EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

viernes, septiembre 25, 2015

ANTONIO BIENVENIDA : LA PLASMACIÓN PERFECTA DEL CONCEPTO DEL TOREO

        “Primavera en el otoño de Antonio Bienvenida”

"Ya puedo morir tranquilo, porque he visto torear como yo soñaba el toreo", Le comentó el Papa Negro  su hijo Antonio, cuando volvió al callejón después de la lidia de “Parlador”, del hierro de “Cerralto”. Era el 5 de septiembre de 1964. El escenario, San Sebastián de los Reyes. Y en efecto, aquello fue como una nueva primavera en el toreo.
Precisamente por ahí iba el título que Antonio Díaz-Cañabate escribió para su crónica en ABC: “Primavera en el otoño de Antonio Bienvenida”. Se lidiaba aquel 5 de septiembre una corrida de los hermanos Cembrano, con el hierro de Cerroalto, en la que adquirió el grado de matador de toros el venezolano Ramón Montero “Maravilla”, siendo testigo Victoriano Valencia, entrado a última hora por cogida de “El Viti”. Tras un preámbulo extremadamente critico con lo que habitualmente ve en los ruedos: “Me desespero. Me aburro –escribe—en medio de ovaciones sin cuenta. Me abruman cuánta oreja, cuánto rabo, y qué poco toreo.( ….) Esto no es torear. Torear es la faena de  muleta realizada por Antonio Bienvenida al cuarto toro”.
El relato que el cronista no deja lugar a dudas. Comienza situándonos en el contexto de los hechos: “Antonio Bienvenida se encuentra en el otoño de su vida de torero. Pasó la primavera novilleril. El verano, plenitud de matador de toros, pasó. Se anuncia el otoño. Antonio Bienvenida entra en él sin la fatiga ni los calores estivales, y los ardores primaverales. Entra ligero de cuerpo y de espíritu. Terribles tormentas le cercan, pero no le contaminan. Fuegos de artificio deslumbran ojos incautos, pero deja a los suyos intactos. Ojos que han visto el toreo. Ojos que conocen el toreo. Y sigue su camino otoñal. ¿De cara al invierno? No. De cara a la primavera. Antonio Bienvenida sabe que en el otoño cabe la primavera, que en el otoño también florecen las rosas. Y Antonio Bienvenida ha realizado una faena de muleta de primavera en el otoño”.
“¿Como fue?”, se autopregunta de seguido el cronista. Su respuesta no deja espacio para la duda: “No me pidáis descripciones imposibles. Fue un florecimiento, no de unas rosas, sino de un pensil. Se abrían los capullos de los pases. Se abrían como si la muleta fuera una varita mágica. Que alumbraba tan pronto un natural, como uno en redondo, como un ayudado por bajo, como uno de pecho, como uno por alto. Todos ellos unidos, ensamblados, arraigados en una unidad, en un conjunto, formando un ramillete, formando un manojo de belleza, la belleza del ritmo que acompaña, de la serenidad que entona, de la elegancia que engrandece, del temple que suaviza, de la majestad que sublima y de la  gracia que embelesa. ¡Torear! ¡Dios mío, torear! Lo que uno no ve nunca. Primavera en otoño. Primavera del arte en el otoño de la vida”.
Más adelante escribe Cañabate: “Mató de media delantera y le concedieron las orejas y el rabo. Yo que Antonio Bienvenida, con toda humildad. Pero también con todo orgullo, hubiera rechazado tales recompensas, buenas para lo falso, mezquinas para la verdad. No se puede pagar igual el oro que el plomo. Aunque a veces el plomo valga más que el oro”.
Le quedaba al maestro la conclusión de su crónica. Le bastaron dos líneas de periódico, nada más. “Antonio Bienvenida: En ti se confirma la regla. El arte cuando es puro es eterno”.
Y es que acababa de ver la que el propio toreo consideró siempre la mejor faena de su vida, la plasmación perfecta del concepto del toreo que le inculcó su padre, Manuel Mejías “Bienvenida”. Lo cuenta muy bien Vicente Zabala en su libro “Hablan los viejos colosos del toreo”, un trabajo periodístico y literario que leído con el paso de los años recobra nuevos valores. De aquellas conversaciones, extrajo una gran verdad: “Antonio no entendía el toreo de otra forma que no fuera como arte. Se lo habían inculcado desde niño”.

