El Desjarrete de Acho, rinde homenaje a Andrés Vásquez, custodio del toreo puro, clásico y eterno. Paladeaba el toreo y lo hacía paladear principalmente a la afición, interpretándolo con una hondura y una cadencia que ahora ya no vemos. Tomó y confirmó alternativa en Las ventas de Madrid. Caracterizado por hacer faenas de muleta sin solución de continuidad, ligando los pases, ligando las tandas de naturales, desgranando un amplísimo repertorio, desde el ayudado por alto, cargada la suerte, al trincherazo; desde el estatuario al pase de pecho.
Sacamos del baúl de los recuerdos, crónicas de faenas antológicas en Las Ventas de Madrid, publicadas en el semanario gráfico de los toros El Ruedo, que refrendan lo anteriormente señalado. Corresponden a la corrida del 10 de agosto de 1969 y a la Corrida de La Prensa del 03 de mayo de 1970.
( I )
«BARATERO», UN TORO PARA LA HISTORIA
ANDRÉS VÁZQUEZ (3 OREJAS) VUELVE A ENCONTRAR SU CAMINO DE FIGURA DEL TOREO - 10 DE AGOSTO DE 1969
Había expectación por
ver los toros de Victorino Martin, con casta pura de Albaserrada. Porque la
Feria del Toro —en contra de lo que se anuncia por ahí— se celebra en Madrid
los meses de julio y agosto.
Los toros fueron tres
y tres en cuanto a presencia. Tres y tres en cuanto a condiciones para la
lidia. Pero hay que cantar las glorias de «Baratero», el quinto de la tarde,
que fue insuperable, y al que se le dio la vuelta al ruedo.
Gracias a «Baratero» y
a Andrés Vázquez disfrutamos de una suerte ya desconocida; la de varas. El
público lo agradeció y llevó su entusiasmo hasta el frenesí. Era justo.
Junto al éxito de
«Baratero» está el de Andrés Vázquez. Lo lanceó de capa muy bien, con verónicas
de calidad superadas en la media. Otra media soberbia en un quite, pero lo
importante es ver cómo pone en suerte al toro, lejos, muy lejos, y así va el
bravo animal cuatro veces al caballo, en la segunda puya se rompe la vara, pero
en las otras ocasiones el de tanda hace la suerte a ley y con singular
limpieza, y el entusiasmo multitudinario explota en cada arrancada de
«Baratero». Este llega muy claro a la muleta con gran nobleza, y Vázquez inicia
la faena ganando terreno al toro, yéndose para adelante con él.
Cuando ya ha agotado la faena sobre la
derecha —con pases largos y hondos— da con la izquierda cinco naturales, de los
cuales hay dos extraordinarios.
Natural a "Baratero". Imagen (Tierras Taurinas)
Un pínchazo muy bien señalado y entrando con ganas, una estocada hasta la gamuza, desprendida. Se desata el delirio dando la vuelta al ruedo a «Baratero» y las dos orejas del bravo animal a su matador, que tiene que sacar a saludar al mayoral y a los compañeros de terna.
Estocada a "Baratero" Imagen (Tierras Taurinas)
Antonio Casero ilustra la muerte de «Baratero»
Estuvo, como digo,
admirable Andrés Vázquez,
pero aún me gustó más la faena al segundo,
«Granadino», porque el toro era mucho más in
cierto, llegó a la faena muy fuerte
y con peligroso punteo, y ahí Andrés le pegó diez muletazos de castigo
—entendámonos, ¡de castigo¡— para dominarlo en absoluto y sacarle unos
pases que nadie esperaba. Unos pases hondos que en si el toro, en si, no tenia.
Al terminar con gran estocada, gana Andrés Vázquez la oreja que, para mi tuvo más
mérito de las tres cosechadas en la tarde.
Gesto
de triunfo
de Andrés Vázquez
al matar de una colosal estocada
al "Granadino" segundo toro de
la corrida.
Y así fue esta corrida
de la «Feria del Toro» de Madrid, en la que vimos uno —«Baratero» por nombre,
de Vitorino Martín— que pasará a la historia de los Toros Bravos con letras
mayúsculas fundidas en oro. DON
ANTONIO.
Fuente: Semanario gráfico de los toros El
Ruedo. 12 agosto de 1969. Año XXVI, Nº 1312.
( II )
"Historia de una corrida
de toros en que ganadero, matador, cuadrillas y público se portaron como
aficionados.
AQUELLA
TARDE DE ANDRÉS VÁZQUEZ….." CORRIDA DE LA PRENSA" 03 DE MAYO DE 1970.
