"...otra plaza de Raúl fue la de Madrid. Un Madrid alejado de San Isidro, de los carteles de postín y de los hierros más deseados por las figuras. Un Madrid duro, de verano pero cuya gloria se escribió por toreros como él...."
El toreo ha perdido el romanticismo bohemio de aquellos diestros que se hicieron a sí mismos burlando a la muerte en las temidas capeas, donde la única regla era la de sobrevivir. Personas que se plantaban delante de toros cuya báscula y fecha de nacimiento sobrepasaría la lógica hoy en día. En terrenos sin reglas, a solas con la muerte y su hambre, se jugaban la vida por dar un pase y acercarse a un sueño que les sacara de una situación socioeconómica realmente dura. Toreros sin más técnica que la de su valor y valores que hicieron grande el toreo.
Una vida muy dura que forjó bohemios que la tauromaquia hoy añora más que nunca.
Hoy hablamos con uno de los mayores exponentes de esta España ya casi olvidada, hablamos con Raúl Sánchez.
En la barra de una churrería con sabor de antaño, la churrería Cuentamé, degusta como cada mañana el café con churros. Una mirada basta para darse cuenta que el torero está en familia con la complicidad de un silencio dónde todos se conocen y respetan. El maestro nos da la mano recia y torera pero sus ojos nos dejan claro que somos bien recibidos.
A su lado y de pie, sin estropear una estampa de antaño, empezamos la charla.
Maestro, su carrera nace en las duras capeas.
Sí, íbamos de tapias y nos dejaban las vacas cuando ya las habían pegado unos 50 muletazos. En ese momento decían "que baje un aficionado" y eso no tenía ni un pase. Debo decir que luego hice yo lo mismo cuando las cosas me fueron bien. En las capeas viví momentos muy duros, en Coria estuve entre la vida y la muerte. Los toros allí son de más de 500 kilos y llegué de listo, me puse de rodillas y el toro me tiro por los aires más de 20 metros. Estuve 7 días allí.
El maestro mira hacia el horizonte jugando con la cucharilla del café. Nos mira sin rencor al pasado y sin añoranzas, orgulloso de una vida en la que el toro fue su motor esencial.
Unos comienzos más duros que los actuales con las escuelas
Ahora somos más privilegiados y que dure. Yo tenía que ir a la tapias como te dije antes. Ahora hay más posibilidades de ser torero gracias a la escuela. Con 12-13 años ya están toreando becerras buenas.
Raúl es un torero bravo, con la verdad siempre por delante y con la dureza y verdad de la gente de campo. Sus palabras no tienen el más mínimo resquicio de rencor, al contrario. El camarero le mira con complicidad.
Maestro, hablemos de Talavera.
Ha sido mi ilusión. Aquí debuté con caballos, tomé la alternativa y me retiré. Era una plaza dónde venían las figuras. Yo no me puedo quejar porque toreaba aquí y he sido muy querido. ¿Cómo me iba a imaginar que me pondrían un busto como el que tengo en El Prado?
El club taurino de Talavera, con su presidente Álvaro a la cabeza, peleó para dar al torero un lugar en el paseo de los toreros junto a Gregorio Sánchez, Morenito de Talavera y Joselito. Esa pelea derivó en el busto del que habla el maestro. Un día en que se presentó un libro en su recuerdo en su plaza que le abrió las puertas de par en par, "Raúl Sanchez, el arte del valor", y su ciudad le aplaudió con merecimiento.
La otra plaza de Raúl fue la de Madrid. Un Madrid alejado de San Isidro, de los carteles de postín y de los hierros más deseados por las figuras. Un Madrid duro, de verano pero cuya gloria se escribió por toreros como él. Nos mira con cariño
Toreé 57 tardes e incluso una encerrona. No fue por romanticismo. Era un mano a mano con El Hencho y en el primer lance le pegó un "tarantantán" que lo metió para dentro y me quedé con los 6.
Es la plaza que más me ha querido aunque me queda la espinita de no haber podido salir a hombros de allí.
El torero repasa una trayectoria donde no faltó ningún hierro de los más duros de la cabaña brava: Palha, Murteira, Miura... No hacía ascos a ninguna.
El maestro no compara ni se mide con nadie. Habla con naturalidad de una trayectoria forjada con estos hierros.
¿Qué toro marcó su carrera?
Fue un novillo en El Barco. Me partió la safena. El médico, o lo que fuera, le dijo a mi hermano que no llegaba vivo a Ávila. Me dije a mí mismo que si ese novillo no me había matado no me mataría ninguno.
Maestro, hablemos de Talavera.
Ha sido mi ilusión. Aquí debuté con caballos, tomé la alternativa y me retiré. Era una plaza dónde venían las figuras. Yo no me puedo quejar porque toreaba aquí y he sido muy querido. ¿Cómo me iba a imaginar que me pondrían un busto como el que tengo en El Prado?