Fuente: http://www.taurologia.com/primavera-otono-antonio-bienvenida-1936.htm

sábado, septiembre 05, 2015

Alfonso Navalón: el hombre que sabía demasiado

Alfonso Navalón: el hombre que sabía demasiado

Por:  27 de agosto de 2012
ALFONSO NAVALÓN    (1933-2005)
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Tal un día como hoy, siete años atrás, moría el crítico de toros y escritor, Alfonso Navalón.  Tuvo en vida tantísimos detractores como admiradores. Era considerado por los primeros como un tipo deplorable, campeón del insulto y del improperio, faltón, desagradable, áspero y desabrido, pertinaz injuriador, grosero, maleducado y cuantos apelativos negativos más se quieran añadir.
Opuestamente, sus admiradores decían que él era quien más sabía de toros y el mejor crítico de la historia. No ocultaban que abusaba del sarcasmo y del ataque personal y directo, por lo que frecuentó más de un juzgado de guardia, además de sufrir agresiones por parte de iracundos toreros. Quedó probado que fue el crítico más cotizado. Acudían por centenares a escucharle en los coloquios de las principales ferias. Todos querían saber cómo diseccionaba cada corrida.
     Conocí a Navalón hará unos treinta años. Todos los agostos nos veíamos en Bilbao. Hablábamos de toros (él hablaba, yo aprendía). También compartimos algunas francachelas (incluida la exhibición metílica del toreo de salón por las calles bilbaínas). En una ocasión me presentó como discípulo suyo a unas aficionadas francesas. A mediados de los noventa le entrevisté para un libro que tenía en preparación (llegó a editarse en 2002 con el título Las palabras del toro). Mas ese libro mío no es nada si lo comparo con su libro, titulado Viaje a los toros del sol. Agotado enseguida. lo leí fotocopiado, y lo adquirí después cuando se volvió a editar en 2005, el mismo año de su muerte. Treinta años antes, Juan Luis Cebrián lo mandó editar, juntando las crónicas que Navalón escribiera para el periódico Informaciones (el verdadero autor de un libro es aquel que lo hace editar, aseguraba Jules Renard).
     Releo una y otra y otra vez ese libro. No he encontrado en ninguna de sus páginas una sola muestra de aquello que los detractores le acusaban. Al revés. Se vislumbra al hombre franco-directo-honesto. Suena a verdad cuanto dice. Te lleva al corazón de las dehesas (por las salmantinas primero, para terminar en las andaluzas), contándolo con amena sencillez. La gracia y la profundidad de los contenidos –trufado de anécdotas chispeantes– están escritas con una prosa vigorosa de enriquecido léxico. Viaje a los toros del sol fue declarado texto oficial del idioma español en la Universidad de París (La Sorbona).
     Esta literatura de los toros en el campo es una defensa a ultranza del toro de lidia, cuya majestad, la infame cohorte de palmeros de las figuras y la mayoría de ganadineros, trata de convertir en vergonzante vasallaje.
     Treinta años después de haberlo escrito, Navalón recordaba en el prólogo de la reedición su lucha de entonces con emotivas-contundentes-adoloridas palabras: “Este mundo fascinante de emociones y ensueños se ha convertido en un burdo negocio donde todos quieren vivir a costa de humillar al toro. Ya no es el Rey de la Fiesta. Es sólo una pobre víctima del egoísmo de los taurinos que le quitaron la casta, la fuerza y encima le asesinan en el peto, y luego unos presuntuosos toreros se hacen millonarios, practicando la trampa y no la arriesgada técnica del buen toreo. Para colmo, los cronistas corruptos ignoran su gloria en el triunfo de los toreros y lo difaman para justificar el fracaso de los incompetentes”.
                                                              ***  
     Cada vez que escribimos estamos examinándonos de algo. Eso me ha pasado con Navalón a largo del tiempo. Todas mis crónicas de toros, aparecidas primero en Diario 16, más tarde en Deia y El Mundo, para culminar, a partir de 1998, en El País, fueron escritas pensando en llegar a ser algún día un digno discípulo de tan afamado maestro... Mas no habrá continuación. Doy por concluida mi relación activa con el mundo de los toros. Me despido a la manera de Robert Graves: "Adiós a todo eso".      

martes, septiembre 01, 2015

Diez años después, la verdad de Alfonso Navalón en la memoria

ALFONSO NAVALÓN GRANDE



Las cuatro verdades fundamentales sobre las que se vertebró la literatura de Don Alfonso, como su lucha contra el afeitado o la prensa pagada por los toreros.

A finales de agosto de 2005 la mala noticia hacía acto de presencia en el orbe de los aficionados a los toros: Alfonso Navalón Grande ha muerto. Quién iba a decir que su reaparición tertuliana por San Isidro ese mismo año, iba a ser una de sus últimas faenas en las arenas de la crítica taurina. 

El presente artículo -lo advierto ya- ni es una apología, ni tampoco una reprimenda a los juntaletras que respiran ahora al socaire de los vientos del taurineo; este texto pretende únicamente evidenciar cuales fueron las verdades sobre las que se vertebró la literatura de Don Alfonso. Sus, bajo mi punto de vista, cuatro verdades fundamentales. Bien es cierto que, evidenciar la verdad de semejante personaje, no es una tarea fácil, ni narrable en cuatro líneas, pero más difícil debió ser para quienes lo criticaron el refutar las premisas sobre las que, tan felizmente, se explayaba cuando el nervio de la pluma corría por la fuerza de sus manos.