CUADRILLAS. — Andrés Vázquez, con el sobresaliente,
Juan Calleja,
y las cuadrillas
antes de iniciar el paseíllo.
Las cuadrillas tuvieron gran éxito como lidiadores.
SEIS
TOROS CON HISTORIA.—El
reportaje que EL RUEDO tituló «Siete cinqueños esperan» dio la vuelta al mundo
taurino —en las dos orillas de la mar— y suscitó expectaciones y homenajes
tanto para el ganadero que los criaba y exhibía ante los aficionados en el
mirador de Galapagar, como al matador que, sin dar aparente importancia a la
seriedad de los Victorinos, había decidido encerrarse en solitario con ellos en
la plaza de Madrid como su corrida debut en la temporada. Toda una hazaña.
Pero los toros tenian una historia o
una anécdota.
Y es que el año pasado
—a raíz del doble triunfo logrado por
ganadero y
matador en la crianza y lidia del
soberbio «Baratero» — esta corrida vino a Madrid para ser lidiada
también con el concurso de Andrés Vázquez; y la autoridad, representada por don
Pedro Torres, que por deliberada coincidencia presidió el festejo del domingo
la rechazó, y no por falta de trapío —que las caras y astas del domingo no se
hacen en unos meses—sino por falta de peso.
La corrida volvió al campo serrano,
comió habas
todo el invierno y fue visitada por cuanto aficionado con afición —pues los hay
que no la tiene más que de boquilla— tuvo medio de asomarse al mirador de Galapagar.
La
corrida, pues, se lidió entre amigos a
los toros, a los que
«Palomito» (para sus íntimos, «Carlitos»).— Cárdeno y muy desarrollado da cuerna; con el pitón derecho tocado —por añeja fractura de la bellota—, mas por el lado izquierdo parecía llegar lanza en ristre. Muy justo en el peso —462 kilos—, pero ovacionado en la salida; prueba de que en el ruedo también se prefieren los atletas cuajados a los niños gordos.
Fue bien al capote de Andrés Vazquez y apretó mucho en la primera vara de Remache,
que con el puyazo provocó gran borbotón de sangre. Escarbó un poco antes de
tomar el segundo puyazo, en el que dobló con el caballo, giró para empujar
hacia fuera y lo sacó casi a los medios. En la tercera vara Andrés lo dejó
bastante abierto —quizá demasiado—, y el toro se distrae y marcha a terrenos
del 6. Andrés
repite la suerte en el 7 y el toro se arranca de largo, entre una gran ovación.
No se entrega en la vara y se sale un poco, pero dando la cara. Hay palmas
grandes para este tercio.
El toro deja ver su
sentido de toro en banderillas y desconfía al rehiletero de tanda. Es poco
Durante la faena se
mantuvo el amigo «Carlitos» reservón, observador y sabio. En el arrastre le
tocaron palmitas.
«Curiosito». — Uno de los dos toros negros de la tarde. En el
mirador de Galapagar muchos aficionados dijimos al ganadero que no nos gustaba
que en una corrida de expectación como era ésta viniera un toro bizco. Pero
Victorino Martin debía tener confianza en la reata de «Curiosito», porque le
defendió contra viento y marea. Veamos qué hizo y si justificó esa confianza.
Salió abanto pero tomó bien el capote de Andrés
Vázquez. Escarbó antes de tomar la primera vara, en la que empezó apretando
bien, para querer salirse, y al final, hacer hilo, girar y derribar, con lo que
permitió que se hiciera el quite en su auténtica acepción: salió persiguiendo a
un peón.
No se le vio bien en
la segunda vara porque se eternizaron los «monos» al levantar el caballo
derribado; se perdió un tiempo precioso antes de hacer entrar en funciones al
picador reserva y el tercio perdió unidad. Incluso estuvo a punto de arrancarse
«Curiosito» al hormigueo de «monos» que rodeaban al caballo caido
y hacer un desaguisado. Pero volvamos al toro:
Aprieta sin ganas en
el segundo encuentro y sale pronto al quite que hace el sobresaliente. Juan
Calleja. En la tercera vara sale suelto, y es entonces cuando provoca la
desbandada de monosabios que quitan el peto al caballo caído para ponerle en
pie. Escarba. En terrenos del 6 toma al relance otra vara, en cuya salida, en
un recorte, dobla las manos. Aceptó dos pares de banderillas.