El club taurino de Talavera, con su presidente Álvaro a la cabeza, peleó para dar al torero un lugar en el paseo de los toreros junto a Gregorio Sánchez, Morenito de Talavera y Joselito. Esa pelea derivó en el busto del que habla el maestro. Un día en que se presentó un libro en su recuerdo en su plaza que le abrió las puertas de par en par, "Raúl Sanchez, el arte del valor", y su ciudad le aplaudió con merecimiento.
La otra plaza de Raúl fue la de Madrid. Un Madrid alejado de San Isidro, de los carteles de postín y de los hierros más deseados por las figuras. Un Madrid duro, de verano pero cuya gloria se escribió por toreros como él. Nos mira con cariño
Toreé 57 tardes e incluso una encerrona. No fue por romanticismo. Era un mano a mano con El Hencho y en el primer lance le pegó un "tarantantán" que lo metió para dentro y me quedé con los 6.
Es la plaza que más me ha querido aunque me queda la espinita de no haber podido salir a hombros de allí.
El torero repasa una trayectoria donde no faltó ningún hierro de los más duros de la cabaña brava: Palha, Murteira, Miura... No hacía ascos a ninguna.
El maestro no compara ni se mide con nadie. Habla con naturalidad de una trayectoria forjada con estos hierros.
¿Qué toro marcó su carrera?
Fue un novillo en El Barco. Me partió la safena. El médico, o lo que fuera, le dijo a mi hermano que no llegaba vivo a Ávila. Me dije a mí mismo que si ese novillo no me había matado no me mataría ninguno.
Repasamos plazas y el maestro señala que no fue a Barcelona porque fue a Francia y eso enfadó a Balañá... De nuevo, sin rencor.
Salen nombres ilustres como un Viti al que no veía presuntuoso, Ostos, Palomo, Camino y muchos toreros que vinieron después. Compañeros para el de San Román pero a los que mide por sus valores humanos.
Maestro, ¿qué le parece que actualmente abunde tanto solo el toro de encaste Domecq?. Su respuesta, con una sonrisa divertida.
Siempre ha habido dos grupos: ricos y pobres. Yo era de los pobres pero he toreado con grandes figuras. Toreé con Viti y Palomo Linares, esa corrida fue buena en Puertollano y me metieron.
Tras señalar que el tercio de varas sigue dependiendo de cada torero y que ahí no se mete hablamos de su período como asesor en el palco de La Caprichosa. No hace falta reconocerle que más de una vez nos enfadó su generosidad en el palco. Una mirada deja claro que sabe por dónde íbamos al preguntar y el torero responde divertido y honesto.
Me he querido ir varias veces pero no me dejan. Yo no soy un déspota, yo veía a compañeros y amigos y no era capaz de negarles nada. Le decía al presidente, !dale la oreja, dásela!. Yo también he sido torero.
Ante esa respuesta, poco se puede decir. Cree que ahora hay menos emoción y mientras apura el café nos comparte la tarde más peculiar, por el lugar, de su carrera.
Toreé en Luanda (Angola). Allí conocí al hombre más alto del mundo, lo llevaban al pobrecito de un lado para otro como una atracción de circo. Allí hice tres paseíllos en festejos que organizaban unos hermanos que eran panaderos. Había mucha afición y se lidiaban toros portugueses. Curiosamente me enteré que cambió el régimen y les dieron 24 hora para irse del país o..., ya sabes.
Para acabar, ¿volvería usted a ser torero si pudiera dar marcha atrás en su vida?. Antes de responder nos mira, mira a un camarero confidente y responde.
Si naciera volvería a ser torero. Yo vivía en Madrid y pasé por la Casa de Campo dónde estaban toreando. Lo vi y dije "eso lo hago yo" y así empezó todo. He disfrutado mucho y he hecho muchos amigos. He sido un privilegiado pese a las cornadas.
De nuevo responde con naturalidad y sinceridad, sin darse coba. Llega la hora de marcharse porque los churros que están ya guardados en una bolsa son esperados en casa del maestro. No paga, ni pagamos, y nos vamos sin saber quién ha pagado. Raúl nos explica que esto es siempre así y nos presenta a unos amigos que son ejemplos de todo lo mucho que conquistó en su vida.
El camarero le recuerda como una gran persona, un amigo y Raúl sonríe feliz. Un hombre bueno que ha dejado en Talavera la impronta de un torero pero sobre todo la impronta de un gran corazón.
A los talaveranos nos marcó, el torero al que oímos con ese tono local y conocido a nuestros abuelos y cuya bohemia nos lleva a una España y una Talavera en la que el toreo era algo más que pegar pases.
Nos marchamos reconociendo que no siempre fuimos justos con él pero satisfechos de haber conocido un poco más a un torero inolvidable.
Fuente:https://www.blogger.com/blogin.gblogspotURL=http://banderillasnegras.blogspot.pe/2016/01/hablamos-con-raul-sanchez.html
Salen nombres ilustres como un Viti al que no veía presuntuoso, Ostos, Palomo, Camino y muchos toreros que vinieron después. Compañeros para el de San Román pero a los que mide por sus valores humanos.
Maestro, ¿qué le parece que actualmente abunde tanto solo el toro de encaste Domecq?. Su respuesta, con una sonrisa divertida.