Si alguna batalla caracterizó gran parte de los escritos del salmantino –aunque nació en Huelva- fue sin duda la del afeitado, esa práctica que aún hoy muchos taurinos del negocio siguen negando y que, si Navalón estuviera aquí ahora, epilogaría en segunda parte con el tema de las fundas. El tema del afeitado, en realidad, no fue más que la punta del iceberg, lo más escandaloso y evidente de la degeneración a la que se estaba sometiendo al toro por aquellas décadas de actividad frenética. Él planteó ahí la guerra; esa fue una de sus verdades. Por cierto, no lo hizo tanto en torno a ese primer lustro del siglo XXI, sino treinta o cuarenta años antes, cuando realmente era difícil sustentarla. Muchos tildaron entonces a Don Alfonso de mentiroso; miren si lo era que tuvieron que llegar ganaderos como Paco Escudero para asegurarnos que «El afeitado es algo más que un engaño al público. Es una traición al compañero. Es una competencia desleal para vender mejor que el vecino. Di Alfonso que lo digo yo. Di que eso no es de hombres. Que venda más caro el que tenga los mejores toros, pero no el que más prisa se da en meterlos al mueco…». Así de dudosas eran las fuentes de Navalón, y por ello mismo así lo describía. En otra ocasión, el mismo Paco Galache, con lo duro que éste era, dejó el presunto mentidero abierto: «Eso son tonterías vuestras, yo no creo que se atreva nadie a afeitar, por lo menos tanto como dicen…». Y qué decir de Manuel Arranz, que mostrándole al onubense en la finca una corrida como para Pamplona, le decía: «los matarán en Francia. Como allí lo del serrucho no está castigado, lo más seguro es que me la lleven tres figuras que quieran ir cómodas». O Joaquín Buendía, quien le admitía que afeitaba para Carlos Arruza. Todo pues, como se ve, un claro invento de Don Alfonso.


Otro de sus “inventos” y “mentiras” fue el que atañía a la prensa. Y de ahí le vino su otro madero de crucifixión… y otra de sus verdades. Gran caballo de batalla; integridad para sí, y desenmascaro para el prójimo. Isaías Vázquez, el de los famosos tulios, conversando con el salmantino de a cómo se pagaban las corridas de su época, le explicaba: «A mí han querido pagar 325.000 pesetas para una plaza de primerísima categoría, donde dan 80.000 duros por corridas que no tienen cartel. Por eso, antes de ir a Madrid o Barcelona, como creo que debo ir, prefiero matarlas en un pueblo, donde no tengo la responsabilidad ni me expongo a que salgan dos toros malos y la prensa pagada me dé un palo por defender a los toreros…» ¿Invento también de Isaías?.


Afortunadamente esa prensa no-pagada, la íntegra -mentidero según los aduladores-, también existía y valía para algo. Alipio Pérez-Tabernero, ahí es nada, le decía a Don Alfonso en cierta ocasión: «Desde luego, tengo que reconocer algo a favor vuestro. Decís muchas cosas molestas, pero habéis conseguido que el público se encolerice con el becerro. Y en la temporada próxima van a chillar mucho a los toros chicos porque estáis siempre hablando de lo mismo. Y hasta puede que haya también muchos problemas en los reconocimientos, porque los veterinarios también os tienen miedo. Este año va a ser difícil que cuelen los gachos, los cornicortos y los mogones, por lo menos en algunas plazas…» 


Incluso en sus propias contradicciones, fue un crítico de verdades sin tapujos: «Por lo visto, estos “honrados” cronistas no se habían dado cuenta de que están afeitando a mansalva hasta que vieron mis toros, cuando soy el único ganadero que ha proclamado a los cuatro vientos que no tengo más remedio que despuntarlos si quería que me los matasen las figuras. (…) Y desde entonces he recibido duras críticas de mis distinguidos colegas que aconsejan prudentemente que lo haga pero no lo diga. Que mienta como ellos, como si fuera un juampedrodomecq cualquiera, hipócrita y fariseo. (…) Valiente atajo de cobardes y lameculos estos cronistas que jamás han tenido cojones para enfrentarse conmigo y ahora cometen la cobardía de tirarse el farol de sentirse decentes ante algo que están hartos de ver todos los días y que además ha sido previamente denunciado por el propio ganadero»


Otra de sus verdades: los toreros. Mucha gente parece ser que sólo se enteraba de cómo toreaban en realidad algunos, cuando críticos de relumbrón como Manolo Molés, criticaba a las figuras; figuras como José Tomás. Éste es un ejemplo paradigmático. Escribía Molés en la crónica de una famosa corrida en la que le echaron para atrás un toro al de Galapagar: «¡Qué vergüenza y qué petardo! (…) Qué estupidez más injustificable la de no ser capaz de torear a un toro de dos orejas y acabar escuchando los tres avisos (…) El único toro bueno de la impresentable corrida, con un pitón izquierdo excelente, desaprovechado en un barullo de faena sin temple ni mando, ni siquiera la muleta por donde hay que cogerla». Entonces se enteró la plebe de lo que era José Tomás; pero las verdades de Navalón habían sido ya tan claras, que incluso llegó a titular mucho antes una crónica propia del siguiente modo: «¡José Tomás no sabe torear! Se aclaró que era un toro noble después del aviso».


