El Parte Médico en el caso de Paquirri, diagnosticaba rotura de las venas Femoral, Safena e Iliaca; en el caso de José Tomás diagnosticaba lesión de las venas Femoral, Safena e Iliaca. Lo que denota sin lugar a duda las coincidencia trágicas que se dan en el toreo y que dependiendo del espacio, tiempo y lugar en el que sucedan pueden tener consecuencias totalmente distintas.
Escribía don Joaquín Vidal Vizcarro, en su crónica de El Pais del 27 de setiembre de 1984:
"Paquirri no acababa de entrar a los aficionados. La frialdad de su toreo, frecuentemente repetitivo y monótono -aunque enmarcado en una técnica de primer orden-, le catalogaba algo distante de los diestros llamados a pasar a la historia con subrayados de oro. Sin embargo, Paquirri será un torero de leyenda. La cornada mortal le purifica de cualquier crítica y engrandece su figura, que ha ocupado un puesto de primera línea entre la torería a lo largo de dos décadas. Casi toda una época del toreo.Las largas cambiadas a porta gayola con que solía recibir a los toros, los pares de banderillas prendidos mediante alarde de sus portentosas facultades, las faenas de muleta builidoras, eran la motivación, pudiéramos decir frívola, que hacía vibrar a los públicos. Pero había en Paquirri un torero mucho más importante, que no siempre dejaba traslucir, cimentado en un sentido profundo de la lidia: un diestro dominador y poderoso.
En varias ediciones de la feria de Sevilla fue un torero arrollador. Allí hizo, frecuentemente, el toreo más puro, y allí quiso superarse incluso en las suertes de banderillas. Fue precisamente en la Maestranza y al ejecutar un par al quiebro, en abril de 1978, cuando sufrió una de las comadas más graves de su vida profesional.
Todas las plazas españolas y americanas han sido escenario de los triunfos de Paquirri, que fueron muy numerosos, pero entre sus faenas más importantes, la afición de Madrid recuerda el valor y la técnica que empleó para dominar un manso querencioso a chiqueros. Allí, como en tantas otras ocasiones, dio Paquirri la medida de su poderío y las potencialidades que atesoraba para ser una figura de época.
Entre esas potencialidades estaban un valor a toda prueba, una enorme confianza en sus facultades, una profesionalidad estricta. Quizá ellas expliquen la tragedia de Pozoblanco, tanto como avalan la gloria que ha alcanzado el torero."
Otro artículo aparecido en El Pais, el 27 de setiembre de 1984, señalaba lo siguiente:
LA TRÁGICA MUERTE DE PAQUIRRI
El torero de Barbate murió poco después de ingresar en el hospital militar de Córdoba
Un toro de Sayalero le rompió la femoral en la plaza de Pozoblanco
"Paquirri murió anoche como consecuencia de una cornada gravísima que sufrió cuando lanceaba al cuarto toro de la corrida de feria de Pozoblanco (Córdoba), celebrada ayer. Trasladado a la enfermería, el doctor Eliseo Morán le hizo una cura de urgencia y dada la extrema gravedad del torero, ordenó su traslado inmediato a la residencia de la seguridad social Princesa Sofía, de Córdoba. Los doctores Ruiz y Fumes, acompañaron al herido en la ambulancia. Ya cerca de Córdoba sufrió un paro cardíaco y decidieron ingresarlo en el hospital militar, por encontrarse más cerca. Allí falleció.
Hacia las 21.30 horas llegó Paquirri, prácticamente agonizante, al centro sanitario, donde los doctores Ruiz Villegas y Villarta, le sometieron a un intenso masaje cardiaco, en el transcurso del cual se produjo la muerte del torero. Certificaron la defunción a las 21.40 horas. El toro que hirió a Paquirri pertenecía a la ganadería de Sayalero y Bandrés; su nombre era Avispado, marcado con el número 9, y pesó 254 kilos en canal. El diestro lo recibió con verónicas mirando al tendido. Cuando lo lanceaba para llevarlo al caballo, el toro se le coló dos veces y en una tercera embestida se le avalanzó, clavándole el pitón izquierdo en el muslo derecho. Eran las 19.20 horas. La cogida fue impresionante. Relata el doctor Morán que vio penetrar profundamente el asta e, intuyendo la gravedad, corrió por el callejón a la enfermería; y que al llegar a ella, se volvió para mirar al ruedo, y aún continuaba Paquirri clavado en el pitón. El torero se desprendió después apoyándose sobre el testuz. Las cuadrillas que lo trasladaron a la enfermería pudieron apreciar que el boquete de la herida era enorme y la hemorragia, abundantísima.
Paquirri llegó conciente y animoso a la enfermería, y le dijo al cirujano: "Tranquilo, que yo he tenido muchas cogidas y sé de qué va esto. Tengo tres trayectorias
Y las describió exactamente como eran. Durante media hora le intervinieron los médicos, y decidieron trasladarlo a la residencia de la seguridad social de Córdoba. En la ambulancia, Paquirri charlaba con los doctores. Ruiz y Funes, pero unos 20 kilómetros antes de llegar a Córdoba empezó a sudar copiosamente, dijo: "Me encuentro muy mal", y sufrió un paro cardíaco, por lo que hubo que detener durante unos minutos la ambulancia. Efectuada la reanimación en el propio vehículo, reemprendieron la marcha. El torero había entrado en período preagónico. Poco después era ingresado en el hospital militar.
"En plenitud, lleno de vida"
El parte facultativo, firmado por el doctor Morán, describía así la cornada: "Herida en el tercio superior del muslo derecho, con tres trayectorias: una ascendente, de 15 centímetros de longitud; otra hacia adentro, de 8 centímetros, y otra inferior, de 4 centímetros. Rotura de vena ilíaca, safena y, femoral. Choque hemorrágico. Pronóstico muy grave".
Los parientes de Paquirri, informa Alfredo Relaño desde Córdoba, avisados desde Pozoblanco a Sevilla, se dirigieron inmediatamente a Córdoba. La esposa del torero, Isabel Pantoja, llegó al hospital militar sobre las 22.30 horas, visiblemente afectada. Para esa hora ya había una gran multitud de gente a la puerta del centro sanitario. Las escenas en el depósito fueron realmente trágicas. El padre de Paquirri sufrió un amago de ataque de histeria, e Isabel Pantoja pasó largo rato clavada de rodillas frente al cuerpo de su marido, repitiendo monótonamente: "En plenitud, lleno de vida". También se encontraban Bernardo, hermano de Isabel Pantoja; el hermano del diestro, Rafael Riverita, también matador de toros, y el popular cantante Chiquetete, primo hermano de la esposa del diestro.
Por voluntad de la propia familia del torero se aceleraron lo más posible los trámites para que el cuerpo fuese trasladado a la capital andaluza. Una vez que el juez hubo dado permiso, una ambulancia, seguida de un cortejo con los coches de los familiares, franqueba las puertas del hospital militar para tomar rumbo a Sevilla. En tomo al edificio se hallaban en ese momento no menos de 2.000 personas, en las que se mezclaron los aplausos con los llantos en una escena de fortísima emotividad".
El recuerdo de un pundonoroso y valeroso torero.
ResponderEliminarE.A.V.
La muerte de un infiel.
ResponderEliminarQEPD GRANDE PAQUIRRI
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