A continuación transcribimos un artículo aparecido en el Boletín "La Voz de la Afición", órgano de expresión de la Asociación el Toro de Madrid, en el cual se resumen los principales problemas que aquejan a la fiesta de los toros, que la están convirtiendo en un espectáculo carente de todo interés, en el que los únicos que pierden son los AFICIONADOS y EL TORO.
Artículo que suscribimos completamente, por ser de aplicación a la realidad peruana, y que ojalá sirva para que algunos despistados peruanos recapaciten y entiendan la gravedad del problema.
Los
graves problemas actuales de la fiesta
Recientemente
desde un importante medio de comunicación se solicitó a nuestra Asociación una
visión general del estado actual de las corridas de toros y se nos hicieron una
serie de preguntas sobre los gravísimos problemas que tiene la fiesta actual.
Nuestra vicepresidenta elaboró un Decálogo de los mismos, que son los que la
están llevando poco a poco a su muerte y posiblemente a su desaparición en un
futuro no muy lejano y que se describen a continuación:
1o) La pérdida de casta, fuerza y bravura de los
toros; es el principal mal de la fiesta
y origen de la mayoría de los problemas: no hay emoción en el ruedo, se ha
perdido el sentido de la lidia, los ganaderos crían ejemplares no buscando la
bravura y la conservación de la casta sino el animal dócil, suave, sin
peligro, que resista faenas largas y no causen ningún problema al torero.
2o) En consecuencia, la eliminación comercial y de los circuitos taurinos
de ganaderías y encastes de los llamados “duros”, con la consiguiente
pérdida de variedad de toros y el dominio del “monoencaste” comercial derivado
la mayoría de la sangre Domecq. Así la fiesta pierde riqueza y variedad
ganadera y sobre todo un patrimonio cultural tan importante como es el verdadero toro de lidia, razón ésta fundamental si queremos defender la
legitimidad ecológica de la fiesta.
3o) La crisis total de la suerte de varas; prácticamente no se ejecuta, se hace mal, privando al aficionado de una de las suertes más esenciales de la lidia, con el beneplácito de toreros y pre- sidentes. Sobre todo, los toros que torean las figuras son incapaces de aguantar un mínimo de dos puyazos en regla, simulando así la suerte. Y lo malo es que esta práctica se va extendiendo al resto del escalafón y en la mayoría de plazas.
4o) En esta situación, sin la presencia en plena integridad y bravura de su verdadero protagonista, el toro, la fiesta ha llegado a ser un simulacro de lo que debe ser: los toreros no saben lidiar, solo dar pases a animalitos descastados, eso sí, componiendo la figura pero sin dominio y sin aplicar las auténticas reglas del toreo. El destoreo moderno superficial y sin hondura llena las plazas, mientras las faenas se hacen largas y tediosas, simulando el toreo de verdad.
5o) La ignorancia de la mayoría del público que va a la plaza, triunfalista y aplaudidor, que se deja llevar por el poder mediático de los toreros pero no saben valorar sus méritos y esto nos lleva a un triunfalismo orejil que está desprestigiando a la fiesta, apoyado por presidentes benévolos. Vale todo, cualquier cosa, faenas aburridas y ventajistas, bajonazos a la hora de matar... para dar la oreja.
6o) La falta de respeto y desprecio del taurinismo a los aficionados; no se escuchan sus exigencias a las que tildan de catastrofistas, cuando son los pocos que de verdad creen que la fiesta necesita una regeneración que pase por su vuelta a los valores de seriedad, emoción de respeto al toro y a las reglas esenciales del toreo.
7o) La politización y manipulación de la fiesta; por supuesto se ha hecho en Cataluña, pero también en otras Comunidades utilizando la fiesta como elemento nacionalista de signo contra- rio. Las corridas de toros deben defenderse solas, ganándose el respeto de la sociedad y son los estamentos taurinos los más responsables ante esta crisis; han matado a la “gallina de los huevos de oro” en momentos de euforia, cargándose el prestigio y por lo tanto el interés de los jóvenes por acercarse a ella y alejando a los viejos aficionados.
8o) El vacío de las plazas, no sólo por la crisis económica sino también por el rechazo a un espectáculo que se ha ido vaciando de emoción y ha caído en la monotonía más aburrida. En cambio espectáculos de encierros y recortes, mucho más emocionantes, están en auge.