Pero definitivamente, una de sus mejores verdades, fue la exaltación del toreo bueno y la exhibición constante de la verdadera alma de la tauromaquia. Sirva esto de epitafio. «El cuarto había salido huyendo de los capotes, y le dio abundantes coces al peto las cuatro veces que salió huyendo del picador. Descompuesto en banderillas, cuando Antoñete toma la muleta con el público en contra (…) se va a los medios, se dobla con él con torerísimo empaque y, sin más, se va lejos, dejándose ver, y cita al natural. El manso va pegando oleadas y el viejo torero, serio y sobrio, lo embarca en soberbios naturales, sin ceder ni un palmo de terreno. No lo entendían, era todo demasiado sencillo y demasiado grandioso».


Poco antes del fallecimiento de Joaquín Vidal, cuando la enfermedad ya no le dejaba asomarse a sus páginas de El País, escribía Navalón: «Después de Vidal, ¡el diluvio!»; pero, ¿y después de Navalón? El Apocalipsis.
Fuente:http://www.purezayemocion.com/noticia/2367/actualidad/alfonso-navalon-grande-critico-taurino.html

jueves, agosto 20, 2015

URGE EL CAMBIO DE LA ALEVOSA PUYA ACTUAL

Comparto a los aficionados partidarios de la propuesta del Segundo Circuito Integro, (dado que el "primer circuito" es la imperante "fiesta circo" y que de INTEGRA nada tiene) la propuesta de Nueva Puya,  de nuestro buen amigo José Olid. 

Coincidimos con que se puede mantener la medida de la pirámide y lo que se debería reducir es la longitud del encordelado a 6.5 cms. El encordelado es el causante de los boquetes y la correspondiente escabechina, sumado a la forma de barrenar. Además de los arteros puyazos traseros que son moneda corriente. Los destrozos son tremendos es por ello que los toros indultados algunos mueren en la dehesa.


ALEVOSA PUYA ACTUAL
"No se trata simplemente de sustituir, eliminar, erradicar e e incluso expulsar de nuestros recuerdos sus fatídicas consecuencias, sino de que también hay que presentar una puya que, dentro de lo razonable, castigue sí, pero a la vez midiendo o, cuándo necesario fuere, deteniendo nada más.

Analicemos el artefacto, el cual en su día parecía haber caído como el maná del cielo, cuando era una cruel villanía parida por los del "oro infiel": La Pirámide oscila, según qué reglamento, entre los 26 mm. y los 29 mm. de arista cortante; lo cual visto así -la picadura de una avispa- ni para uno de tantos tentaderos de añojitas tan al uso de hoy en día -demasiados huéspedes-; más es la concepción de su encordelado -trabuco de fragmentación- con la picaresca aplicada en su aparente construcción; como es el hecho de que la Pirámidé con pasarla ligeramente de rosca al introducir su cuerpo en él del encordelado, y con unos sesenta grados y con la excusa de afirmar el cabo del cordel, sobresale del perímetro (veáse del esquema la zona de rayado); con lo que el buril entra hasta la cruceta en la sangre viva, sin posibilidad de medir, al primer contacto.

Juguetito diabólico, y tan del gusto de sus usuarios profesionales. No piensen los picadores politizados -sindicales verticalizados- que su espada de Damócles va a permanecer eternamente. La pléyade de embusteros, está siendo sustituida por la juventud, dando paso a una generación que quiere hacer bien las cosas. Desde esa confianza, hago mi oferta."



LA PUYA, MIREMOS DEBAJO DE LAS ALFOMBRAS
"Antes de mirar la forma de barrer la acera de enfrente, e incluso la casa del vecino, bien haríamos en repasar la nuestra y dedicarle algún espacio a recoger tanta basura como tenemos debajo de las alfombras.

Ésto es cosa habitual en muchas de las prácticas del Toreo - el Toreo serio se escribe con mayúscula-; y es por ello que aquí os pongo un claro ejemplo diferenciador:

Si observáis la imagen, apreciamos una puya desnuda con un espacio, correspondiente al del encordelado, con tres o cuatro centimetros más y cuyas aristas son continuación de la pirámide, ésta con algunos mm. más de lo reglamentado; su vara no suele pasar de vara y media (no redundo) y es de un grueso de unos 50 mm. es decir un garrote de maltrato, con una puya leona asida.

Su uso es frecuente -ya estamos debajo de las alfombras- en las lidias a puerta cerrada de Toros adultos por aquellos matadores que necesitan de una preparación en el campo. Más como generalmente no están interesados en preparar una lidia, sino en una faena de muleta de enésimos muletazos, sin sentido; prescinden del caballo y, bien en el cajón de curas o desde cualquier burladero, a veces ensogando al Toro se le aplican los puyazos que malditamente se consideren, generalmente buscando los blandos.

No habrá primer tercio, ni de varas sino de basura asesina encubierta; acumulación de basura para con la pérdida de respeto a la Fiesta; y cuyas consecuencias se aprecian en aquellos matadores a los que se le ve con la ilusión perdida y la vergüenza torera expulsada de sus corazones."



