió admirado una gran tarde de «El Viti» no hablará más que de sus verónicas, sus pases en redondo, la verdad de sus naturales, la gracia inesperada del afarolado ligado al de pecho.
«El Viti» tuvo, pues, ese privilegio de los elegidos de llegar al corazón de los inteligentes con la misma intensidad que a los más populares. Y esto solo lo consigue el arte de verdad, el más puro y el más clásico. Cuando éste se ejecutaba con valor frente a un toro de respeto, la emoción llegaba a las gargantas y nadie nos hablaba de monotonías, de rutinas, de los cien pases. Esta dialéctica que únicamente se puede emplear con los toreros no artistas, desprovistos de la llama creadora de la inspiración. Pero cuando cada pase —en intensidad, en hondura— era una auténtica invención artística no se parecia en nada, aunque estuviera ejecutado dentro de las más tradicionales y archisabidas reglas.
Este fue el secreto del toreo, del que «El Viti» fue uno de los más geniales representantes. Porque fue, diagámoslo claro, un auténtico torero de época.
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La elegancia en la verónica de "El Viti"
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Con la emocionante pureza de lo clásico
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Toreando a la verónica en profundidad
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Ante el tercio final, a solas con la verdad.
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Tercer momento: quebranto del toro
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Una idea destacada sobre todas: dominio
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Suavidad en el pase en redondo de derecha
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El trasteo por bajo para abrir faena
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Inicia la trinchera: escuela castellana
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En el centro de la suerte, elegancia
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Alargar el pase es secreto, llamado temple
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El vuelo de la muleta indica el fin de la serie
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Con la derecha por alto. Y con mando
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En la cumbre de la maestría y del toreo
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¿Es así como se cita ai pase natural? Sí, así es.
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El brazo extendido en un alarde mandón
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Ayudando con la espada, ¿Qué viene Ahora? |
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El afarolado. Momento muy personal
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Ligar es lo primero: sigue el de pecho
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El viaje terminará cuando todo pase
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En la Plaza de Quito, año 1972 |
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Sometiendo a un fiero Miura |
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Rematando el pase como debe ser, tras de la cadera |
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Firmeza de plantas y mando en el natural |
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No podia faltar en la Plaza de Acho, año 1963 |
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El culmen, la suprema suerte |
Fuente: Fotos extraidas mayormente del semanario gráfico de los toros
El Ruedo. Madrid, 02 de enero de 1964. Nº 1019, Año XXI.
SU MAJESTAD CON PALABRAS MAYÚSCULAS. Tuve la suerte de verlo en Acho. Extraordinario.
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