En la faena no fue un
toro claro. Junto a momentos en que acudió voluntarioso, hubo otros en que se
reservó y hasta puso la marcha atrás. Fue de los menos lucidos de la corrida.
«Violetero». — Cárdeno, cornicorto y un poco «apretao». Sale
abanto y berrea un poco en
En la primera vara se arranca de largo, aprieta
bien y a poco muge, se sale y vuelve espontáneamente para la segunda sangria,
en la que tampoco se entrega, aunque mantiene el tipo.
En el tercer puyazo se
vuelve a arrancar de largo y recibe de Isidro Alvarez una vara trasera. Las
puyas cuarta y quinta fueron del mismo estilo: el toro fue colocado muy abierto,
avanzó enterándose y frenó a poca distancia del caballo y acabó por aceptar
espontáneamente los dos puyazos. Fue una suerte pictórica de interés y muy
ovacionada.
Tomó bien dos pares y medio, de los que una banderilla en el cuello le
descompuso un poco para la faena. Sin embargo, se mantuvo pronto, con buen
temple en la embestida, salvo algún punteo provocado por el importuno palo. Fue
al desolladero sin las orejas y ovacionado en el arrastre.
«Madanito».
— Toro hondo, serio, bien
puesto y tamnbién cárdeno. Sale enterándose y amagando antes de emplazarse.
Pero en seguida toma bien el capote. Dobla las manos en un recorte final.
Aprieta mucho, se
duerme en la primera vara, que no es tal, sino primer encuentro con el picador,
que le infiere cuatro puyazos en uno. En la segunda ocasion le dejan muy
abierto y no acude; se le cierra más y va pronto, para empujar en una vara
delantera, y al salir, volver a doblar las manos en el quite. Vuelve a ir a otra
puya en terrenos del 4, pero esta vez en
cite de cerca. Buena pelea.
Va bien y con
facilidad en banderl
lias. En la faena queda con embestida
poco alegre, sabe
ver torero, y al final
quiere irse de la muleta y pone la mar
cha atrás.
Tampoco ha sido de los que
más lucieron en la lidia
«Pocapena».— Negro y con nombre
idéntico al veragüeño que dio
muerte a
Manolo
Granero. Hace salida contraria. Bien puesto y con cuerna saltillera —
como casi toda la corrida —, se frena en el capote y echa la mano por delante.
En la primera vara, en
que es tomado de cerca, se deja pegar y sale al quite del
En banderillas espera.
En la faena es el que tiene más genio, más cosas de toro: se pone por delante,
se queda en los pases y busca desde el primer muletazo. Un toro con mucho que lidiar.
«Pajarero».— Cárdeno claro, el de más peso de la corrida , con
561 kilos, cara seria, bien puesto, hondo y cuajado. También el más noble y
claro de la tarde que, justamente, fue premiado con la vuelta al ruedo. El tuvo
gran parte en que la corrida terminase en punta de éxito. Fue con celeridad
a la primera vara, en la que romaneó con fuerza y entrega de toro muy bravo;
pero Raimundo Rodríguez le había cogido en un soberano puyazo y fue aquél uno
de los momentos más emocionantes de la corrida. También la segunda vara es muy
buena, aunque el toro hace signos de dolerse. Pero fue cosa pasajera, pues
acudió en forma extraordinaria a la tercera pica, que tomó con gran bravura.
Ovación al picador Raimundo Rodríguez, tras picar a "Pajarero"
El lápiz de Antonio Casero grafica el brindis de Andrés Vázquez a Raimundo
En el primer tercio,
en quites, dobló las manos tres veces y otra en banderillas, a las que fue con
gran voluntad.
Para la faena quedó
con embestida pronta, noble, templada. Un toro de impresionante presencia y
pastueño e ideal para el torero. Un toro de justa, unánimemente reclamada
vuelta al ruedo.
EL PUBLICO Y LA LIDIA.—Entre
las cosas a destacar en la corrida — a
mí es
una de las que más me impresionó – quiero referirme especialmente al orden que
en todo momento reinó en la lidia de los seis toros.
Esto es mérito
imputable —en primer lugar— a Andrés Vázquez, que asi lo organizó, pero al
mismo tiempo a los subalternos que se sintieron contagiados de afición, y si
los de a pie manejaron los capotes con discreción suma y casi siempre capearon
y corrieron los toros a una mano, los picadores no tuvieron ningún
inconveniente en tomar a los toros de largo y hacer la suerte con arreglo a las
más estéticas reglas del arte de picar.