NUEVA PUYA, PROPUESTA...
"Me gustaría tomar como punto de partida para un axamen-discusión mi propuesta de "Nueva Puya", sobre todo si se decidiese tomar en serio un SEGUNDO CIRCUITO INTEGRO.
El tema dados los distintos éxitos con las duras de buena parte del escalafón -olvidemos las figuras-, coge actualidad omnipresente. Puede ser el momento.
Así que os invito a todos los aficionados a examinar este croquis, prácticamente a mano alzada, por si os sugiere algo."




LA NUEVA PUYA
"Hay que insistir sobre su aplicación. Pudiera estar en ella la solución para muchos de los problemas originados por la actual, y que tan fervorosamente defienden los profesionales del castoreño; aunque luego en el mano a mano o en "petit comité" razonan de muy distinta manera. Aquí la tenemos a tamaño muy aproximado al real, según dibujo original."


VISTA "AXIAL" DE ÉSTA MI/NUESTRA NUEVA PUYA

"No tengo mejor muestra de cariño y agradecimiento para con vosotros, mis amigos en el día de mi cumpleaños qué, mostraros lo que puede ser la conclusión del estudio, elevado a nivel definitivo de la "nueva puya" para ese SEGUNDO CIRCUITO INTEGRO, el cual pretendemos desde diversos frentes de opinión.

Las dimensiones presentadas a escala 1:500, aunque el nivel elemental del croquis, sea un tanto de andar por casa, sí que la idea está y queda totalmente expresada.

Os he presentado a través de Don José Cisneros mi articulo primero en Opinión y Toros (I de varios) en el que ya quedan plasmadas nuestras inquietudes; además, se incluyen las aportaciones para su regulación -lineas generales- sobre petos, caballos, formas de realizar la suerte, eliminación de la rayas, e incluyendo las pertinentes y obligadas modificaciones del Reglamento para con este SEGUNDO CIRCUITO; y todo sin presionar a ese primero que tanto gusta a comercializadores del "toreillo"."


sábado, agosto 15, 2015

PEPE LUIS VÁZQUEZ GARCÉS, A LOS 75 AÑOS DE SU ALTERNATIVA

Pepe Luis y Miura, par irrepetible

Por:  23 de mayo de 2013
Luis Arenas PL Vaz en SevillaPepe Luis Vázquez da un pase natural a un toro de Miura en la Maestranza y en la Feria de Abril. La instantánea fue tomada por el fotógrafo sevillano Luis Arenas en 1945 y recogida en la antología que realizó para la edición del libro Sevilla en fiestas (Madrid, 1948), con texto de Luis Ortiz Muñoz y dirección técnica de Antonio M. de Villarreal. 



Pepe Luis Vázquez Garcés moría en Sevilla el pasado 19 de mayo a los 91 años de edad.“La armonía, la belleza y la gloria en la historia de la tauromaquia", según define una placa conmemorativa en la plaza de Las Ventas de Madrid, ha sido su inmensa contribución al desarrollo del toreo en la versión más preciosista. Clasificado por consenso como uno de los grandes artistas de todos los tiempos, el maestro sevillano siempre expuso este protagonismo con afabilidad y gran reserva porque “torear bien es muy difícil, es una gran virtud”, como aseguró a Antonio Lorca en una de sus últimas entrevistas. 

Sus extraordinarias vivencias -profesional y humana- han sido destacadas como la aventura fabulosa de un torero inmenso y de un hombre generoso. Todo está hecho y dicho, pero en este escueto homenaje al Sócrates de San Bernardo se pretende hacer un recuerdo al personaje que amó los toros con una afición verdadera. En su sorprendente capacidad para entenderlos se descubre al excelente Pepe Luis Vázquez, al diestro que más toros de Miura estoqueó en la Maestranza, al experimentado conocedor de los comportamientos bravos quien probablemente más becerras tentó en Zahariche, la finca de la histórica divisa, y a la gran amistad que unió al maestro Pepe Luis y al ganadero Eduardo Miura como un par irrepetible en lo torero y lo humano. Esta es una evocación a través de varios testimonios para la gran figura del toreo que entendió el arte, el valor y la sabiduría para hacerlo: “Al toro hay que poderle con la cabeza”.

En Zahariche

Pepe Luis Vázquez con Eduardo Miura en la plaza de tientas de Zahariche. La imagen se incluye en el libro Pepe Luis. Meditaciones sobre una biografía, de Santiago Arauz de Robles (Espasa Calpe. Madrid, 1988. 












La familia Miura sigue fiel a sus costumbres de realizar las tientas de las reses en una plaza con forma cuadrada, tal y como lo vienen haciendo desde siempre. Aseguran que así comprueban mejor las querencias de los animales. En la sucesión de las diferentes fincas, a lo largo de más de 150 años de existencia de la ganadería, los Miura reconstruían la plaza cuadrada en la nueva propiedad. La última fue edificada en Zahariche en la década de los sesenta y quedó inaugurada por Pepe Luis Vázquez tentando a la becerra Rompeplaza.

Miura y Pepe LuisEduardo Miura Fernández y Pepe Luis Vázquez durante un tentadero de acoso y derribo. La imagen se incluye en el libro Pepe Luis. Meditaciones sobre una biografía. 












