EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

miércoles, mayo 25, 2011

La Matilla : Santuario de Sangre Brava

La finca de Matilla, solar de los Gracilianos


Habíamos apurado el segundo café y seguimos hablando de aquellos toros y de aquella ganadería, que un día triste para el Campo Charro, se llevaron Palomo Linares y sus apoderados los Lozano.
El tercero de la saga de los Gracilianos no ha querido ser ganadero de bravo, porque jamás podría tener la ganadería de sus antepasados y porque no soportaría el trasiego y las exigencias de los que ahora mandan en el toro.

Cuentan que una vez apareció por Matilla el veedor de un torero famoso. Cuando le dijo al ganadero que iba a ver los toros, éste señalándole una vereda le dijo que por ella se volvía a Salamanca. Tampoco Graciliano estaría dispuesto a esto, ni a que sus tentaderos fueran una fiesta, como él califica a los de ahora. Los suyos tendrían que ser como los que hacían su abuelo y su padre y, que pudimos ver en varias fotografías, sólo con el mayoral y el vaquero, que a la vez hacía de picador.
Al abandonar la casa al atardecer se oían los turreos de los toros,
pero era en la otra Matilla.

Algo que todavía hoy a pesar del tiempo transcurrido recuerdan todos los aficionados charros, los aficionados de toda España y toreros, empresarios, apoderados y taurinos, son los míticos toros gracilianos. Si hablara hoy de algo que tuvieran que recordar de una ganadería de las de ahora mismo todos ésos que he ‘mentao’, de ninguna de las maneras me habría olvidado de añadir un personaje que da la tabarra, que marea y que manda. Me refiero lógicamente al veedor del torero o del empresario y que no lo sumé a los primeros, porque en la Matilla de los Gracilianos este personajillo ni pisaba.
Como todavía hoy después que termina cualquiera de esas corridas sin aliciente y soporíferas que soportamos ahora y muchos de los aficionados de esas ferias, a la hora de hablar de los inválidos y descastados toros que hemos visto, me recuerdan por ser de Salamanca a los famosos gracilianos, me entró nostalgia de todo eso y quise volver a ese bendito santuario de la sangre brava que fue la Matilla de los Gracilianos.
Gracias a María Cruz, señora de Juan Fabrés y a Juan Ignacio Pérez Tabernero pude ponerme en contacto con Graciliano Pérez Tabernero Lequerica y pedirle, una vez más, que me permitiera volver a Matilla y en la mesa camilla con faldillas y una taza de café volver a hablar de toros. Todavía en el cruce de caminos con la otra Matilla puede verse en un indicador el mítico hierro de la ganadería y la dirección a la casa y a las distintas dependencias.
Una vez más, con respeto atravesé el portalón que permite la entrada a la casa donde vivieron el abuelo y el padre del actual propietario, los Gracilianos, aquellos queridos, admirados y respetados ganaderos salmantinos de bravo. En el amplio recibidor desde el que se tiene acceso al resto de la casa, todo sigue igual que hace años. Allí está disecada y colgada la cabeza del famoso Mesonero semental de la ganadería, otras de toros premiados en plazas importantes, la escultura de Benlliure inspirada en un toro de la casa, fotos de toreros antiguos y otras muchas, que plasman momentos y faenas a toros de la ganadería.
Graciliano Pérez Tabernero Lequerica no tiene ganadería brava. En la finca Matilla donde antes pastaban los bravísimos santacolomas, cría ahora caballos de pura sangre y acude a los hipódromos más que a las plazas de toros. Graciliano lleva, sin embargo, el toro en lo más íntimo y vive con nostalgia los inolvidables recuerdos de otros tiempos. La charla con Graciliano fue sincera, amena e interesante.

Extraña a todos que Graciliano no se haya dedicado a la cría de toros bravos, por eso quise saberlo y su respuesta fue clara y tajante. Graciliano Pérez Tabernero Lequerica no tiene una ganadería brava, porque tendría que ser una más de las de ahora y el toro actual, ni le gusta y mucho menos le convence. Tiene yeguas de pura raza inglesa y se dedica a la cría de caballos. Cuando le pregunto que si le gustaría tener hoy la ganadería que tuvieron su abuelo y su padre, me contesta que siendo igual le encantaría y que daría todo por que así fuera. Sin embargo, es consciente que tal y como están ahora las cosas, sería complicado porque se lidia un tipo de toro muy distinto.