En este sentido,
también la corrida del domingo tuvo una ejemplaridad dignificadora, depuradora
del sentido de propia estimación artística de quienes formaron las cuadrillas,
que —con el sobresaliente Juan Calleja— fueron:
Picadores: Rafael Tafalla «Remache», Antonio Tafalla, Isidro
Alvarez, Mateo Sánchez «Bocanegra», Antonio Díaz y Raimundo Rodríguez.
Banderilleros: José Carbonell, José Martínez «Moncada», Antonio
Briceño, Antonio Valle «Vallito», Julián Alvarez, Manuel Avila, Francisco M.
Balbuena, Antonio Soto «Sotito» y Mariano Gómez.
Para todos mi aplauso,
por su buena lección como toreros y aficionados.
Del mismo modo que les
dio su aplauso el publico, que estuvo también muy aficionado, haciendo honor a
la gran tradición de la plaza de Madrid. La ovación de clamor con que se acogió
la presencia de Andrés Vázquez al frente de las cuadrillas fue el refrendo del
agrado con que se había acogido su gesto. Del mismo modo, la nutrida presencia
de una formidable entrada muy cercana al lleno, dejó muchos temas para
inmediata discusión.
El público subrayó con
sus ovaciones la resurrección de la suerte de varas —es decir, la resurrección
del toro—, se emocionó con la majestuosa arrancada de los toros frente al
caballo en los planteamientos del primer tercio, y demostró estar en vías de capacitación
para comprender y aquilatar el toreo en todas sus dimensiones. Incluso la de
pasar por taquilla.
ANDRES VAZQUEZ.—He dejado para el final lo que es núcleo y nervio de
la corrida. La presencia de Andrés Vázquez, único matador en una corrida de toros
que no exageró nada al anunciarse asi.
Hacer acto de
presencia en la plaza era una hazaña. Despachar la corrida con corte de dos
orejas y salida a hombros por la puerta de los éxitos, una hazaña mayor que muy
contados toreros del momento presente podrían emular.
Andrés Vázquez —que
además era el primer día que se vestía de torero en la actual temporada— estuvo
siempre en maestro dominador, en director de lidia, en conocedor profundo de
las bellezas del toreo y las emociones que puede suscitar.
Variado con el capote
— en él escuchó varias ovaciones grandes en el saludo de los toros primero,
segundo, tercero y sexto —, dejó, sobre todo, el recuerdo de sus medias
veronicas de inconfundible acento. Cinco de estos apretados y dramáticos lances
le dio, nada menos, al tercero de la tarde.
Su sentido del quite
estuvo más cer
ca de la eficacia y funcionalidad
que del adorno; los toros no
son para capearlos mucho, sino para
dejarlos en su sitio. Por eso, aunque no faltaron las chicuelinas de adorno o las
verónicas de hondura, ni el quite por navarras al quinto, ni las revoleras y
recortes que añadian gracia, los capotazos buscaban siempre el emplazamiento
del toro para su pelea, y los lances del delantal y el garbo de las largas
apareció muchas veces.
Una pregunta: ¿ Por
qué Andrés, que era buen banderillero, dejó de banderillear hace tiempo? ¿ Por
qué no lo intentó en un par de toros?
La faena a su primero
—el sabio «Palomito»— fue de piton a piton, de aliño, para esperar que saliera
de los chiqueros major género, Y la refrendó con media estocada sin estrecharse
y cinco golpes de verduguillo. El publico le aplaudió para reiterar su
confianza.
Empezó muy bien, con ayudados por alto, su faena
al Segundo, para seguir con una serie sobre la derecha muy bien templada. Al
acabar esta serie, el toro marcha atrás y Andrés rectifica su cercanía, para
citar de lejos y conseguir dos redondos muy buenos, un molinete y una serie de
izquierda en que el natural del centro es magnífico. Dos pinchazos y una
estocada refrendaron la faena rematada con adornos.
En el tercero
consiguió Andrés uno de sus momento estelares, desde la estallante brillantez de su capote hasta la faena en que
los pases por alto y la suavidad de los redondos cedieron paso a una serie de
cinco naturales que arrancaron clamores en el tendido. Cada vez más ceñido y
enterado el toro, cada vez más valeroso el torero sigue la faena ganando en
emoción, hasta que una estocada a ley, entera y desprendida, desata la nube de
pañuelos que piden las dos orejas de “ Violetero”, que el usía concede.