Miura ha sido siempre Sevilla, desde aquel instante primero de su fundación como ganadería de reses bravas en 1842, desde que aquel sueño de un potentado sombrerero diera inicio a la constitución del fenómeno ganadero. Se puede decir que ha sido un paseo señorial por los terrenos de tres siglos, de más de setenta años de presencia ininterrumpida por el coso del Baratillo, y cerca de doscientos años de cumplir con la cita taurina en la primavera sevillana. La tarde del último domingo de feria es la tarde taurina por excelencia en Sevilla. No importa que sea una feria para olvidar. Por los chiqueros maestrantes se esperan los toros de Miura, esos bellos ejemplares desafiantes, altivos, deslumbrantes, peligrosos, temerarios, imposibles o geniales…


Luis Arenas PL Vaz, Arruza y Mnaolete fer abril 1945Pepe Luis Vázquez, Carlos Arruza Manolete en la Feria de Abril de 1945, retratados en el patio de cuadrillas de la Maestranza por Luis Arenas, un fotógrafo imprescindible en la historia visual de Sevilla La instantánea está sacada del libro Historia de la fotografía taurina II, de Manuel Durán Blázquez y Juan Miguel Sánchez Vigil. Colección Tauromaquia. Espasa Calpe. Madrid, 1991.



El 19 de abril de 1941 la historia sevillana y torera confluyó en un punto. Pepe Luis Vázquez triunfa en la miurada que presentaba a Eduardo Miura Fernández como el nuevo eslabón generacional que recogía el testigo ganadero, ya entonces centenario, para suceder la impronta peculiar que sus propietarios han inculcado en la crianza de unos animales singulares. Daba comienzo el idilio entre dos grandes personajes unidos en la amistad por el oficio trascendente de la tauromaquia. Pepe Luis se convierte en el diestro que más corridas de Miura torea en la Maestranza, un dato importantísimo teniendo en cuenta que su carrera profesional en activo fue breve y alcanzó desde 1937, año en que se vistió de luces por vez primera, hasta 1953, además de la temporada de 1959 en la que reapareció fugazmente. 

Pepe Luis tendando
“Tentadero en Miura, en Los Castellares”. Esta es la leyenda que aparece junto a la fotografía publicada en Pepe Luis. Meditaciones sobre una biografía, de Santiago Arauz de Robles (Espasa Calpe. Madrid, 1988). Los Castellares es una finca adjunta a Zahariche entre los términos de La Campana y Lora del Río. Esta plaza desapareció en 1966 tras el reparto familiar y se reprodujo de manera idéntica en Zahariche.





“Aunque no dejé de torear hasta los 70 años. Ya en tentaderos, sobre todo en la finca de Miura”, añadía Pepe Luis a su trayectoria torera, hecho que convierte al artista máximo de la torería -el mismo que citaba de lejos con el cartucho del pescao; el mismo que hizo del toreo al natural el referente máximo de la naturalidad; el mismo que trasfiguró el dominio en arte; el mismo que ponía de puntillas a la Giralda cuando toreaba con su gracia sevillana- en un lidiador con superioridad en el conocimiento del complejo comportamiento de los miureños. Y conocer tan cerca la capacidad de los temperamentales toros de Miura es mucho conocer. Y dominar. Significa tener la máxima autoridad, circunstancia que Pepe Luis explicaba con toda sencillez: “los entendía bien”. 
La amistad que afianzaron Eduardo y Pepe Luis era superior al afecto y respeto mutuos. Se conocían desde niños. Durante los años de la guerra el todavía novillero realizaba ya tentaderos en la finca de la legendaria divisa. La cercanía entre ambos continuó toda una vida, rompiendo así la fama de circunspectos que tenían los ganaderos. Quizá se sepa mucho sobre Miura. O quizá, se sepa demasiado poco de su manera de hacer las cosas de puertas adentro. El hermetismo profesional, el carácter tímido, el desasosiego para conceder entrevistas han sido rasgos comunes en todos los propietarios. Los obstáculos para acceder y conocer de primera mano los impulsos personales que imponen en la crianza de sus toros han acrecentado el mito. Por tanto, de Pepe Luis puede decirse que fue un miembro destacado de la espiritual usanza ganadera de la saga familiar. Esta es la historia de los hechos. 

Marí Pepe luis 1945
Pepe Luis en la Maestranza durante la feria de 1945. Fotografía de Marí y reproducida en Historia de la fotografía taurina II, de Manuel Durán Blázquez y Juan Miguel Sánchez Vigil. Colección Tauromaquia. Espasa Calpe. Madrid, 1991.









































“Y luego están la metáfora, la hipérbole y todo lo que el encanto de Sevilla suscita, que contribuyen, casi tanto como la fiesta misma, a encumbrar la Feria de Abril. La incuestionable gracia sevillana, la alegría y majestad de La Maestranza, son motivo de inspiración permanente, desde las felices pinceladas retóricas hasta los latiguillos, y de este modo la feria transcurrirá, pase lo que pase -si no es tragedia-, acompañada por el incesante sonar de los cascabeles. Todos quisiéramos haber inventado aquello de “la Giralda se ponía de puntillas para ver torear a Pepeluí”, pues, efectivamente, la Giralda se asoma por los tejadillos de la plaza, recortada en el azul purísimo del cielo sevillano, y de esta especie más cosas, como lo de “los silencios de La Maestranza”. (Curro Romero, máximo protagonista de la feria sevillana, por Joaquín Vidal, publicado en El País el 20 de abril de 1979)