Siempre ha habido dos grupos: ricos y pobres. Yo era de los pobres pero he toreado con grandes figuras. Toreé con Viti y Palomo Linares, esa corrida fue buena en Puertollano y me metieron.
Tras señalar que el tercio de varas sigue dependiendo de cada torero y que ahí no se mete hablamos de su período como asesor en el palco de La Caprichosa. No hace falta reconocerle que más de una vez nos enfadó su generosidad en el palco. Una mirada deja claro que sabe por dónde íbamos al preguntar y el torero responde divertido y honesto.
Me he querido ir varias veces pero no me dejan. Yo no soy un déspota, yo veía a compañeros y amigos y no era capaz de negarles nada. Le decía al presidente, !dale la oreja, dásela!. Yo también he sido torero.
Ante esa respuesta, poco se puede decir. Cree que ahora hay menos emoción y mientras apura el café nos comparte la tarde más peculiar, por el lugar, de su carrera.
Toreé en Luanda (Angola). Allí conocí al hombre más alto del mundo, lo llevaban al pobrecito de un lado para otro como una atracción de circo. Allí hice tres paseíllos en festejos que organizaban unos hermanos que eran panaderos. Había mucha afición y se lidiaban toros portugueses. Curiosamente me enteré que cambió el régimen y les dieron 24 hora para irse del país o..., ya sabes.
Para acabar, ¿volvería usted a ser torero si pudiera dar marcha atrás en su vida?. Antes de responder nos mira, mira a un camarero confidente y responde.
Si naciera volvería a ser torero. Yo vivía en Madrid y pasé por la Casa de Campo dónde estaban toreando. Lo vi y dije "eso lo hago yo" y así empezó todo. He disfrutado mucho y he hecho muchos amigos. He sido un privilegiado pese a las cornadas.
De nuevo responde con naturalidad y sinceridad, sin darse coba. Llega la hora de marcharse porque los churros que están ya guardados en una bolsa son esperados en casa del maestro. No paga, ni pagamos, y nos vamos sin saber quién ha pagado. Raúl nos explica que esto es siempre así y nos presenta a unos amigos que son ejemplos de todo lo mucho que conquistó en su vida.
El camarero le recuerda como una gran persona, un amigo y Raúl sonríe feliz. Un hombre bueno que ha dejado en Talavera la impronta de un torero pero sobre todo la impronta de un gran corazón.
A los talaveranos nos marcó, el torero al que oímos con ese tono local y conocido a nuestros abuelos y cuya bohemia nos lleva a una España y una Talavera en la que el toreo era algo más que pegar pases.
Nos marchamos reconociendo que no siempre fuimos justos con él pero satisfechos de haber conocido un poco más a un torero inolvidable.
Fuente:https://www.blogger.com/blogin.gblogspotURL=http://banderillasnegras.blogspot.pe/2016/01/hablamos-con-raul-sanchez.html
Raúl Sanchez ha sido una máxima figura para el aficionado de Madrid. Ahí quedan los Charco Blancos, Lucianos Cobaledas a los que les arrancaba naturales como si fueran de Domecq. No entiendo mi trayectoria como aficionando sin Raúl Sanchez.
ResponderEliminarHola Julian:
EliminarConocí de Raúl Sánchez gracias al crítico taurino Joaquín Vidal (casi na), en una crónica que tituló "Raúl Sánchez torero" (artículo que apareció en la edición impresa de El Pais el martes 2 de octubre de 1979), en la que don Joaquín sentenciaba lo siguiente:
"En un mundo, como el taurino, que tanto se presta a la injusticia, pocas han sido tan gratuitas e indignantes como las que ha tenido que padecer Raúl Sánchez. He aquí a un torero que todos los años aparece unas cuantas tardes en Las Ventas, frente a corridas de esas que nadie quiere por su catadura y trapío, y les planta cara, se arrima como un león, domina, incluso triunfa. Y, sin embargo, sistemáticamente, se le descalifica, se le cita como paradigma de la tosquedad. Como si los demás toreros, e incluidos aquí a la inmensa mayoría de las figuras, fueran un dechado de exquisitez. Tenemos un año y otro, monopolizando ferias y carteles de lujo, a ese experto del zapatillazo, artífice de los más violentos vendavales que puedan producirse con una muleta en la mano; a ese otro acunador de multitudes con su faenita superficial y mala, siempre la misma, sigiloso y relamido, verdadero monumento a la mediocridad; al fino ejecutor de unipases (lo de fino es un eufemismo más), que agota la paciencia de cualquiera hasta que encuentra el toro que le conviene y aun cuando lo encuentra, lo probable es que dé una da cal y otra de arena. Y de este tenor unos cuantos más, que acumulan actuaciones aburriendo al lucero del alba, bajo el amparo de los grandes exclusivistas. Pero ya está bien de favoritismos. Fuera mitos e intereses creados y digamos de una vez que, por sí solos, no serían nadie, y menos aún si los confrontáramos con un torero cabal, del corte de este Raúl talaverano, que se mide con lo que esos protegidos no han visto jamás ni en fotografía."
Un saludo Julian y gracias por visitar esta casa.
POCHO