Entre los pases
mejores que dió Vázquez en la tarde clasifico los cuatro ayudados por bajo con
que inició la faena al cuarto, brindado a Gregorio Marañón, aunque el estilo
reservón del toro, su venida a menos tras este tanteo inicial, dejasen la brega
en una al viejo estilo, dominadora, con
pases de tirón, para buscar mejor terreno y dar tres naturales, uno de
ellos, el tercero, y el de pecho, ovacionados. El acero queda un poco tendido y
hay dos descabellos. Palmas.
El brindis del quinto
a Serranito – que recibe una ovación clamorosa del publico – es prólogo
brillante a una faena valiente y cercana a un toro que busca y con el que el
problema es dominarle… Una estocada, exponiendo, y que produce vómito, termina
la lidia.
Ya he dicho que el
mejor toro de la tarde fue el sexto y Andrés estuvo a tono con él en todo
momento, excepto
en el final. Muy buenas verónicas cerradas con dos medias y
airoso recorte fueron preludio a un ceñido quite
por chicuelinas y unas largas
cordobesas dignas de las ovaciones que los subrayaron.
La faena, relajada ya
la tension de la tarde, encaramado Andrés en las nubes del aplauso, fue una
Hermosa pieza de arte, entera, sin solución de continuidad. El toro era muy
bueno, pero era toro, y en dos ocasiones demostró que tenía genio de tal al
achuchar poderosamente, sin que Andrés perdiese ni su cara ni un milímetro de
terreno; ahi estuvo su mérito, porque él toro acabó entregado al temple de una
faena brillante... como la espada de San Femando, pongamos como piropo que le
gustará al torero. Fue en la espada precisamente el fallo de Andrés. Pinchó una
vez y aún - ¡ recuerdo la tarde de Chicuelo¡- ligó después una serie de
naturales, varios de ellos perfectos. Otro pinchazo, media caidilla y tendida y
nuevo pinchazo fueron el final triste de una faena alegre.
Andrés, generoso con
su colaborador más que enemigo, ovacionó a «Pajarero» - que
brindó a Victorino Martín y a Raimundo, su picador- cuando a éste le daban la
vuelta al ruedo, antes de que los entusiastas se llevaran a Andrés, en su tarde
histórica, a hombros por la puerta grande.
DON ANTONIO
DON ANTONIO
PREGUNTAS DEL REPORTERO Y CRITICO VICENTE MARTINEZ ZURDO «NACHO» ANTES Y DESPUES DE LA CORRIDA.
PATIO:
ME CONSIDERO UN ROMÁNTICO. ME DARÉ
POR SATISFECHO SI LO DE HOY HA DE SERVIR PARA ENALTECER LA FIESTA.
Animación
en el patio de cuadrillas. El único matador del cartel llega con el tiempo
reglamentario. Quince minutos antes. No ha de pasar por los trámites que le
certifiquen el ignominioso estoque simulado. Andrés Vázquez su faena la hará
con la espada de verdad. Aunque la tenga que usar en seis faenas. Nada más
llegar a este vestíbulo limitado, al otro lado, por el portón de la fama le
pregunto:
- ¿ Cuál es el objetivo de este gesto?
- ¿ Cuál es el objetivo de este gesto?
- Demostrar
que mi intención en aquella corrida del Montepio no fue una baladronada. Ahora,
dos horas después veremos si hubo gesta.
- ¿Qué
es más difícil, triunfar con seis toros o el éxitos con dos?
Bueno…, lo
de hoy, referido a mi, es dar a la afición esta corrida. Y precisamente con
albaserradas, porque nadie ignora la dificultad de matar seis toros con la raza
que tíenen éstos, y es el homenaje que la afición merece y yo quiero deparar.
Hoy no persigo nada en lo económico. Intentaré por todos los medios que la afición
salga contenta.
—Hoy la presidencia
corresponde a la misma autoridad que desecho estos mismos toros el 10 de
agosto. ¿Le preocupa esta cuestión?
—¡Qué suerte! Porque
da la casualidad que ese señor presidente es el que presidió la corrida de mi
alternativa, y también las dos tardes del año pasado en las que triunfé. Así
que, consciente de su seriedad y recta justicia, ningún juez mejor me puede
corresponder. Por ello me considero hombre de suerte.
—Esta tarde, hasta que
se arrastre el sexto toro, ¿de quién estará más pendiente, aparte det toro,
naturalmente?
—Aparte del toro...,
del toro otra vez.
—Si hoy salen seis
«Barateros», ¿los desorejaría a todos?
—¡Que salgan y luego
usted lo escribe!
—Su gesto y su gesta
de hoy, ¿le sirve de algo?