“El llamado Sócrates de San Bernardo por su inteligencia natural y su barrio sevillano, lidió 568 corridas de toros, fue el torero que más toros de la ganadería de Miura mató en la Maestranza sevillana, sufrió graves percances, era el decano de los toreros vivos y ya en su ancianidad continuó recibiendo premios a toda una vida dedicada al arte del toreo como uno de los máximos referente de la tauromaquia”.
(Pepe Luis: “Al toro hay que poderle con la cabeza”, por Antonio Lorca. Artículo publicado en la edición digital de El País el 20 de mayo de 2013).

Iruña Manol elAndaluz PL Maravilla GitanillodeT 1jul 1942

De izquierda a derecha, los diestros Manolete, El Andaluz, Pepe Luis Vázquez, Maravilla y Gitanillo de Triana en Bilbao el 1 de julio de 1942 y fotografiados por Iruña.
















“Don Antonio y don José decidieron ceder a su hijo y sobrino, respectivamente, la ganadería en 1940. Habría de llevar el nuevo propietario los mismos apellidos y nombre que su legendario abuelo, el de las patillas blancas, quien fuera el que levantara el hierro de las cinco letras a la máxima consideración por los públicos… a su nombre lidia por vez primera en Sevilla el 19 de abril de 1941, en un conocidísimo cartel en el que intervienen Pepe Bienvenida, Manolete y Pepe Luis Vázquez… Aquel 19 de abril  1941, en Sevilla, comenzaba la historia contemporánea de esta ganadería”.
(Miura, siglo y medio de casta (1842-1992), de José María Sotomayor. Espasa Calpe. Madrid, 1994). 

“No lo puedo remediar, maestro, pero viéndolo a usted, Pepe Luis Vázquez Garcés por la gracia de Dios, en la Maestranza, es que se me viene al pensamiento… la feria de ese cuarentaiuno en la que usted, con los toros de su más que amigo don Eduardo, cortó dos orejas a uno de ellos, y las de veces, maestro, que usted mató la de la A con esas asas que hasta da miedo verla marcadas en esos tranvías con jardinera que son esos toros de Zahariche , y ese hablar de uno para otro, don Eduardo con usted, usted con don Eduardo, que apenas si necesitan palabras para entenderse, o este gozo infinito que tiene Sevilla tan nuestra de verles todavía…”
(Desde San Bernardo venía…, título de la columna A una mano publicada en Abc el 25 de abril de 1994)

Orduña Pepe L Vazquez Mex 17 dic 1944
Pepe Luis Vázquez en México en 1944. Fotografía de Orduña.





















“Para el maestro Pepe Luis, al toro de Miura no sólo le distingue la estampa: "Es recogío de barriga, largo, con el cuello flexible. Tiene algo de látigo en la facilidad con que se revuelve. Pero, a pesar de todo, eso no es lo importante. Lo que de verdad le diferencia es su personalidad, una especie de capacidad psicológica para darse cuenta de cuándo es dueño de la situación. Cuando sale el toro bueno, es bueno de verdad, te haces con él, y como son largos, de bonita lámina y bien armados, la corrida es un lujo. Pero si te achicas, se da cuenta y entonces va por ti".
(Si se da cuenta de que le tienes miedo, estás perdido, por Alfredo Relaño, publicado en El País de 25 de mayo de 1985).  

“Pepe Luis Vázquez Garcés: De tiempo data mi amistad con la casa Miura… La línea que ha seguido Eduardo ha sido mantener el tipo característico del toro Miura, pero haciéndolo más agradable para el toreo, con bravura, con brío, pero también con nobleza. Cuando les conocí, don Antonio y don José Miura luchaban con un problema: sus toros escarbaban, se aquerenciaban enseguida a la pared, y de allí eran difíciles de sacar. Se notaba mucho el sentido, su facilidad para aprender, su astucia. .. Y en aquella casa, a la par que torear hay que tener la mente clara…”
(Miura, siglo y medio de casta (1842-1992), de José María Sotomayor. Espasa Calpe. Madrid, 1994).

“Por eso Pepe Luis, matador de tantos toros de Miura y tentador de tantas vaquillas, admira a Fermín Murillo, a José Antonio Campuzano, a Ruiz Miguel; es decir, a los que se atreven con los hijos de esas vacas que tienta en una plaza cuadrada. "Cuadrada porque ahí se ven mejor las querencias. Hay que seleccionar al toro bravo, claro, porque un miura que se aquerencia clava el rabo en tablas y empieza a mover el cuello en cuanto ve que alguien se acerca. La plaza cuadrada, con cuatro rincones, es una tentación para la vaca que quiere aquerenciarse".
(Si se da cuenta de que le tienes miedo, estás perdido, por Alfredo Relaño, publicado en El País de 25 de mayo de 1985).