Graci, como le llaman los más íntimos me dice que si hubiera sido ganadero se habría comportado como su abuelo y como su padre, porque cuando se aprende una cosa de pequeño, nunca puedes cambiar ni la idea ni la forma de ver un toro bravo. Tanto su abuelo como su padre tenían la idea de un toro noble, pero bravísimo y nunca la de un toro light, como actualmente se lidia y se estila.
Graciliano está convencido que el rigor y la escrupulosidad que eran las máximas de sus antepasados, siguen siendo la base esencial en la selección de la ganadería. Las vacas en el tentadero tienen que ser auténticamente bravas y tienen que elegirse adecuadamente. Hay que medirlas perfectamente en el caballo y tienen que seguir demostrando su auténtica bravura en el resto de la tienta.

Para Graciliano la ganadería se mantiene con sementales seleccionados con un criterio y un rigor especiales, con mucho tiempo, con reatas de vacas muy probadas, con familias que hayan superado las exigencias en los tentaderos y nunca con las que tuvieron un gran final con el torero, olvidando sus reacciones con el caballo y otros muchos comportamientos a tener en cuenta. También es esencial que tengan un torero delante que sepa hacer bien las cosas, sin permitir, como se hace ahora, que cualquiera le haga tres mil cositas que ni son adecuadas y que ni mucho menos sirven para nada.
Si los Gracilianos elegían sus corridas y las mandaban a las distintas plazas, eso hoy sería imposible nos dice Graciliano, porque todo ha cambiado y ahora el poder tanto de toreros, empresarios y apoderados, es muy superior a la palabra de los señores ganaderos de antaño. El ganadero de antes tenía mando y decidía y ahora hay una serie de personajes alrededor del toro, que ordenan y mandan mucho más que el ganadero dentro de su propia casa.

Para Graciliano Pérez Tabernero Lequerica, que vive en la casa solera de Matilla rodeado de premios y de recuerdos, su mayor nostalgia es recordar un tipo de toro que ya no existe. Las ganaderías que siguen en la procedencia de los gracilianos se han ido adaptando a un tipo de toro más grande, el que se exige hoy. Para Graciliano el toro de su encaste debería tener los cabos muy finos y poco peso. Un toro así y típico de esta ganadería llenaba la plaza, daba espectáculo y tenía mucha movilidad. Ahora se exigen toros por encima de los quinientos kilos y la caja de este toro no los admitiría en ningún caso.
Como es lógico hablamos de los ganaderos de ahora mismo y Graciliano sinceramente piensa que la mayoría de ellos no tienen definida su personalidad, porque lo que hacen realmente es seguir la pauta que les están marcando otros sectores del mundo del toro. Para Graciliano los ganaderos hoy no marcan su propia personalidad y hay muy pocos que desarrollen una idea particular y propia de lo que realmente quieren.

Con todo lo dicho se me ocurre aconsejarle a Graciliano que debería tener una ganadería como la que tuvieron su abuelo y su padre. Sonriente me contesta que le encantaría, pero que eso es imposible, como también lo sería poder encontrar a unos cuantos toreros de los de ahora, que estuvieran dispuestos a ponerse delante de toros como aquéllos.

Fuente: Los apuntes de David Montero. La Glorieta Digital.

3 comentarios:

  1. Una pena enorme pero que verdad,no hay toreros para toros bravos,los hay para lo que vemos hoy.Cuánto de cierto en la frase:
    Los ganaderos actuales son los parientes pobres de una casa rica.El galafate Fenicio, se lleva los cuartos de los toreros que empiezan y los del momento y los ganaderos le bailan el agua.
    Pide firmas, para dizque salvar la fiesta.

    C.D.M.

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  2. Bien por el artículo.
    Es la mejor manera de hacer conocer a los nuevos aficionados lo que fueron los Gracilianos y el porque hoy ya no se ven-ni lo más parecido- en los ruedos.

    M.D.M.

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  3. Hoy sólo se vé toreros de ferias, y no figuras del toreo.

    El Calesero

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