—Me considero un
romántico. Me daré por satisfecho que lo que yo haga hoy sirva para enaltecer
la Fiesta nacional, esa Fiesta que es nuestra y no puede decaer. Que siga hacia
arriba y la autoridad siga siendo tan justa como lo fue en aquella otra corrida
en la que a mi justamente me echaron los toros para atrás.
VESTUARIOS:
“VALE LA PENA ESTOS GESTOS: LA PLAZA
SE HA LLENADO Y EL PUBLICO HA APRECIADO EL VALOR DEL TORERO ANTE EL TORO”
El hogar del torero
está abarrotado de amigos. Se brinda por lo que sucedió en el ruedo y por las
futuras glorias que, sin duda, están rubricadas desde hoy. Está marcado por
TVE, que se lo van a llevar a los estudios de Prado del Rey. No obstante, antes
accede a darnos su opinión personal de su «solo de toreo». De su «aria»
taurómaca. En fin que sea él mismo el que se haga la autocrítica.
Estas son sus
particulares apreciaciones vistas desde cerca. Desde muy cerca:
«Estoy satisfecho de
haber cumplido mi promesa con la afición. Me he enfrentado con una auténtica
corrida de toros y he intentado deparar a aquélla todo cuanto estuvo en mi mano
hacer, sin retroceder un solo paso. Es más, la faena realizada al sexto de la
tarde, en mi fuero interno, la considero como una de las mejores de mi vida.
Nosotros los toreros
hacemos en la arena lo que nos permiten los toros. Y a éstos, cuando son
adultos, no se les puede tratar con un
formulario prefabricado, sino dándoles
en cada momento el toreo o la lidia que el torero tiene obligación de saber.
Esta tarde, dadas las
circunstancias de cada toro he tratado de lidiar como corresponde a toros con seis años. Cuando un toro tiene edad
no se le puede confiar un pase o un lance a la casualidad.
La de este domingo ha
sido una corrida brava. Ha llegado con mucho sentido. Unos, de bravura noble,
reconocible, y otros que se pegaron mucho al caballo.
El público ha estado
justo. Siempre sabe lo que quiere. Naturalmente que me queda el resquemor de
haber dejado algo por hacer, pues el artista que piensa que lo hizo todo es un
artista muerto.
Sí, vale la pena tener
estos gestos. A las pruebas me remito: se ha llenado la plaza, lo que quiere
decir que el público aprecia el valor del torero y desea verle frente al TORO.»
De mi parte, sólo una pregunta:
—Y ahora, ¿qué?
—Sigo siendo un
romántico de esto. Me gusta horrores y soy feliz viendo disfrutar a esas masas
y a esos grandes aficionados sentados en sus localidades mientras yo me juego
la vida en el ruedo.
Pase por alto a Cordonito
Andrés Vázquez, TORERO de TODOS los tiempos.
También se puede ver : "Andrés Vázquez y Baratero "Un momento de espiritualidad"
Un maestro el toreo lo hace;con reposo,armonía,ligando los pases,sin el abuso del pico y matando como mandan los cánones.Un maestro es aquel que con pasmosa facilidad resuelve los problemas que presentan los toros.Cuando el toro es bravo,pujante,fuerte e íntegro,emociona el ver su lidia y un buen torero es el complemento de ello ante el principal protagonista de la fiesta.
ResponderEliminarLas llamadas"figuras"no hacen una gesta que despierte el interés del aficionado.Siguen dando pases a las mismas ganaderías de procedencia Domecq y por amontonar derechazos con el pico a un borrego les llaman maestros.
A los que lidian a toros con trapío y redaños,los llaman modestos.Al revés.
M.D.S.
Para El Juli, gesta es soñar con plantarle cara a un choto de Victorino en Olivenza, y al final termina despertando y cayéndose del cartel. Será que todavía tiene pesadillas con el Mondoñedo de Bogota.
EliminarUn gran torero con una trayectoria respetable con el toro auténtico en el que derrochaba valor,arte,pureza,inspiración,personalidad y capacidad de transmitir.Así se es figura y se anda en el camino de maestro.
ResponderEliminarD.C.
Así es D.C.
EliminarLas declaraciones de Andrés Vázquez, luego de haber despachado a las 6 alimañas de 6 años en promedio, lo pintan de cuerpo entero. Según la entendida crítica de la época: "La corrida se desarrolló bajo el binomio del toreo: toro-torero. Poe eso la emoción jamás decayo." ABC (Madrid) 12-08-1969. Pag.53.
Saludos.