“Pepe Luis Vázquez: Por lo que respecta al toro de Miura para la lidia, creo que las tiene muy especiales. Nunca se puede acobardar uno con ellos, porque se dan cuenta enseguida y se crecen. Tienen un sentido especial para aprovechar los momentos de duda. Yo he sido matador, creo, que más corridas de Miura he matado en Sevilla, porque los entendía bien”.
(Miura, siglo y medio de casta (1842-1992), de José María Sotomayor. Espasa Calpe. Madrid, 1994). 

Efe 18 mayo 1959 reaparicion
El maestro sevillano el 18 de mayo de 1959, año de su fugaz reaparición. Fotografía de EFE.









































“Pepe Luis, un clásico de la tauromaquia, nunca ha rehuido los toros de Miura. Diez años seguidos los toreó en la feria de Sevilla. Y hoy habla con respeto de Ruiz Miguel, "que cuando era un caval venía a tentar las vacas de Miura en la primavera". Recuerda que hasta los años cincuenta ningún torero que se preciase terminaba la temporada sin haber estoqueado un par de corridas de esta divisa. Porque tienen algo especial".
(Si se da cuenta de que le tienes miedo, estás perdido, por Alfredo Relaño, publicado en El País de 25 de mayo de 1985).

“No falla. Todos los años, el domingo de Feria, Pepe Luis Vázquez Garcés se llega por la Maestranza para ver los miuras… ¿Cómo han sido los miuras de esta feria? Ha habido toros, la verdad, con dificultades. Hombre, yo creo que no se puede estar mucho tiempo allí, delante de ellos, porque estos toros desarrollan mucho sentido y muy pronto. Lógico que el toreo lo intente, por todos los medios, sacarle el partido, el mayor partido posible, pero como estos toros empiezan a desarrollar sentido en un momento, pues se complican más. – O sea que poco tiempo y… -Yo digo que a los miuras, pocos muletazos, y lo que se tenga que hacer, hacérselo rápido… ¿Eran esos miuras como los de sus tiempos? – No. Aquellos eran más terciados, aunque también los caballos eran más endebles. Pero ahora y antes pasaba igual: el que sale con problemas los puede plantear…
(Pepe Luis Vázquez: “Voy todos los años a ver la de Miura, quizás por haberla toreado tanto” Por Manuel Ramírez, en ABC de 2 de mayo de 1990.)




“Jamás rehuyó los miuras. Tenía en la cabeza el secreto de la lidia que había que darles, pero en cierta ocasión le preguntaron un poco antes de hacer sus oraciones a las imágenes de mayor devoción del torero, el Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Refugio, de la Cofradía de San Bernardo: ¿Tiene usted miedo el día antes de torear miuras? El día antes no, tres meses antes.
(Miura, siglo y medio de casta (1842-1992), de José María Sotomayor. Espasa Calpe. Madrid, 1994).

“Ese algo especial no es, para Pepe Luis, el haber matado toreros: Hay otras ganaderías, sin esa fama, cuyos toros han matado más toreros. La mala suerte para Miura es que sus toros han matado a figuras, y por eso suena más. Pero también es verdad", añade, "que esos toros tienen dificultades, que entienden lo que pasa y, sobre todo, que ve si eres débil. Ésa es la clave. A mí me ha revolcado algún Miura, pero nunca he tenido una cornada grave. ¿Sabe por qué? Porque si he tenido miedo no me lo ha notado. Me he puesto cerca, he apretado los dientes".
(Si se da cuenta de que le tienes miedo, estás perdido, por Alfredo Relaño, publicado en El País de 25 de mayo de 1985).

Lara PepeL y Manolete Pamplona 1944
Pepe Luis y Manolete en Pamplona en 1944. Ambos diestros torearon en el mismo cartel en 122 ocasiones. Fotografía de Lara.























“De los toros de su amigo, sin duda es el maestro Pepe Luis quien mejor ha hablado, cuando consiguió hablar al respecto, aquel 30 de enero de 1991, en el que la Maestranza decidió festejar los cincuenta años de don Eduardo a la cabeza de su ganadería, y sus cincuenta corridas lidiadas en Sevilla: “Los toros de Miura han ganado en humanidad desde que el nuevo ganadero los selecciona. No ha traicionado el espíritu de sus antecesores, pero busca un toro más accesible para el toreo, siempre igual de espectacular, pero más noble que antes”.
(Miura, el centinelaTierras taurinas. Opus 7).


“Cada año, de las 70 reses que suele criar la ganadería en un año, se apartan cuatro o seis, las que tienen mejor ascendencia y responden mejor al acoso y derribo, para sementales. Esos añojos los tienta, como todas las vacas, Pepe Luis. "Un par de ellos o tres responden magníficamente y quedan para sementales. Los otros, no, y se convierten en chuletas". Los seleccionados sirven para mantener una ganadería especial. Transmiten esa capacidad para desarrollar sentido, para resistirse al engaño, para no dar cuartel al torero que se achica. A veces transmiten un pelaje colorao ojo de perdiz, o sardo, o salpicao, o cárdeno, y entonces ya es el colmo de Miura".