9o) El alejamiento de la fiesta del mundo de la cultura española, distanciándose de intelectuales y artistas, salvo muy contadas excepciones. No creemos que su integración oficial en el Ministerio de Educación y Cultura salve este divorcio, muy preocupante y de consecuencias nefastas, tanto culturales como taurinas.
10o) Salvo muy pocos, los críticos taurinos adolecen de servilismo hacia toreros y empresarios, sin hacer una profunda crítica y verdadera pedagogía de la fiesta de verdad sino, más bien, obe- decer a sus propios intereses económicos.
3o) La crisis total de la suerte de varas; prácticamente no se ejecuta, se hace mal, privando al aficionado de una de las suertes más esenciales de la lidia, con el beneplácito de toreros y pre- sidentes. Sobre todo, los toros que torean las figuras son incapaces de aguantar un mínimo de dos puyazos en regla, simulando así la suerte. Y lo malo es que esta práctica se va extendiendo al resto del escalafón y en la mayoría de plazas.
4o) En esta situación, sin la presencia en plena integridad y bravura de su verdadero protagonista, el toro, la fiesta ha llegado a ser un simulacro de lo que debe ser: los toreros no saben lidiar, solo dar pases a animalitos descastados, eso sí, componiendo la figura pero sin dominio y sin aplicar las auténticas reglas del toreo. El destoreo moderno superficial y sin hondura llena las plazas, mientras las faenas se hacen largas y tediosas, simulando el toreo de verdad.
5o) La ignorancia de la mayoría del público que va a la plaza, triunfalista y aplaudidor, que se deja llevar por el poder mediático de los toreros pero no saben valorar sus méritos y esto nos lleva a un triunfalismo orejil que está desprestigiando a la fiesta, apoyado por presidentes benévolos. Vale todo, cualquier cosa, faenas aburridas y ventajistas, bajonazos a la hora de matar... para dar la oreja.
6o) La falta de respeto y desprecio del taurinismo a los aficionados; no se escuchan sus exigencias a las que tildan de catastrofistas, cuando son los pocos que de verdad creen que la fiesta necesita una regeneración que pase por su vuelta a los valores de seriedad, emoción de respeto al toro y a las reglas esenciales del toreo.
7o) La politización y manipulación de la fiesta; por supuesto se ha hecho en Cataluña, pero también en otras Comunidades utilizando la fiesta como elemento nacionalista de signo contra- rio. Las corridas de toros deben defenderse solas, ganándose el respeto de la sociedad y son los estamentos taurinos los más responsables ante esta crisis; han matado a la “gallina de los huevos de oro” en momentos de euforia, cargándose el prestigio y por lo tanto el interés de los jóvenes por acercarse a ella y alejando a los viejos aficionados.
8o) El vacío de las plazas, no sólo por la crisis económica sino también por el rechazo a un espectáculo que se ha ido vaciando de emoción y ha caído en la monotonía más aburrida. En cambio espectáculos de encierros y recortes, mucho más emocionantes, están en auge.
9o) El alejamiento de la fiesta del mundo de la cultura española, distanciándose de intelectuales y artistas, salvo muy contadas excepciones. No creemos que su integración oficial en el Ministerio de Educación y Cultura salve este divorcio, muy preocupante y de consecuencias nefastas, tanto culturales como taurinas.
10o) Salvo muy pocos, los críticos taurinos adolecen de servilismo hacia toreros y empresarios, sin hacer una profunda crítica y verdadera pedagogía de la fiesta de verdad sino, más bien, obe- decer a sus propios intereses económicos.
Dentro de nuestra modestia y con
nuestros limitados medios, los miembros de esta Asociación seguiremos luchando
hasta la extenuación contra estos males y sus causantes, con protestas o lo
que sea. Es lo único que nos queda, la insumisión. No podemos resignarnos a la
“muerte dulce” de la emoción en las corridas de toros, algo que algunos de los
que viven de esto o lo manejan a su antojo quieren imponernos a los aficionados
que pagamos.
Asociación El Toro de
Madrid.
Fuente: La Voz de la Afición. Boletín de la Asociación El Toro de Madrid. Nº 40, mayo de 2012.
Fuente: La Voz de la Afición. Boletín de la Asociación El Toro de Madrid. Nº 40, mayo de 2012.
La evolución del toro permite la estética en el toreo hoy,pero se ha perdido el riesgo y las dificultades que presentaba el toro auténtico,ese que produce emoción y asombro de ver su lidia.
ResponderEliminarE.A.V.